“No es sólo la comida lo que quise reflejar en mi trabajo2, declaró al fotógrafa en esta entrevista, “sino el modo en que se producen los alimentos y el entorno personal en que se generan”. En suma, memoria y entorno.
La fotógrafa, que residió durante un tiempo en Barcelona y habla un castellano fluido –no así el catalán- presentará un libro con todas las fotos de esta serie bajo el mismo título de la exposición: “The fragile feast” Rootes to Ferran Adrià. El acto tendrá lugar en la misma galería Yvory, el próximo día 24 y contará con la presencia de la fotógrafa y el cocinero. La edición en castellano está patrocinada por el Banco Sabadell.
El libro consta de 250 fotografías, de las que una selección constituye la muestra presentada en Madrid y anteriormente en la sala de exposiciones del Banco Herrero en Oviedo. Las fotos recogen el mundo del color y la composición de algunos platos de Ferrán Adrián, no de modo naturalista sino elaborado y artístico. Más que de un reportaje fotográfico, la serie es una reflexión sobre el proceso y la trayectoria de la comida.
El viaje fotográfico de Hanna Colins al mundo de la cocina ha resultado una experiencia gratificante para la autora. El proceso de cultivo, transformación y elaboración de los ingredientes específicos seleccionados por Adriá, muchos de ellos producidos por pequeñas empresas familiares ha resultado algo singular para obtener imágenes muy particulares.
Desde los pensamientos y las anémonas gaditanas, al kuzu japonés, pasando por la miel de abejas nómadas cultivadas en Italia o en los pinos pirenaicos, las mas diversas materias primas que componen el repertorio de 35 platos del restaurador catalán. Un lenguaje de nutrición que se marida con el arte fotográfico. Y que trae al pensamiento el titulo del libro del profesor Grande Covián: “Cuando solo nos queda la comida”.