Ella es una de las personas que, puede decirse, se ha trabajado a fondo el camposanto y no es ninguna metáfora. No en vano, suele encabezar con sus alumnos de Ciencias y Técnicas Historiográficas un comando de limpieza del Cementerio Inglés, al que dejan libre de malas hierbas, pero respetando los tréboles para que este precioso rincón de Málaga siga con ese verdor tan británico.
La alegría se explica porque ayer, después de 16 meses de procelosas gestiones administrativas, la Junta de Andalucía ha declarado el Cementerio Inglés de Málaga, Bien de Interés Cultural.
En una nota de prensa, el consejero de Cultura, Luciano Alonso, reconoció los valores artísticos, urbanísticos e históricos del que además es el cementerio protestante más antiguo de España. Para el lego en la materia, puede despistar una declaración administrativa cuyas iniciales (BIC) forman el nombre de un popular bolígrafo.
Sin embargo, para el viejo Cementerio Inglés, que no recibía fondos del Gobierno británico desde 1904 y malvivía con donaciones, este puede ser un esperanzador comienzo.
En estos tiempos de recortes, si algo deben continuar son las ayudas públicas para que nuestros monumentos se mantengan, no sólo en pie, sino en perfectas condiciones.
Con la declaración de BIC, el Cementerio Inglés recuperará el esplendor que perdió en el último siglo. Y no se puede hablar de este maravilloso lugar sin mencionar al excónsul británico Bruce McIntyre, responsable de la Fundación Cementerio Inglés de Málaga, que aunque sea más afín a la Premier Ligue, ha demostrado tener más moral que el Alcoyano: durante muchos años ha luchado prácticamente en solitario, con el apoyo de otros soñadores como los profesores Alicia Marchant y Francisco Rodríguez Marín o la historiadora del arte Mar Rubio para alcanzar esta grata meta.
Ayer Bruce McIntyre hablaba desde Dublín con este periódico para mostrar su satisfacción por la declaración de BIC. A la perspectiva de ayudas futuribles, aunque lleguen a medio o largo plazo, el responsable de la Fundación añadía que, de esta manera, será más conocido el monumento: «nos dará un poco más de publicidad y peso».
En la actualidad, aunque el Cementerio Inglés cuenta con cerca de 4.000 amigos en Facebook sólo 80 personas forman parte de la Asociación de Amigos del Cementerio Inglés de Málaga, pagando una simbólica cuota. Entre esos 80 amigos, por cierto, no hay por ahora ningún político local.
Con esta declaración, uno de los rincones románticos más bonitos y poco visitados de Málaga dejará de ser la hermanita pobre de los itinerarios culturales.
Jorge Guillén, Robert Boyd, los marineros de la Gneisenau, Gerald Brenan, Gamel Woosley, viejos actores de cine mudo y tantos otros, célebres o no, que allí duermen el sueño de los justos verán algún día restaurados sus tumbas y panteones. Un buen día para el Patrimonio de Málaga.
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