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Carta desde Alemania

¿Fiesta o esquizofrenia cristiana?

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Si se mira la serie de fiestas, procesiones, romerías, peregrinaciones y otras festividades del mundo que se llama cristiano, es sorprendente ver cuántas contradicciones contienen. Y esto sucede desde que algunos seguidores de la doctrina de Jesús de Nazaret fueron convirtiendo su movimiento en una institución de poder, basado más en prescripciones e interpretaciones teológicas que en las sencillas recomendaciones del Nazareno.

Las consecuencias de esta secuencia anual de contradicciones han sido fatales para la humanidad y hasta en nuestros días siguen ejerciendo gran influencia en los fieles. Esto se manifiesta en la discrepancia que existe entre los hechos que se celebran y la enseñanza de Jesús, incluso así como está contenida en una Biblia que el mismo san Jerónimo, tan admirado por el pontífice actual, admitió en el siglo IV, que para escribir la primera biblia, la Vulgata, durante la recopilación y selección de los escritos legados por la tradición, él tuvo que cambiar muchos textos, ya que en los documentos que tenía a su disposición “era difícil encontrar la verdad”. Se trataba ya entonces de copias de otras copias de copias anteriores que a su vez habían sido copiadas de otras copias; sólo del Nuevo Testamento se conocen actualmente 4680 manuscritos griegos, de los cuales ni siquiera dos muestran el mismo texto. Por eso no es de extrañar que más de una persona moderna, que tenga una mente crítica y libre, se pregunte si los creyentes, aunque ellos sigan fielmente la tradición sin pensar en el sentido original de lo que celebran, no son producto de un malentendido con muchos rasgos esquizotímicos.

 

Los primeros atisbos de esto se muestran en Diciembre, cuando, por ejemplo en este país, los cristianos, principalmente católicos y protestantes, celebran el nacimiento de Jesús de Nazaret. A la escenificación de que hacen gala las iglesias, se agrega cada año la parafernalia secular que acompaña al nacimiento, que se compone de festejos, la tradición del pesebre, presentado de diversas maneras, los famosos mercados de Navidad con la fragancia dulzona que emana de los cientos de puestos de venta, luces de colores, ventas navideñas en los grandes comercios, música de Navidad moderna, en su mayor parte importada de países anglosajones, que se escucha en tiendas, en radio y televisión, vacaciones escolares, regalos y muchas cosas más. ¿Qué hizo Jesús con los mercaderes en el templo? Las iglesias por su parte, que durante el año han estado casi siempre vacías, se llenan de fieles para escuchar el tradicional sermón navideño, que se repite cada diciembre y quiere recordar a los asistentes el motivo de la fiesta. Esto es necesario, ya que después los fieles por lo general olvidan esto hasta el próximo año, y ahora se apresuran a celebrar en casa la cena de Navidad, en la que el plato principal se compone de trozos de algún cadáver de animal. Algunos de estos imprescindibles acompañantes de la cocina cristiana, que son parte de las fiestas, desde hace meses han sido cebados en el llamado sistema turbo, para que crezcan y engorden más rápido. Niños y adultos intercambian sus regalos (un elemento importante de la economía alemana actual) y unos pocos días después la prensa informa si el negocio de Navidad de los comercios ha sido favorable o no. Está claro que esto no tiene absolutamente nada que ver con el nacimiento en Belén hace unos 2000 años, puesto que se sabe que Jesús amaba a los animales –¿Pero qué hacen con ellos los fieles? Por otra parte Jesús ni creó ni iba a una iglesia, sino más bien a la naturaleza, vivía con su familia y se ganaba la vida como carpintero, es decir, con el trabajo de sus manos –¿En qué se ganan la vida los administradores de la teología eclesial?

 

El próximo capítulo viene pronto, en abril, con el Domingo de Ramos. En la página web católica de Alemania se lee que el ramo en cuestión es un signo de paz, y que “el Domingo de Ramos está en la tensión dramática de la historia del calvario que se anuncia en la Semana Santa y la buena nueva de la resurrección. Los cristianos de todo el mundo celebran la triunfal entrada de Jesús en Jerusalén”, lo que se describe más concretamente y de forma menos poéticamente evasiva aún en la página catholic.net en español: “Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes. Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban: ‘¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!’ (…) mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole ‘hosanna’ que significa ‘Viva’. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: ‘Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea’. Esta fue su entrada triunfal”.

 

Este texto es muy significativo, ya que muestra por una parte la discrepancia entre el seguramente sincero y todavía libre deseo de muchas personas de aquel entonces por seguir el ejemplo de Jesús –libre por no tener aún las coacciones y agregados teológicos posteriores–, pero al mismo tiempo su inconstancia en el momento de practicarlo. ¿Ha sido diferente esto en los siglos posteriores y en la actualidad entre los que dicen ser cristianos? Jesús era un hombre eminentemente pacífico, que aunque hablaba con seriedad y poder, amonestando lo que no estaba de acuerdo con las leyes de su Padre celestial, amaba a todo ser humano, de modo especial a los niños, a los animales y a la naturaleza. Si se compara su vida con el significado real de las celebraciones y de la vida de muchos cristianos en la actualidad, es fácil comprobar la discrepancia fruto de la manipulación y tergiversación de sus enseñanzas.

 

Jesús fue recibido por las gentes de Jerusalén con palmas y ramos, ya que muchos esperaban al rey que los liberaría del dominio romano, ¿tal vez con ejércitos celestiales para aniquilar al enemigo? Poco después muchos de aquellos que le recibieron con gritos de “hosanna” fueron los que respondieron a la pregunta de Pilatos con un “¡crucifícalo!”, con lo que decidieron la muerte del que antes habían alabado. La tradición cuenta que aquellos hombres habían sido instigados e influenciados por los sacerdotes de aquel tiempo. ¿Y cómo es en la actualidad? El crucificado había enseñado que lo que se le hiciera a la más ínfima de sus criaturas se le estaba haciendo a él. ¿Quiénes son esas pequeñas criaturas? Sin duda no lo son sólo los niños. Y aquí cabe la pregunta de quién ha abusado en realidad de miles de niños en todo el mundo profanando el nombre del que dicen representar y escudándose en el secreto que guarda de todos sus actos un Estado en Roma? Y hablando de criaturas, ¿no son también criaturas de Dios los animales que mueren de la mano de cazadores, en las plazas de toros, en laboratorios de experimentación, en mataderos y de muchas otras maneras? ¿No son criaturas nacidas del Creador los árboles en su savia que se talan en las regiones boscosas del planeta para beneficio de la ganadería intensiva? ¿No son criaturas de Dios los soldados que mueren en las numerosas guerras que los teólogos en muchos casos califican de “guerra justa”? ¿No indican estos pocos ejemplos que el grito de antaño de “hosanna” y poco después el de “crucificadle” se está repitiendo desde hace siglos –es decir, la discrepancia entre la enseñanza de Jesús y los hechos de los creyentes y sus guías en sotana? ¿Será tal vez esta actitud discrepante la que produce esa “tensión dramática de la historia del calvario que se anuncia en la Semana Santa y la buena nueva de la resurrección” de que habla la web católica alemana?

 

Pocos días después de celebrar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, el mundo cristiano se viste de luto, hace procesiones y lamenta su muerte en la cruz. Así se cumple un capítulo más de esta realmente esquizofrénica rotación anual de contradicciones.

 

Aunque las festividades en torno al fundador del cristianismo son un símbolo encerrado en el marco de un año, la frecuencia y proximidad de los hechos muestra con más claridad la discrepancia entre el sentido original y la realidad. Al niñito celebrado en diciembre, que en abril entra a Jerusalén como príncipe de la paz, se le vuelve a celebrar en el mismo mes, esta vez repitiendo anualmente las etapas terribles de su calvario, hasta que muere, y después se le deja colgado en la cruz, como muestra sangrienta de la derrota de lo divino ante las tinieblas. Aunque sólo tres días más tarde se celebra la resurrección, el cuerpo del crucificado sigue todo el año colgado de miles de cruces en las iglesias, en las ciudades, en los caminos, en el pecho de los sacerdotes, en escuelas y hospitales, en el báculo de pastor del que se denomina pontífice máximo y en muchos otros lugares. O sea que al final la síntesis del sentido de la venida del Hijo de Dios a la Tierra es la figura de un hombre doliente, derrotado y ensangrentado que cuelga de una cruz y ya no habla ni menos obra en beneficio de sus criaturas en la Tierra. ¿Será por eso, porque se le mantiene muerto, que muchos de los fieles que viven y obran entre el “hosanna” y el “crucifícalo” piensan que Dios no se acuerda ni apiada de los seres humanos, no interviene, e incluso permite las catástrofes y otras calamidades que afectan al mundo? ¡Qué Dios tan cruel y despiadado sería el que crea a hijos, les regala una naturaleza exuberante para que vivan en paz en y con ella, les envía nada menos que a su hijo para que les enseñe el camino de regreso al hogar celestial, y antes y después de él a muchos otros seres iluminados, y luego los azota con catástrofes, enfermedades y plagas! En el Antiguo Testamento se da testimonio de un Dios tal, pero según el Nuevo Testamento Jesús enseñó al Dios del amor. ¿Quién se contradice entonces y quién mantiene este estado de cosas que raya en la disociación psíquica?

 

Entretanto cada vez más personas, no sólo en Alemania sino en todos los continentes, están convencidas de que Dios nunca ha dejado ni deja solos a sus hijos. Esto lo saben porque siguen las enseñanzas divinas, explicadas y profundizadas para esta época a través de la palabra profética. En ellas no hay las discrepancias esquizofrénicas antes descritas; son totalmente libres de ser seguidas o no, no tienen preceptos dogmáticos ni ritos ni templos, tampoco jerarquías, y van destinadas al bienestar de los seres humanos, la naturaleza, los animales y minerales, es decir, de toda la Creación. También explican los acontecimientos que el mundo actual está viviendo y por qué los ha vivido en el pasado. Dan a conocer que la reencarnación ya era una creencia natural de los primeros cristianos; muestra las consecuencias de la ley de Causa y efecto, que Jesús explicó diciendo que el hombre sólo cosechará lo que siembre, pero así también la perspectiva de la vida después de la muerte, que es determinada por los hechos de esta vida. Esto y mucho, muchísimo más es la ayuda que Dios está dando a sus hijos desde hace más de 35 años a través de un profeta. El Cristo vivo está cumpliendo a través de la palabra profética lo que prometió siendo Jesús de Nazaret; él dijo que cuando lo pudiéramos entender, enviaría al Espíritu de la Verdad. Toda persona que esté libre de los discrepantes grilletes teológicos y tenga interés en este mensaje, puede enterarse libremente de más detalles en la web marcando: www.das-wort.com; o: www.fundacion-gabriele.org; o bien: www.alternativartv.com.

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