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CONFERENCIA

Leticia Arbeteta, Conferencia sobre las Joyas Reales en la Casa de Minas

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
Leticia Arbeteta, Conferencia sobre las Joyas Reales en la Casa de Minas

La conservadora de museos Leticia Arbeteta, experta máxima en joyas, ha impartido una conferencia en la Escuela de Minas de Madrid, dentro de un ciclo establecido sobre gemas. Las Joyas Reales fue el tema explicado por la experta, hoy conservadora jefe del Museo de América.

 

Partiendo de un grabado sobre Constantino en el que se aprecian los atributos del poder y del Imperio en la corona, el cetro y la esfera del mundo, Arbeteta explicó del significado de cada uno de ellos: el poder, el mando militar y el orbe de la tierra. Los reyes, príncipes y emperadores eran intermediarios entre Dios y su pueblo y habrían de simbolizar en ellos las virtudes.

La primera diadema habría de ampliar su altura hasta devenir en cilindros más o menos pesados de diferentes metales. Seguidamente hizo una rica exhibición teórica y visual  de la tipología de coronas reinantes en Europa fundamentalmente, a través de pinturas, grabados, dibujos y ejemplares de las mismas en diversos museos o catedrales.

De España destacó la corona del tesoro visigodo de Guarrazar, custodiado en el Museo de Arqueología Nacional en Madrid, con aro cilíndrico de cierta altura y subrayó la importancia en Europa de la famosa corona férrea, hoy custodiada en la catedral de Monza, que lucieron diversos reyes y emperadores como Napoleón, como rey de Italia.

La corona de plazas engoznadas es una constante tanto para la realeza como para las Vírgenes coronadas. La corona de Sacro Imperio Germánico fue otra de las más celebres en Europa.

Los cilindros de las coronas van ganando progresivamente en ornamentación con pedrerías, florones o castillos genealógicos, así como ampliándose en tiaras o aligerándose en líneas metálicas, algunas para lucirse encima de los cascos guerreros. El ejemplar de Martín el Humano en una ilustración indica que era una corona-yelmo.

No hay que olvidar que los grandes acudían a la guerra ataviados con sus mejores galas, entre otras razones porque si caían prisioneros, se podía pedir un elevado rescate por ellos.

La conferenciante habló de las distintas coronas utilizadas por la realeza en España en principio hasta el siglo XIX, de acuerdo con los distintos testimonios escritos y visuales, entre ellas las de la casa de Laraine, la corona de San Fernando con el águilabicéfala, probablemente venida de la casa de Aragón descendiente de los Haus Stauffen, que es corona nupcial, por cuanto las águilas cuelgan un anillo de esponsales. Probablemente fue guardada en el tesoro de los Reyes en la ciudad de Sevilla.

Un cuadro sobre el rey Alfonso el Casto muestra un ejemplar entre corona y tiara. Las imágenes de don Alfonso y su esposa Leonor están sobre los colores, rojo, que simboliza la caridad y el azul, la Jerusalén celestial.

El rubí de Salomón

Muchas de las piedras, venidas en su mayoría de oriente, eran romanas horadadas y por tanto reutilizadas. Arbeteta habló también de la cruz juradera que apareció en la tumba del hijo natural de Fernando el Católico, con el denominado rubí de Salomón en el centro, que perteneció a la Corona de Aragón, denominado también “codal magno”, en suma un gran cabujón pulido. Tanto Fernando como Isabel lucieron igualmente grandes collares de hombros, y esta joya protegió al rey en un ataque de armas. Con ellos aparecen también las mangas con pedrería en las denominadas vestiduras rozagantes, que legaban hasta el suelo.

El sello o anillo era también una joya real habitual y se subrayó el que se unía al nudo gordiano. El joyel de Santiago, que luce Isabel la Católica en los cuadros, se componía de una cruz y una venera. La Corona rica de Isabel I, la citada reina, se describe minuciosamente en los inventarios reales.

Los retratos de Isabel II la muestran con la corona tubular de Isabel de Farnesio y un cetro. Arbeteta relacionó también la tipología de la corona de Carlos II el Hechizado, según su retrato y la célebre de la Virgen del Sagrario de Toledo, robada o desaparecida.

El joyel con el “diamante del estanque” y la denominada “perla peregrina” o peregrina, visible en varios retratos de reinas españolas, mereció igualmente comentario de la conservadora y recordó que la Peregrina original estaba perforada por un pernio de oro del que se conoce su longitud, por tanto no debe confundirse con otras perlas periformes que han lucido tanto la reina Victoria Eugenia como la actriz Liz Taylor. Lo más probable es que existieran varias perlas periformes en circulación. Por último habló del collar de chatones de esmeraldas que luce la reina Victoria, peor que fueron más tarde vendidas en parte y lucidas por la emperatriz de Irán, la última esposa del Sha.

 

 

 

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