Juana Sampero Ospina: aventuras de una colombiana en castilla

Pertenece a la saga de latinoamericanos cultos que con sus apellidos españoles se asientan en España, “para hacer las Américas” en la península ibérica o cuando menos para abrirse un camino diferente al previsto en su país, en este caso Colombia. Juana Samper Ospina, estudiante de Periodismo en Bogotá y los Estados Unidos, con visitas continuas a España para estar con su progenitor que residía en Madrid, decidió afincarse en un pequeño pueblo de Castilla para levantar un antiguo molino con su almazara correspondiente, cultivar olivos y obtener aceite… Una tarea compleja, un tiempo de lucha contra los elementos; humor y una entrega a la gente que va conociendo poco a poco, que le miran, la ayudan y llegan a entenderse. El resultado: un libro lleno de humanidad titulado: Llueven ranas en La Mancha, editado por Espasa.

Utande es un pequeño pueblo de Castilla- La Mancha donde la escritora recaló en un molino de aceite junto a su familia. Encuentros, miradas, recelos, intercambios, amistad… La vida misma llena de sorpresas y expectativas ante una forastera que quiere instalarse en un sitio con su primer desconocimiento y una mentalidad un tanto diferente.

La narradora Samper Ospina va dando cuenta en el libro de todas las peripecias y habla de Cipriano, el dueño de la huerta vecina; de Manolo, el cabrero; de Ezequiela, la mujer que so sabía todo en derredor; de Baldomero, el donjuán septuagenario y otros habitantes en el valle del ría Badiel. No importa el qué sino sobre todo el como. La autora es amena, con sentido del humor y prosa agraciada. El ámbito rural castellano visto por ojos y reflejados en la palabra escrita de una latinoamericana.

Una urbanita con ilusión en medio de una sociedad rural desconfiada pero de corazón tierno. Una mujer que ha optado por el campo que aman los lugareños y que desea compartir con ellos venturas y desventuras. Los unos aprenden de los otros y todos se ayudan. El molino de aceite está al fondo, con su forma enhiesta y sus aspas firmes. Un lugar mágico elegido por alguien que llega de fuera y está dispuesta a luchar y amar la tierra, alguien que aprende que las aceitunas negras o verdes no proceden de árboles distintos.

Se ha dicho que Bogotá era la Atenas de América. Ciertamente su lenguaje castellano es límpido, inmejorable. Juana Samper Ospina hace honor al español de Colombia como uno de los más puros y cercanos al origen. Un español hablado y escrito con donosura.