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A propósito de la desaparición de Mario Benedetti
Gracias maestro por aclararme una duda.
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Una vez le escuché a Mario Benedetti decir en una entrevista, que todo lo que él creía, sentía, o le ocurría; lo motivaba inmediatamente a escribir. No podía dejar de expresar por escrito algo que hubiera venido a su pensamiento. Donde estuviera y en lo que fuera: un cuaderno, una libreta, una simple hoja.
Y yo le creo. Porque es reconfortante y luego de hecho gratificante, ver como un texto perpetúa un estado de ánimo. Es como una instantánea de la persona en distintos momentos de su existencia. Una vez a los veinte años, en una fría mañana de playa; escribí los dos poemas más extensos que recuerdo: uno, tal vez el más pesimista que he escrito en mi vida, y momentos antes había escrito otro lleno de optimismo y proyección de futuro.
Y porque así es nuestra vida, nadie puede estar siempre bien, ni por muy optimista que sea; y nadie puede sentirse siempre mal, a no ser que esté aquejado de un mal mayor. Gracias Mario Benedetti, por haberme aclarado que no estoy chiflado… sólo apasionado por lo que inicialmente me parecía un hobby.
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Gracias maestro por aclararme una duda.
Últimos comentarios de los lectores (4)
512 | Patricia Leite - 11/04/2010 @ 10:31:16 (GMT+1)
Marcelo, ya te he expresado que a mí me ocurre lo mismo? A veces estoy lavando los platos, mis manos repletas de espuma, y tengo que dejar todo; enjuago rápidamente mis manos, me las seco apenas y corro en la búsqueda de una birome y algo donde escribir. Otras veces en la sala de espera de mi dentista o un médico, o en un colectivo, busco en mi cartera mi flooting y cualquier papel y si no tengo demasiado, hago un resúmen de la idea, para luego en casa, poder escribir (si es que a la musa de turno se le ocurre volver a visitarme). Por lo general, digo casi riendo, que siento una voz interna que dicta en mi oido izquierdo lo que debo escribir, y ojo, no son delirios, solo una manera de expresar esa urgencia por atesorar la idea o el poema o lo que sale, así como un hipo repentino, desde el fondo del alma. Bravo por nosotros, que (sin pedanterias, claro) sentimos esos impulsos y podemos volcar en tinta, como sangre, vida!
290 | Marcelo - 22/08/2009 @ 19:35:16 (GMT+1)
Enrique, no me cabe duda que es así. Me ha pasado, que cuanto llego a un lugar siento la imperiosa necesidad de transcribir algo que haya impresionado mis sentidos en algún momento o lugar.
Es más, para mi los desplazamientos en metro o bus, nunca son un tiempo perdido, generalmente lo aprovecho para ir pensando en algún posible escrito futuro.
Saludos.
289 | Enrique Alarcón - 22/08/2009 @ 08:59:14 (GMT+1)
Marcelo: coincidentemente, en octubre del 2008, saboreando un café en Montmartre con el maestro Alejandro Jodorowsky, me expresó una idea similar, que caminando por algun lugar o en medio de alguna "aburrida"ceremonia (sic)le llegaba como un rayo que caía sobre su cabeza, una idea para alguna creación literaria y en ese momento le inundaba un desesperado impulso por plasmarlo lo antesw posible en un papel "tiene que ser rápido antes de que se esfume la magia de ese momento", me decía, "porque si pasa mucho rato esa chispa inicial se diluye en un instante se desvanece o pierde fuerza y ya no es lo mismo intentar resucitarla o revivirla, hay que atraparla en el preciso momento en que se produce para capturar, al menos parte de esa magia", personalmente le encuentro toda la razón ya que mis mejores escritos han surgido cuando logro atrapar esa chispa inicial. Enrique Alarcón.
212 | Verónica Ruiz A - 06/06/2009 @ 05:52:40 (GMT+1)
Lo último que leí de Mario Benedetti fue el cuento "Los pocillos", cargado de esa sensibilida suya; al fin, la pasión, la que asimismo a ti mueve... Te sigo
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