“El viajero del tiempo”, nuevo libro de Juan Van-Halen

Como comenta Luís Alberto de Cuenca en el prólogo que ha escrito para El viajero del tiempo, libro del que vamos a ocuparnos, “además de descendiente del fundador del Sacro Imperio Romano-Germánico, de viajero empedernido, de político, de narrador, de poeta y de sagaz comentarista  de temas literarios, Juan Van-Halen es, quizá sobre todas esas cosas, una excelente persona, un conversador delicioso, un gran amigo de sus amigos y uno de los seres humanos más entrañables que he conocido”.
Tengo sobre la mesa este hermoso libro de Juan Van-Halen, publicado por Sial/Trivium, La memoria viajera del tiempo. No importan en la dirección que  proyectemos su lectura. El autor ha puesto en marcha sus vivencias,  la experiencia de una vida dedicada, en gran parte, a la literatura. Juan Van-Halen entiende, y así lo explica, “que el escritor, en su oficio, es un fingidor que se derrama en la historia que crea, vive en sus personajes y asiste impotente a su rebelión cuando estos adquieren vida propia, hasta el punto de llegar a desarrollar la historia que el autor imaginó pero que, en cierto modo, ya se escribió a sí misma”. Reminiscencias de Jorge Luís Borges, uno de sus autores preferidos, incluso del propio Rafael Cansinos –Asséns en las páginas inolvidables de La novela de un literato.
Queremos decir que El viajero del tiempo  es una reflexión y una referencia sobre los escenarios y episodios más interesantes de la vida literaria española, sobre todo, también  sobre la lectura. Por estas páginas van surgiendo nombres determinantes, libros que han vertebrado nuestra cultura y ensanchado nuestra imaginación. Recordemos cómo Baudelaire  llamaba al lector “mi hermano, mi semejante”. Lo escribió en Las flores del mal”, la obra en la que bien pudo dar comienzo la verdadera poesía moderna. Escritores y lectores, libros y bibliotecas, el arte y la literatura, la sociedad de la que procede este fenómeno impresionante que es la creación de nuevos espacios gobernados por la creatividad y la  cultura. Por estos caminos discurren los dieciséis largos capítulos de este libro.
Por otra parte,  se trata de un relato de memorias, de retazos de la vida literaria del propio Juan Van-Halen, escritor no sólo de una obra ya voluminosa, abarcadora de varios géneros literarios, principalmente los relacionados con la poesía, el periodismo, la novela y la narrativa, en los que cuenta con premios importantes. Y dentro de esta serie de memorias, de recuerdos, aparecen nombres como los de Camilo José Cela, Pepe García Nieto, Rafael Alberti y Francisco Umbral, entre tantos otros, con los que mantuvo una íntima amistad. Juan Van-Halen refiere anécdotas, vivencias que nos ayudan a conocer mejor una determinada época de nuestra cultura literaria y artística. Del autor de Marinero en tierra nos cuenta: “Escribir de Rafael Alberti pintor es escribir de Rafael Alberti poeta, aunque la palabra abrace una dimensión distinta, ya que no resulta posible entender una faceta sin la complementaria”.
Hemos tenido la gran oportunidad de compartir con el autor de este libro algunos de los episodios que incluye en El viajero del tiempo, conferencias pronunciadas en diversos lugares de España y siempre en prestigiosas instituciones culturales; conferencias que él ha convertido, a veces, en ensayos admirables  y en páginas de limpia prosa y bellas historia. Umbral, García Nieto, el Gijón y  apuntes sobre el cuento, pueden ser dos claros ejemplos; Joseph Pla, cronista crítico de la República, otro. Y muchos más, hasta el punto de hacer de este volumen un atractivo encuentro para el lector. En Nota a la edición, Van-Halen nos dice que “las lecturas, los libros y los escritores que transitan por El viajero del tiempo no son sino briznas de la memoria y de la historia”. Pero briznas que nos refrescan el entendimiento y la sensibilidad.