Me ha tocado compartir con profesionales jóvenes que creen tener el mundo a sus pies, más que sentirse agentes para mejorar ese mundo.
Es que actualmente es tan oneroso llegar a ser profesional, que se pierde el norte de las vocaciones y el afán de lucro es tan fuerte, que ya está presente desde el día mismo en que se recibe el diploma de titulado.
Y el mercado cada vez más nos conduce a una verdadera "venta de profesiones", importando prioritariamente los ingresos de los padres que las neuronas de los alumnos. La crucial disyuntiva que se presenta no es: "¿Para qué carrera tendré aptitudes?" Sino: "¿Para qué carrera me alcanzará el dinero?"
Creo que cada vez estamos asistiendo a un escenario en el cual más se lucha por ser profesional y menos se lucha por ser felíz. ¿Quién ha dicho que en un país en vías de desarrollo sea más importante ser profesional que ser técnico? Pero las familias se desvelan por sacar adelante a un hijo universitario y muchas veces comprometiendo con ello el justo derecho de los hijos menores... y en incontables ocasiones han logrado formar a un profesional que el día de mañana no trabajará en lo suyo.
"El fin justifica los medios" no siempre es aplicable a algunas esferas del desarrollo de el ser humano.
La gente común y corriente espera encontrar Médicos más humanitarios, Abogados más conscientes, Profesores más dedicados, Políticos más éticos, etc.
Sólo eso se espera de nosotros. Un comportamiento ni tan ""particular" ni tan "especial". Sólo verdaderos servidores, ciudadanos justos y correctos.
Si (
No(
