Sobre todo la poesía mística, que es de lo que se trata en el libro que voy a comentar. Difícilmente se puede ir más allá de Juan de Yepes en la esencialidad espiritual de las palabras y los sentimientos: “Volé tan alto, tan alto/ que le dí a la caza alcance”… Cierto, por otra parte, que la poesía es omnívora, que se nutre de todo aquello que la vida le ofrece: de la variedad de problemas y sensaciones que al alma y al corazón le afectan; pero en la mística, el poeta que lo es de verdad encuentra el latido más trascendente de su inmersión en el Amor absoluto, incluso en la escatología. Escribe Alfredo Villaverde, autor de Al amor de tu lumbre, el libro con el que ha ganado el XXX Mundial de Poesía Mística Fernando Rielo:
El Universo que produce el poema
necesita de un orden, una clara
conciencia de lo infinito, el hálito
de ese Dios visionario y trascendente
como el ser y el no se de la palabra.
El mencionado poeta, nacido en Guadalajara, pero residente en Madrid desde hace más de un cuarto de siglo, cuenta con un currículo realmente amplio y valioso, cargado de libros y de premios, de actividades y de méritos siempre relacionados con el mundo de la cultura. Entre otros cargos importantes, es presidente de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha y secretario de la Fundación Arte y Gastronomía, y viajero por los cinco continentes del planeta, lo que le ha proporcionado un cúmulo de experiencias y conocimientos cuya presencia en su obra literaria resulta evidente. Para Alfredo Villaverde, la vida no es otra cosa que un emotivo caminar hacia el cansancio y la luz, hacia la comprensión y el entendimiento, sin duda para ir a dar con esa gran matáfora de la mar, que es el morir, tal como nos recordó, melancólicamente, hace siglos, Jorge Manrique:
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos…
Quiero decir, en definitiva, que Al amor de tu lumbre es un libro de plena madurez poética, cuyos valores principales consisten en la respuesta al dolor y en el amor a la vida. Alfredo Villaverde ha pasado recientemente por trances difíciles, superando con una entereza admirable los zarpazos de una muy grave enfermedad. Leemos al comienzo del libro: “En esta noche oscura del dolor/ entubado a la vida/ por este oxígeno que besa mis pulmones/ siento la muerte a cuestas y te busco/ como un niño que toma de la mano/ al padre protector”… Poesía mística en el sentido más esencial de la palabra, poesía en vuelo libre hacia una espiritualidad entrañada en la propia naturaleza humana; como sucede en el poema dedicado a su hijo Enrique, afectado de síndrome de Down:
Es mi amor atrevimiento,
mirarle a Èl en tu espejo,
saber suyo cuanto dejo,
cuánto tomo en mi sustento.
Como ha escrito en el prólogo Jesús Fernández Hernández, presidente del Premio Mundial de Poesía Mística, “Este gran caminar hacía la gran Poesía hace que la poesía mística, lejos de reducirse a moldes culturales, estructuras lingüísticas, actitudes seudo-religiosas o incoherencias racionales o afectivas, es el primado de toda poesía, la poesía por excelencia, porque en ella tienen cabida y se potencian todos los valores estéticos, lingüísticos. culturales y religiosos, sin excluir ninguno”. O sea, la incardinación del lenguaje en los espacios más representativos de la expresión poética, la conjugación del amor y la vida, la aceptación del sufrimiento como la mejor manera de confirmar una personalidad y unas creencias. Así lo ha entendido Alfredo Villaverde
en su libro Al amor de tu lumbre.