www.euromundoglobal.com

EPISTOLARIO

Carta a un desgraciado (no se puede decir de otro modo)

Por Primavera Silva Monge - desde Santiago de Chile

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Ignoro cómo pudiste encontrarte con ella en ese verdadero bosque humano, aquel donde te enamoraste, por decirlo más suavemente, y al poco tiempo de conocerla haberla preñado. ¡Que inconsciencia tan grande la de ambos! Sin siquiera saber donde vivirían, ni cómo criarían a su prole, no hallaron mejor alternativa que encementarlos en mi propiedad, seguros de que sería yo quien terminara alimentándolos cual fueran propios, como viles parásitos.

De pronto, saliste de escena, perdiéndote y dejándonos confundidos por tantos días como son un mes entero. Reconozco que no había podido sacarte de mi cabeza, ya que más que mal eres sangre de mi sangre… sin embargo, cuando se supo de ti, es más, al verte tan vigoroso y ajeno a los que de ti descendieron, me dije que mejor hubieras muerto, que volver a hacer daño y poner en peligro a tu familia. Te vi  ahí, entregado, embriagado en demasía como para entender mis pensamientos. Acudí a los requisitos perfectamente lícitos para arrancarte de raíz de mis dominios y así mismo pensé inmediatamente hacer con tu descendencia, que para colmo se transformó de la noche a la mañana, en multitud… o me lo pareció del disgusto.

En pocos minutos, antes de usufructuar de otros recursos a mi alcance para deshacerme de ti, en medio de tu borrachera, te dejé reposando. Te cubrí a la vez que me impresionaba  con tu porte y  potencial para haber procreado la misma noche de tu primer encuentro íntimo con la innombrable.

Son ustedes unos descarados y, desde mi punto de vista, las patas les sobran. Ya ni sus rasgos ni sus herramientas de sobrevivencia me interesan. Sencillamente, lamento haberles dado la posibilidad de conocerse y más aún, haberlos albergado por todo este período.

 

Por causa de la alta ingesta del preciado líquido rojo, he sabido que estás debatiéndote entre la vida y la muerte… Pese a lo anterior, no logras conmoverme en absoluto. Te lo digo de todo corazón, aunque más adelante me produzca escozor lo que te digo y lo que has hecho en mi vida en tan corto tiempo: Más valía que nunca hubieses pisado siquiera este lugar altamente sagrado para mí, que desprotegido mi propio ser pensante, me mantuvo noche tras noche sin lograr conciliar el sueño, pensando en lo bien que estaba antes de tu llegada y maldiciendo con fuerza el día en que me descuidé tanto como para que llegaras a establecerte en mi propiedad.


Al escribir la presente, imagino que ya habrás muerto. Por lo pronto, tu recién creada familia fue erradicada de donde pretendiste establecerla. En absoluto me pesa la conciencia, que el temor y la impaciencia trastocaran gravemente. Mi cabeza poco a poco se despeja de este mal recuerdo… por lo que me he atrevido a venir a despedirme con estas palabras, que con agrado hubiese depositado en tu tumba: Es de esperar que entes como tú, jamás vuelvan a interrelacionarse con personas que tratan de vivir la vida con esfuerzo, con trabajo.

Respuesta del desgraciado:

Estimada:

Bastante dura su misiva, considerando que fue usted, prácticamente, quien dio su sangre para la sobrevivencia de mi prole y yo mismo. Reconozco que no entiendo a cabalidad aquello de dar y luego lamentarse. Seguramente no llegó usted a conocer las palabras de un señor apellidado Hurtado.

Bien, había pensado dejar su carta sin respuesta, para que quedara usted con la idea de mi muerte, sin embargo, me ha motivado el querer recordarle, que usted pareció querer perpetuarme en lugar de quitarme la vida, tras lo cual continué en una especie de coma. De tal manera, pude oír de labios extraños, el contenido de su despechada carta y alcanzar a responderla. No lo estoy haciendo con esa fuerza a la que usted se refiere y que tanto la acongojó, sino con la veracidad de mis palabras, que espero algún día, lleguen a traspasar su pensamiento básico y obtenga de tal manera, respuesta a todos sus porqués.

Estoy casi seguro, de que al ver usted mi fotografía (con la cual, permítame decirle, me ha favorecido grandemente) me recordará con más de un picor...

Sin pretender extenderme, trataré de referirme brevemente a su apasionado escrito:

En primer lugar, recuerdo claramente quién me invitó a aquella parcela donde conocí a la madre de mis hijos, con quien concretamos el enlace en un abrir y cerrar de ojos.

Seguidamente, me place decirle, que su preñez, de ninguna forma fue abandonada por mí, como pretende usted calumniar. Al contrario, habiéndose hecho el ambiente tan hostil, decidí distraer a los... digamos enemigos, para que el dar a luz tuviera el éxito deseado. En esas tareas estaba yo cuando usted me encontró.

Al momento de mi captura, no estaba embriagado de irresponsable, sino que celebraba el numeroso nacimiento en lejanía de los míos. Si bebí más de la cuenta, seguramente  estaba establecido que así fuera, por alguna mente más brillante que la suya y mía juntas.

No hice ni más ni menos,  aquello que la madre naturaleza ha puesto en mis sentidos e impulsos. Por lo demás, imagino que no es cierto que usted llegó a pensar que me perpetuaría en su propiedad junto a los míos, pues me parecería irrisorio en circunstancias que con todo su poder, del que se jacta en demasía, en un dos por tres habría usted obtenido el mismo desalojo y en tiempo mucho más prudente. Siempre tuvo  el toro por las astas y no veo cómo pude yo, un ser tan diminuto como usted me pinta, desbordar los límites de su paciencia.

Con todo, aún en mi agonía, agradezco a usted la oportunidad brindada. Agridulce es la reciente noticia, que uno de mis hijos habría emigrado hacia otras zonas, otros territorios... y eso también se lo debo a usted. No deja de ser un consuelo en este asfixiante estado en que me encuentro.

Sin más, su eterno agradecido, aunque solamente se me recuerde como un piojo más en su digna cabeza.

El culpable...
El culpable...
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (20)    No(0)

+
0 comentarios
Portada | Hemeroteca | Índice temático | Sitemap News | Búsquedas | [ RSS - XML ] | Política de privacidad y cookies | Aviso Legal
EURO MUNDO GLOBAL
C/ Piedras Vivas, 1 Bajo, 28692.Villafranca del Castillo, Madrid - España :: Tlf. 91 815 46 69 Contacto
EMGCibeles.net, Soluciones Web, Gestor de Contenidos, Especializados en medios de comunicación.EditMaker 7.8