Puerto Rico. El Viejo San Juan

El Viejo San Juan, concebido originariamente  como un baluarte militar, recibió la visita de Cristóbal Colón  en su segundo viaje a las  Américas, en 1.492. Cuando Naciones Unidas declaró Patrimonio de la Humanidad al Taj Mahal, simultáneamente designó a seis monumentos con al misma categoría en este ciudad.

Sus siete bloques han evolucionado en un distrito comercial y residencial encantador y en ellos se encuentran más de 400 edificios coloniales de los siglos XVI y XVII, perfecta y cuidadosamente restaurados. Sus calles estrechas están pavimentadas con adoquines, piedras traídas en barcos españoles donde eran utilizadas como contrapeso. El tiempo y la humedad les han dado su característico color azul.

Y la ciudad hay que recorrerla andando para disfrutar este pedazo del viejo mundo. Un día completo dedicamos a caminar por sus calles, teniendo como punto de inicio  la Plaza de Colón, que pasó a denominarse así en 1893 para honrar al descubridor español con motivo del Cuarto Centenario de su descubrimiento de Puerto Rico. Las placas de bronce en el pedestal de la estatua evidencian distintos episodios en la vida del explorador.

Cinco plazas principales hay en el caso antiguo. La de Armas es la más importante y céntrica, que antaño se utilizó como lugar de adiestramiento de las tropas. La de San José  es un lugar de encuentro de lugareños de todas las edades. En su centro, se encuentra la estatua de Ponce de León, fundida con el acero de los cañones ingleses capturados durante el ataque de Sir Ralph Abercromby en 1797. El dedo de Ponce de León apunta hacia Caparra, el asentamiento original fundado por éste en 1508. La plaza está rodeada de edificios de interés como la Iglesia San José, que lleva doce años en reparación al fallarle su cimentación. Fué construida en 1532 por los monjes dominicos como iglesia de su monasterio. Es la segunda iglesia más antigua del hemisferio occidental y es un ejemplo excelente de la arquitectura gótica española del siglo XVI. Juan Ponce de León estuvo enterrado en la Iglesia San José durante 300 años, hasta que sus restos fueron movidos a la Catedral en 1913.

Cerca está  la plaza Quinto Centenario. En nuestro recorrido por las calles del casco antiguo, mientras pisamos su adoquinado azul, al llegar a un punto de la calle San Justo tendremos la única oportunidad de poder ver al tiempo la bahía y el Atlántico.

La religiosidad del Viejo San Juan lo evidencian las 21 capillas o centros religiosos que atesora la urbe. La Catedral de San Juan fue construida durante la década de los 1520, sustituyendo a una iglesia de madera en su lugar. Fue destruida por un huracán en 1529, reconstruida en 1540; saqueada en 1598 y dañada por otro huracán en 1615. Es un ejemplo auténtico y raro de arquitectura medieval en el nuevo mundo. Contiene la tumba en mármol del primer gobernador de la Isla, Juan Ponce de León.

Casi todos los turistas empiezan la visita al Viejo San Juan por el Morro o el Castillo de San Felipe del Morro, la fortificación más grande de todo el Caribe. Es una fortaleza militar de seis niveles que se comenzó a construir en 1540 y se completó en 1589.  Este fuerte imponente, cayó sólo una vez; en 1598, durante un asalto por tierra  ejecutado por el Conde de Cumberland. Es un laberinto de túneles, celdas, barracas, rampas y sitios de observación. Está dotado de “garitas” donde se ubicaban los observadores y desde las cuales se  aprecian unas vistas únicas de la bahía. Estas garitas se han convertido en el símbolo turístico de la isla.

El Castillo de San Cristóbal complementaba las defensas de la ciudad y es una obra maestra de diseño estratégico. Construido en 1634, era considerado el Gibraltar de las Indias y es una de las defensas más grandes edificadas en las Américas y la más grande realizada por los españoles en el Nuevo Mundo. Llama la atención su diseño modular, que confundía a los enemigos, al estar formado por cinco unidades completamente independientes y autosuficientes, conectadas por túneles. La ciudad llegó a tener siete kilómetros de muralla para protegerse de los ataques marinos.

Otra edificación defensiva es el Fuerte San Jerónimo fue construido en el lado opuesto de la Ciudad. Está localizado detrás del Hotel Caribe Hilton

Toda la ciudad es de admirar arquitectónicamente, pero, hay edificios señeros como, por ejemplo, la Casa Alcaldía o Casa Capitular, que atesora una rica historia y que se construyó con la intención de que su fachada fuera una réplica exacta de la de Madrid.  Merece destacarse la inscripción en latín que se encuentra en el escudo localizado sobre la entrada principal, frente a la Plaza de Armas: “Ame la luz de la justicia quien esté al servicio del pueblo”.

 La Fortaleza, también conocida como el Palacio Santa Catalina, fue erigida a manera de fuerte por el Emperador Carlos V, como defensa contra los ataques de los Indios Caribe. El Cuartel de Ballajá  es otra destaca edificación. Fue concebido como lugar de alojamiento del personal militar. Podía llegar a acomodar a mil personas y sirvió de hogar a los soldados españoles y sus familias. Actualmente ocupa al Museo de las Américas.

El Capitolio fue edificado en la década del 1920 para radicar las oficinas de los senadores y representantes y se divisa desde distintos puntos de la ciudad. El Casino de Puerto Rico, construido justo antes de la Primera Guerra Mundial, exhibe una fachada en el estilo de las mansiones francesas propias de la era de Luis XVI. Tienen una cúpula de cobre y  un gran salón  que es  utilizado actualmente para actividades oficiales del gobierno de Puerto Rico.

Teatros, museos y parques completan la trama urbana de esta entrañable ciudad, que, junto con sus playas, la convierte en un destino turístico de primer orden.