La galería, propiedad del escritor y coleccionista de arte Adam Lindemann, recibió un correo electrónico con el número de referencia del envío postal que indicaba que el cuadro había sido enviado desde Grecia, ha informado la cadena de televisión ABC.
Aunque los responsables de la galería no han confirmado oficialmente la recepción de la pieza robada, en la propia página web de la firma aparece un breve comunicado que reconoce la devolución de la obra. Un empleado de Venus Over Manhattan se ha negado a hacer declaraciones alegando que no puede hablar de lo sucedido porque así se lo han pedido sus superiores.
Este extraño caso comenzó hace 10 días, cuando el ladrón penetró en la galería simulando ser un comprador, descolgó la pintura de la pared, la metió en una bolsa negra y salió sin que nadie se diera cuenta. Ni siquiera el vigilante se percató. Solo las cámaras de vigilancia captaron al sospechoso, un individuo de entre 35 y 45 años, con camisa de cuadros, vaqueros oscuros y profundas entradas.
La obra de Salvador Dalí es un trabajo en acuarela y tinta valorada en 150.000 dólares (119.000 euros). El aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York fue alertado por el servicio de inspección de correos e interceptó la obra el pasado viernes, cuando esta fue enviada desde Grecia. La facilidad con la que se cometió el robo y la incógnita de su devolución parecen sacados del universo surrealista de los años veinte. Una historia que podrían firmar Luis Buñuel, André Bretón o el propio Salvador Dalí.
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