Y... ¿estás loca?, fue la pregunta que me hicieron muchas veces, y que me acompaño durante el mes que habité “El Agustino” mientras impartía talleres de técnicas teatrales y en especial de Teatro Senso - Experiencial.. Escuche tanto la pregunta que alcancé a plantearme, si de verdad, había algo en mi que no estaba del todo bien.
Hoy miro atrás, ya con los pies puestos en el Madrid de siempre, o mejor, en el Madrid de casi siempre, y no han pasado ni dos semanas de aquel acontecimiento, y mas segura que nunca puedo afirmar que todo estaba muy bien, que no hubo locura diferente a la locura propia de la vida, a la locura de la creación, a la locura de los creadores y por supuesto a la locura de un sacerdote, “El padre Chiqui”, que decidió creer en un distrito cuyos jóvenes estaban destinados, sino a los “malos hábitos” al menos a que así se les juzgará por el solo echo de vivir allí.
En el distrito del Agustino hay zonas en las que habitan una buena cantidad de ratas, por lo que el hilo conductor de la parte de improvisaciones teatrales de “Habitando el Agustino” fueron ratas tras la que salían corriendo cada vez que una improvisación se agotaba.
El abuso sexual y la violencia familiar es un problema muy extendido en este lugar, por lo que no faltaron improvisaciones en las que el público vio reflejada alguna de estas realidades que los jóvenes recrearon.
Problemáticas como la pobreza o la desnutrición, entre otras, supieron abordarlas con humor, por ejemplo, tomando la rata entre las manos mientras uno de ellos gritaba entusiasmado “¡Hoy toca pollo!”.
Y así, fueron pasando a su antojo por la insalubridad, tugurización, droga, concepciones machistas, o delincuencia común, unas veces con drama, otras con humor, y otras con poesía a través de sus creaciones instantáneas.
Pero también, con desparpajo y belleza pusieron de manifiesto eso de lo que nunca se habla cuando se habla del Agustino, las zonas limpias, la esperanza, la solidaridad, la sensatez, la grandeza y las ganas de construir y construirse de los jóvenes. Pasaron por el deporte y como no por el arte.
Del arte hablaron no solo con la palabra, hablaron con los hechos y con una enorme sensibilidad, en especial en las instalaciones sensoriales, producto de su propio universo sensible, en las que cada instalación se constituyo como palabra única, para en su conjunto dar una frase concluyente a nuestro trabajo. Una frase sensorial que el publico experimentó a través de los sentidos, en la oscuridad de la parroquia “Virgen de Nazaret”, y que a juzgar por los rostros después de la experiencia, era una frase muy esperanzadora y a juzgar también, por los comentarios que algunos dejaron escritos en el “Cuaderno Rojo”, que quiere llenarse en adelante de mas comentarios del grupo de teatro, que empieza a dibujarse en este lugar caótico y maravilloso que es el Agustino, en el que todo empezó cuándo pregunte al grupo: ¿Qué es lo que quieren, que es lo que esperan de este taller?.
Y... ese ¿estas loca? que me llegaba de fuera del Agustino, se convirtió en ¡Valiente! ¿Cómo lo haz conseguido?.
¿Qué como lo conseguí?. A mi me toco fácil, ya estaba casi todo hecho, ya había llegado allí hace muchos años El Padre José Ignacio Mantecón, conocido por algunos como el “Padre roquero” y mas conocido como el “Padre Chiqui”, al que admiro profundamente, por que solo una persona grande puede creer en aquello que ya esta desahuciado, y no solo creer sino demostrar que esa es la gran mentira, que la pobreza no es delito, que la pobreza no es signo de maldad, que de la pobreza se puede aprender y que de la pobreza se puede y se debe salir (de la económica y de la espiritual).
Yo no fui valiente, valientes fueron ellos, que con las pocas herramientas que pudimos trabajar se arriesgaron a exponerse a un público, pero mas que por eso, fueron valientes por que se atrevieron a navegar y a veces naufragar en su mundo mas intimo y mas personal, en el de sus emociones y sensaciones.
Del “Padre Chiqui” se dice que ha luchado contra las pandillas, y yo estoy convencida de que su gran éxito, su gran acierto ha sido, justamente que él no ha luchado contra las pandillas, el no a luchado contra la delincuencia, el se ha puesto con la humildad de aquel que es grande, a su lado, a caminado con ellos, y como buen bailarín a cogido el paso de su baile y entonces desde ahí les ha enseñado otros pasos de baile, y desde esos pasos , les ha dejado crear su propia danza, por que a la vida puede danzársele de muchas maneras, el ha invitado a la danza del rock, a la danza del deporte, a la danza de la arcilla, a la del teatro, en definitiva a la danza de la vida.