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Nayarit, la otra Riviera mexicana

Nayarit, la otra Riviera mexicana

Fuente: www.ablturismo.comAnnemarie Balde Loosli

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Muchos rincones de la Riviera Maya como Cancún y Playa del Carmen están llenos de resorts y turistas. Mientras tanto en la costa del Pacífico mexicano, en la Riviera Nayarit, ocurre todo lo contrario. Buena comida, playas vírgenes y un hotel de lujo de Bill Gates son parte de sus atractivos.

Nayarit, la otra Riviera mexicana
Nayarit, la otra Riviera mexicana

Son un poco más de 300 kilómetros los que conforman la franja costera conocida como Riviera Nayarit. Desde Nuevo Vallarta, distante a sólo 11 km de Puerto Vallarta, hasta el emblemático Puerto de San Blas al sur. Una ruta playera que ha existido desde siempre, pero que sólo a partir de la década de los 60, gracias a la fortuita popularidad que le dio la visita de Elizabeth Taylor y el posterior rodaje de la mítica cinta La noche de la iguana, viene adquiriendo cada vez más notoriedad. Tan conocido se está haciendo este corredor que desde 2008 se le apodó como “Riviera”, en respuesta a una ambiciosa estrategia de marketing que pretendía, y aún pretende, potenciar a este sector del Pacífico que pasaba casi desapercibido para el turista internacional.

Rincón destinado a ricos y famosos

Hoy, basta con recorrer los primeros pueblos aledaños a las hermanas “Vallartas” para satisfacer cualquier capricho. Desde los más elementales hasta los más sofisticados, todos tienen cabida. Como una exquisita gastronomía local, un montón de playas vírgenes frecuentadas tanto por mexicanos como estadounidenses, una impresionante fauna marina e, incluso, uno de los hoteles de lujo más importantes de América Latina (recién adquirido por Bill Gates), son parte del panorama que ofrecen los balnearios de la franja costera del estado de Nayarit.

Punta Mita es el único rincón destinado a ricos y famosos. Beyoncé, Lady Gaga y Justin Bieber ya disfrutaron de sus encantos. La localidad se ubica a 46 km de Puerto Vallarta y se instaló -como su nombre pone en evidencia- en la punta de la península, al extremo norte de la bahía de Banderas, que es la más grande de México. Una envidiable tranquilidad, exuberante vegetación compuesta principalmente por palmeras y un mar de color verdoso que la hizo ganar el apodo de “Mar de Jade” son algunos de los motivos por los cuales llega una gran cantidad de recién casados a pasar su luna de miel.

Las pequeñas “Galápagos de México”

El resto de los turistas, en un porcentaje no menor, llegan hasta ella gracias a que es el punto de partida para descubrir las islas Marietas, también conocidas como las pequeñas “Galápagos de México”. Se trata de un archipiélago compuesto por dos islas e islotes que saltaron a la fama gracias a las recomendaciones del legendario navegante Jacques Cousteau, quien enseñaba al mundo la impresionante diversidad de aves y fauna marina que se conservan bajo sus costas. Cualidades que llevaron a la Unesco, en 2008, a declararlas Reserva de la Biosfera.

Los tours que recorren las islas duran todo el día y en el trayecto mar adentro puede que se encuentre con sus principales residentes: delfines y ballenas jorobadas. Pero la misión del paseo es otra y se llama pájaro bobo, un ave que tiene sus patas teñidas completamente de calipso y la cual también habita en las Galápagos originales (una de las primeras semejanzas entre estos archipiélagos). Luego de avistar su fauna, las embarcaciones lanzan sus anclas para que los Dj a bordo pongan play a los hits del momento mientras, poco a poco, comienzan a descender los kayaks, paddle board y decenas de turistas con snorkel, quienes de un momento a otro desaparecen sin dejar ningún rastro.

Playa Escondida

El destino de estos deportistas acuáticos se llama playa Escondida, la que sólo es posible descubrir nadando a través de una cueva de piedra volcánica. Tanto desde afuera como en su interior uno puede apreciar su particular forma, que es imposible que no lo deje a uno con la boca abierta. Aunque suene extraño, la mejor analogía posible para este hueco gigante en la piedra es un platillo volador o una gran súper rosquilla, debido a su perfecta forma circular.

Más tarde, los paseos continúan hacia la isla Larga, también conocida como la isla del Muerto por su forma de esqueleto que reposa sobre el mar. Asociación que no debe extrañarnos si recordamos que la muerte es uno de los símbolos más vistosos de la cultura mexicana.

Punta Mita 

Mientras que en Punta Mita el propio presidente mexicano aterriza de tiempo en tiempo para jugar golf y apostar con sus amigos (según cuenta el actual director de uno de los hoteles de lujo del balneario y quien perdiera un partido a manos del mismísimo Enrique Peña Nieto), en la playa de Sayulita son los surfistas los que llegan en patota para desafiar sus olas. Aunque no sólo la visitan por su imponente mar, también por el ambiente que ofrece su tranquila comunidad pesquera, epicentro de todo tipo de artistas y de activistas ecológicos.

Por eso, gracias a su aire distendido y sobre todo paradisíaco, hasta ella suelen llegar turistas y extranjeros que, por cierto, acostumbran a llevar una cerveza Corona con pizcas de limón bien helada en la mano. Pero muchos de sus visitantes simplemente no pudieron despedirse y se quedaron aquí para siempre, con el pretexto de disfrutar sus playas y escribir su historia en el rústico pueblo de Sayulita. Algunos imparten clases de surf, otros se instalaron con cafeterías, atelieres, tiendas de ropa o restaurantes.

La reservada Riviera Nayarit

Y si ya disfrutó de sus encantos naturales, la mejor alternativa para apreciar la inmensidad de la belleza de este rincón es subir hasta las colinas que bordean la costas. Un paseo que permite, además, internarse en la exuberante selva tropical de la zona donde el huanacaxtle es el árbol que se roba todas las miradas. Si el día no está para caminar, entonces no lo piense dos veces y tome un tour a caballo, sin duda la mejor alternativa para quienes buscan pasear en medio de la naturaleza acompañados de toda su familia.

Por eso, si prefiere el turismo tranquilo y alejado de bulliciosas aglomeraciones y grandes hoteles, entonces es el momento de recorrer la reservada Riviera Nayarit. Es ahora o nunca, pues puede que dentro de poco todo cambie para siempre y que alguno de sus balnearios, como Punta Mita por ejemplo, se convierta en otro Cancún cuya naturaleza sigue siendo sorprendente, pero donde lo que más brilla son los resorts, los turistas playeros, las tiendas para irse de compras y poco o nada de la auténtica calidez mexicana.

 

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