Nunca he visto tu cara, tu pelo desordenado y sucio no lo permiten.
Te veo sentada en la losa de calle Estado y me das pena...
Tus manos enrojecidas por el frío de la mañana.
Y te veo perdida en el tiempo, como si tus ojos ya no quisieran mirar el tiempo, sólo rasgos de dolor y tristeza en tu piel semi desnuda resaltan los años de calle, frío y sol...
Pasa el mundo a tus pies mientras miras en silencio, como congelada
y la mirada perdida en el suelo de calle Estado; te mimetizas con el piso junto a tu perro fiel compañero de abrigo, quien te mira con compasión en tus noches, noches de triste frío en este invierno congelante de Santiago.