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Es Camaleño un municipio de Cantabria cargado de historia y de bellezas naturales

Camaleño, tocando el cielo

Por A. del Saja - (Miembro de FEPET)

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Camaleño, tocando el cielo

Sus algo más de mil habitantes se reparten en 33 núcleos, de los que solamente cuatro sobrepasan el centenar de habitantes. Este territorio lebaniego de 161 kilómetros cuadrados, tiene espacios privilegiados de los Picos de Europa, como Fuente Dé, los puertos de Áliva y picos excepcionales como Peña Vieja (2.613 metros), San Carlos (2.390 m.), Peña Remoña (2.297 m.) y Coriscao (2.234 m.).

Camaleño, tocando el cielo
Camaleño, tocando el cielo

Fuente Dé y el Monasterio de Santo Toribio de Liébana son, sin duda, sus mayores referencias turísticas. El  teleférico  salva un desnivel de 750 metros, situando al viajero en la cota de 1.850 metros de altitud. Desde la estación superior, el visitante disfruta de una mejor  panorámica de inmensa belleza y quedará sobrecogido por el poderío de estas montañas únicas.  La estación superior dispone de una confortable cafetería y restaurante y un espectacular mirador desde el que se aprecia en toda su dimensión la grandiosidad de la naturaleza de Cantabria. Cuenta, también, con un pequeño centro de interpretación con paneles y proyecciones audiovisuales. Uno, al poco de salir de la estación le parecerá que está tocando el cielo. Desde aquí, los amantes de la montaña pueden hacer extraordinarias marchas a Cabaña Verónica,  a las cimas que se reparten por los picos u optar por hacer un trayecto de poco más de 10 kilómetros para bajar a Espinama pasando junto al chalet del Rey, el hotel de Aliva y los puertos del mismo nombre, donde se encuentra la ermita de la Virgen de la Salud, que tanto adoran los habitantes del valle.

Para disfrutar de una espléndida naturaleza no hay que esforzarse. Allá donde miremos nos impresionarán sus paisajes, plagados de pueblecitos de especial encanto, como, por ejemplo, Lon, Brez, Tanarrio, Pembes, Mogrovejo o Pido.

El Monasterio de Santo Toribio de Liébana es un referente de la cristiandad y lugar de peregrinación, ya que en el se venera el mayor trozo de la cruz en la que murió Cristo.. En él vivió y murió Beato de Liébana, famosos por sus comentarios del Apocalipsis, obra ilustrada con miniaturas, que llaman la atención por su colorido y expresividad. Del templo, la iglesia es lo más importante, dado que el monasterio ha sido totalmente reformado. Existió una primera fábrica prerrománica y otra románica. La actual es gótica, con varias remodelaciones. En la nave del evangelio se encuentra la talla de madera policromada gótica de Santo Toribio. La capilla donde se encuentra el Lignum Crucis es de estilo barroco.

Los  Santos se celebran con cuando la festividad del patrón el 16 de abril, cae en domingo. Miles de peregrinos y devotos cruzan la Puerta del Perdón para ganarse el  jubileo. El privilegio fue concedido por el papa Julio II en el 1512. De esta manera el Año Santo lebaniego los mismos privilegios para la cristiandad que los de Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.

En el primitivo monasterio de San Martín se guardó el trozo de la cruz de Cristo y los restos de Sato Toribio que, según la tradición, fue quien le trajo de Palestina.

En torno al monasterio de Santo Toribio se levantaron pequeños oratorios y varias iglesias más humildes, perviviendo aún unas pocas ermitas, como la de Santa Catalina, más en alto que el monasterio, con vista a los Picos de Europa, de finales del XII;  la capilla de San Miguel, mirando a Turieno, a la que se accede actualmente siguiendo la carretera que sube a Santo Toribio. También queda el ábside de otra pequeña iglesia del XIII y San Juan de la Casería, otra capilla, antigua ermita de San Juan. 
Más importante es la Cueva Santa, a media ladera del monte  Viorna, donde la tradición cuenta que se retiró Santo Toribio. Es semirrupestre, la única que queda en Liébana de estas características junto con la de Cambarco. Tiene dos plantas, con acceso a través de una puerta de medio punto

Arquitectura civil es reseñable tenemos en  Mogrovejo su torre medieval, con casona adosada. Hay casonas de interés en Cosgaya, Espinama y Turieno. Destaca como elemento especial el hórreo, que peude verse en los pueblos de Espinama, Las Ilces y Pido. Su construcción es de tejado a cuatro aguas, semejante al asturiano. El municipio, antaño, destacó por la fabricación de aperos de labranza y caros que se vendían en Castilla. En Espinama hubo un batán, en el que se fabricaban  sayales.

La ganadería es, junto con el turismo, su principal sustento. Sus ganados suben en verano a pastar a los puertos de Aliva, La fabricación de queso es otra de sus actividades, productos que salen al mercado bajo la denominación Quesucos de Liébana. Atención, a su vez, a los de Pido. ¿Y qué decir de los orujos, que se destilan de forma artesanal en alquitaras de cobre, al igual que en otros puntos de la comarca de Liébana? Pues que gozan de justa fama por su calidad. Y aquí tenemos que recordar al fallecido orujero Mariano Coterón, uno de los que más lucho por la promoción de estos productos. Su familia continúa con la explotación en Argüébanes. Viñedos se dejan ver por el valle.

El valle es recorrido por numerosos visitantes, como, ya hemos dicho, acuden, fundamentalmente, atraídos por el Monasterio de Santo Toribio y el teleférico de Fuente Dé. Ello ha hecho que surjan destacados alojamientos rurales. Del Oso, Cosgaya, Casa Máximo, el Rebeco y el Parador de Fuente De, son algunos de ellos.

Su gastronomía está ligada al cocido lebaniego, a los quesos y al orujo. Sus carnes y embutidos son muy apreciados.,

TRADICION

El antiguo Valle de Baró atesora una rica historia. Según la crónica de Alfonso III, en el término de  Cosgaya, en el lugar de Los Llanos, sucumbieron los árabes supervivientes de la batalla de Covadonga al ser arrastrados por un alud de piedras.

Fue, también, en este valle, donde murió el segundo rey astur Fávila, desgarrado por un oso.

Los valores naturales de Camaleño justifican su inclusión en el Parque Nacional de Picos de Europa, en la Reserva Regional de Caza de Saja y en el Plan de Recuperación del Oso Pardo. De espectacular belleza es el circo de Fuente Dé. En las laderas de este territorio lebaniego compite una gran variedad de especies arbóreas. Por su extensión y calidad hay que hacer referencia al hayedo de Salvorón, en los que habitan especies amenazadas como el oso, el urogallo o la nutria. Hay abundancia de jabalíes, pieza venatoria que se caza en montería, preferentemente por los cazadores locales. En Espinama está domiciliada la cuadrilla de jabalineros número 52, que dirige  José María Sebrango.

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