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Pinceladas verdes de Irlanda

El pintor irlandés Manus Walsh, nieto del autor de 'El hombre tranquilo', pasa los inviernos en Málaga

Fuente: Xornal de Galicia | Domingo, 10 Marzo, 2013

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Alfonso Vázquez ­«Mi abuelo era un hombre tranquilo», dice con una sonrisa Manus Walsh, de 72 años. Este dublinés con el corazón dividido entre Irlanda y España es nieto de Maurice Walsh, autor del libro de relatos El hombre tranquilo, recientemente editado en España. Uno de ellos, del mismo título, es el cuento del exboxeador que regresa a su pueblo y que encandiló a John Ford hasta el punto de llevarlo a la gran pantalla. Muchos críticos la consideran una de las mejores películas de todos los tiempos.

De Maurice Walsh su nieto Manus ha heredado la sensibilidad artística. De él recuerda, aparte de esa tranquilidad de espíritu, que era una persona «muy agradable, muy familiar y al que le encantaba conversar». En más de una ocasión, recuerda, cada vez que organizaba una fiesta en casa, Manus tocaba el piano para su abuelo.
Desde hace 11 años el pintor irlandés pasa los inviernos en España y especialmente en la costa malagueña. De hecho, nos recibe en un apartamento de La Caleta de Vélez con espléndidas vistas al puerto pesquero. En su apartamento no faltan libros, whisky irlandés ni una guitarra española, prestada por un amigo, con la que toca baladas irlandesas.
Ni por supuesto faltan cuadros, en buena parte paisajes –siempre con su toque personal– de Andalucía y del bellísimo oeste de Irlanda, la zona de su país natal donde pasa el resto del año.
Málaga y la pintura de Manus Walsh tienen un nombre en común: George Campbell. Este pintor irlandés, fallecido en el 79, era un enamorado de nuestra tierra y cuenta con un glorieta con su nombre en el Cerrado de Calderón.
«Ha sido mi mentor, una persona muy importante en mi vida», confiesa. De hecho, fue Campbell quien trabó amistad con Manus Walsh cuando este trabajaba en un taller de vidriado y le animó a pintar. «Era de la edad de mi padre y nos hicimos amigos», cuenta. Campbell le invitó a Málaga un par de meses de 1966. «Fue la universidad de la vida para mí, casi cada día íbamos a la bodega La buena sombra y conocí a buenos amigos que son mi familia aquí».
Los lazos con Málaga se seguirían estrechando y a comienzos de los 70, tras dos estancias anteriores, Manus Walsh pasó la luna de miel con su mujer en nuestra capital.
Después de tantos años viviendo y viajando por Málaga y Andalucía, el pintor irlandés reconoce que «el ritmo del paisaje de España en la cabeza». En sus cuadros, los pueblos blancos que pinta parecen diluirse a mitad del cuadro, reflejados en una corriente de agua. Desde el comienzo de su vida artística ha compaginado los trabajos de esmalte con la pintura, «porque sólo con la pintura no se puede vivir». Y si en los comienzos George Campbell fue su gran influencia, con el tiempo ha alcanzado un estilo muy personal y reconocible. «Eso espero», bromea.
Manus Walsh también es un hombre tranquilo (y muy afable) que disfruta del invierno suave de la Costa. Su relación con Málaga trasciende la experiencia de cualquier turista: «Aquí estoy en casa».
Las vueltas ciclistas con sus amigos pensionistas
Aunque se queja de algún dolor pasajero en la espalda, lo cierto es que a Manus Walsh toda molestia se le disipa cuando sube a la bicicleta, por eso en el balcón de casa tiene una lista para entrar en combate, prestada por su buen amigo Carlos Pérez Torres (el mismo que le ha prestado una guitarra española).
Manus bromea cuando se refiere a la Vuelta de los Pensionistas, un grupo de amigos ciclistas con los que ha recorrido media España, aunque en realidad se la ha recorrido entera dándole al pedal.
«Mi gran viaje fue una semana alrededor de Andalucía con cuatro amigos, y cuando llegamos a Baeza continúe solo hasta Bilbao en otros diez días... estoy un poco loco», admite divertido el pintor irlandés, quien luego puntualiza: «No regresé a Málaga en bicicleta, la vuelta la hice directo».
Con los mismos participantes de esta Vuelta de los Pensionistas ha estado en otros rincones de España como Galicia, La Rioja o Navarra. Por eso, cuando recalca que en Málaga no necesita en absoluto el coche y que puede valerse así él, está claro que hay que creerle.
Un reportaje de @alfonsvazquez Domingo 10.03.2013 La Opinión de Málaga

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