Tensión en Asia

La Guerra de Corea, entre 1950 y 1953, terminó con un armisticio, es decir el cese de hostilidades, pero nunca llegó a firmarse un tratado de paz. Con la victoria aliada al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la península de Corea, posesión japonesa, fue dividida entre la antigua URSS y los Estados Unidos, en Corea del Norte y Corea del Sur. El triunfo de la revolución comunista china en 1949 y algunos reveses en la política europea de Stalin, hicieron que la Unión Soviética apoyara un ataque del régimen de su protegido, el dirigente norcoreano Kim Il Sung, contra Corea del Sur. Estados Unidos reaccionó apoyando al régimen de Syngman Rhee, dictador pronorteamericano de Corea del Sur, en la lucha contra las tropas norcoreanas. Tras varios golpes de mano de uno y otro bando, y con la posibilidad de una guerra atómica en la zona que se extendería a la URSS y Estados Unidos, se llegó a un fin de las hostilidades con el Armisticio de Panmunjong, en julio de 1953.

Desde entonces la frontera entre Corea del Norte y Corea del Sur es una de las fronteras más armadas y vigiladas del planeta. Mientras el régimen soviético permaneció en el poder, el equilibrio de la guerra fría mantuvo las cosas en su sitio. La caída del muro de Berlín y la desintegración de la Unión Soviética, dejaron a algunos aliados de ésta a su suerte, como el caso de Cuba o Corea del Norte, con la salvedad de que Corea del Norte ha seguido recibiendo tácitamente apoyo del régimen chino, hasta ahora.

Durante los últimos años el régimen norcoreano, presidido por Kim Jong Il, ha estado cada vez más aislado. Sólo una pequeña mancha en esta espiral de aislamiento y desafíos fueron los acuerdos de la cumbre Coreana Norte-Sur del año 2000, en los que parecía que se acercaban posiciones entre los dos países y se pretendía respetar las intenciones del armisticio de 1953. Corea del Norte, debilitada por las hambrunas de finales de los años noventa (mas de un millón de muertos estimados), y con nulo apoyo internacional (su régimen dictatorial está acusado de numerosas violaciones de los derechos humanos y la represión es muy fuerte, los teléfonos móviles e Internet están prohibidos), impulsaron la estrategia de desarrollar su tecnología nuclear para poder hacer presión tanto a Corea del Sur como a sus aliados, principalmente Estados Unidos y Japón, con el fin de obtener ayuda económica a cambio de rebajar el nivel y las intenciones de sus investigaciones nucleares.

En esa línea, Corea del Norte hizo detonar su primera bomba nuclear en octubre de 2006. Y sólo dos meses más tarde se realizaron conversaciones multilaterales en Pekín, entre Corea del Norte, Corea del Sur, China, Rusia, Estados Unidos y Japón. El resultado de esta cumbre fue el que probablemente perseguía el régimen de Kim Jong Il, ayudas en petróleo y compensaciones económicas a cambio de abandonar su programa nuclear. A pesar de que a finales de 2007 se firmó entre las dos Coreas una Declaración de Paz y Amistad, poco tiempo después los técnicos de la ONU y de la Organización Internacional para la Energía Atómica, encargados de la supervisión en el desmantelamiento nuclear, eran expulsados de Corea del Norte, que anuncia su intención de continuar con su programa nuclear.

El resultado de esta nueva escalada han sido nuevos ensayos balísticos de misiles de corto alcance y el ensayo nuclear subterráneo, que detonó un artefacto de unos 20 kilotones, cerca del centro norcoreano de pruebas de Kilju., en el noreste del país. Los efectivos norteamericanos en Corea del Sur y Japón y el ejército surcoreano están en estado de alerta. Washington cuenta con casi 30.000 soldados en Corea del Sur y unos 50.000 en Japón, el ejército de Corea del Sur con más de medio millón. La alerta de ha situado en nivel 2, a sólo un escalón de la máxima posible para el mando conjunto de las fuerzas norteamericanas y surcoreanas en la zona.

En 2003 el gobierno del entonces presidente George W. Bush proponía el PSI o Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación, una iniciativa a la que se han unido más de 90 países, incluída España, según la cual se permite interceptar en alta mar a cualquier navío sospechoso de llevar armas de destrucción masiva o material para fabricarlas y el intercambio de información entre los miembros de la Iniciativa. A pesar de que plantea ciertos problemas legales, no está de acuerdo al Derecho Internacional y a la Convención del Mar, parece que la PSI es la responsable de algunos éxitos parciales en la lucha contra el tráfico ilegal de tecnología potencialmente peligrosa, y según algunas fuentes, puede haber abortado varios intentos de Corea del Norte y otros países, como Libia, de traficar con tecnología susceptible de ser utilizada en la fabricación de armas de destrucción masiva.

El pasado martes 26 de mayo, Corea del Norte se unía al conjunto de países de la PSI, casi paralelamente a las pruebas balísticas y al ensayo nuclear norcoreano. La reacción del régimen de Kim Jong Il fue inmediata, al día siguiente Corea del Norte rechazó el armisticio de 1953, que ha mantenido el equilibrio en la zona durante los últimos 50 años, y amenazó con atacar Corea del Sur, puesto que anteriormente ya habían manifestado que si Corea del Sur se unía a la PSI el régimen norcoreano consideraría esta acción como una declaración de guerra. En un comunicado, la agencia oficial de Corea del Norte anunció que “...cualquier acto hostil contra nuestros navíos, será considerado una violación imperdonable de la soberanía y responderemos con fuertes acciones militares”.

Pese a que los expertos ven difícil que estalle una guerra en la región, no se descarta la posibilidad de choques aislados entre las fuerzas de Corea del Norte y del Sur en la zona de la frontera marítima, en el Mar Amarillo, donde ya tuvieron escaramuzas entre 1999 y 2002. Parece que el gobierno de Seúl ha desplegado navíos de guerra en la zona, incluído un porta aeronaves. Los analistas ven otro intento en la estrategia del régimen de Kim Jong Il de reforzar su capacidad negociadora ante Estados Unidos, y reforzar su posición dentro del propio país. Su imagen y estabilidad se han visto afectadas desde que Kim Jong Il sufrió una apoplejía el verano pasado y apenas se le ha visto en actos de ningún tipo.

Por su parte el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha calificado de 'violación de la resolución 1718' las últimas pruebas balísticas y el ensayo nuclear, y estudia nuevas sanciones contra el régimen de Pyongyang, aunque tardarán en emitir una nueva resolución mientras los países acuerdan qué nuevas sanciones se impondrán a Corea del Norte. No se espera una votación del Consejo hasta el próximo martes. Pero por primera vez parece que China está dispuesta a unirse a los demás países en esta 'llamada al orden' al régimen norcoreano, siempre ha sido contraria a aplicar sanciones demasiado duras, y en los últimos años, ha prestado apoyo, más moral que de otra índole, al gobierno de Pyongyang. Pero una cosa es mostrar apoyo a un antiguo aliado ideológico y otra dejar que la estabilidad estratégica de la zona se desintegre.

El régimen norcoreano a contestado a esta reacción internacional indicando que “la política hostil norteamericana es como intentar golpear una roca con un huevo podrido”

Informaciones en la prensa surcoreana, que cita fuentes gubernamentales, señalan la reanudación de las actividades de las instalaciones de procesamiento de combustible nuclear que Corea del Norte tiene en Yongbyon.