Las habas se encuentran frescas o congeladas, pero también se pueden secar y cocinarse a modo de las judías. Las vainas que aún están verdes pueden cocerse y comerse enteras. Poseen un alto contenido en una forma de fibra soluble llamada arabinosa, que mejora el perfil lipídico de la sangre también contienen el flavonoide quercetina, que ayuda a prevenir cardiopatías. Son una fuente de betacaroteno (anticancerígeno), niacina (Vitamina B3), folato, Vitamina C y proteínas vegetal. Aportan más calcio que la mayoría de las hortalizas, asó como grandes cantidades de magnesio, hierro, zinc y potasio.
- Poseen un alto contenido en fibra, en gran parte soluble, que ayuda a reducir el colesterol “malo” en la sangre.
- Su contenido en quercetina, magnesio y vitamina C protegen el corazón.
- Son una buena de minerales importantes.
- Estimulan la función del hígado y la vesícula biliar.
¿Sabía qué?
Las habas contienen L-dopa, una sustancia química que ayuda a producir dopamina, el neurotransmisor cerebral asociado con la sensación de “sentirse bien”.
Consejos prácticos:
Las vainas frescas deben comerse cuando están verdes y firmes. Las habas blandas o con manchas marrones están pasadas. Han de cosecharse cuando son pequeñas para poder aprovechar la piel exterior; rica en fibra. Las vainas muy tiernas pueden comerse crudas; por lo demás es aconsejable desenvainar las habas y cocinarlas al vapor para conservar la vitamina C y la niacina.
Valor nutritivo de 100 g de habas
Kcal 81
Grasas totales 0,6g
Proteínas 8g
Carbohidratos 11,7 g
Fibra 6,5g
Vitamina C 8mg
Folato 32mcg
Betacaroteno 225mcg
Magnesio 36mg
Potasio 280mg
Hierro 1,6mg
Calcio 56mg
Zinc 1,0mg