La Capital Recupera Su Glamour Mediante La Reactivacion Economica

Si no visita Asunción, Paraguay, desde hace unos buenos años y si ahora lo hace, se sorprenderá. Está muy cambiada, se nota en su incesante construcción, los nuevos barrios, los shoppings glamorosos, los automóviles de lujo y la alegría pintada en los rostros de quiénes cosechan éxitos en sus respectivos emprendimientos.

Volví a Asunción a mediados de 2008 luego de más de dos años de radicarme en Madrid y ya por entonces me sorprendió ver edificios nuevos a lo largo de la autopista que une el aeropuerto con el centro de la ciudad, mientras antiguas viviendas eran derrumbadas para dar paso a nuevos proyectos inmobiliarios.

Me llamó la atención esa reacción económica porque cuando yo también salí como huyendo de Asunción aquí no volaba ni una mosca. Las tiendas cerradas, casas y edificios con carteles de "se alquila" o "se vende" y los aviones abarrotados de gente escapando de la miseria paraguaya.

El fenómeno de la construcción fue creciendo hasta llegar a este momento en que la única industria cementera del país no da abasto y se debe recurrir a la producción de los países vecinos.

Las obras viales son otra sorpresa. El ministro de Obras Públicas, Efraín Alegre un abogado liberal, es un fenómeno. Mete trabajo de aquí para allá que muchos ya quieren que sea el futuro presidente de la República.

No pocos paraguayos están retornando de España. Los más suertudos vienen con un poco de dinero con lo que inician nuevos trabajos en la patria y pareciera que les va bien sencillamente porque de nuevo y ¡por fin!, hay dinero circulando entre los seis millones de habitantes.

En el interior, ni les cuento: una verdadera explosión económica a partir de la producción granera y la exportación de carne de reses a Europa.

Casas nuevas, vehículos flamantes, hoteles que aparecen de la noche a la mañana pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, reflejan que la oportunidad y el trabajo son como Santa Claus que da regalos abundantes.

A propósito, en tiempos de crisis fue construído aquí el primer hotel en Paraguay de la cadena Sheraton. Recuerdo sus inicios sin pasajeros. Hoy no da abasto y sus ejecutivos, presionados por las compañías de viajes, deben ampliarlo urgentemente.

Entre tanto, los hoteles de la cadena Ibis se instalaron pegados al Sheraton, sobre la activa autopista. Así las cosas, en los alrededores de estos dos hoteles de renombre internacional se construyen lujosos edificios para viviendas para una clase más adinerada y; otros, para bancos y oficinas de comercios.

En tiempos de crisis se han marchado de Paraguay grandes bancos, hoy aparecieron muchos más. Es que, modestia aparte, lo que más anda sobrando en Paraguay es dinero, y esto no es fanfarronería de nuestra parte. El Banco Central del Paraguay anda metiendo bazas para dar más poder adquisitivo a la moneda nacional, el guaraní. Mucha producción de carne y granos frena la escalada del dólar norteamericano después de mucho tiempo.

Es tiempo de dinero en el país de los guaraníes.

Miren: Santa Fé del Paraná, por ejemplo,  es un pueblo de 8.000 habitantes que produce anualmente 100.000.000 de dólares en granos de maíz, soja y trigo. El pueblo se encuentra en la frontera paraguaya con Brasil. El vecino del lugar debe tomar su camioneta y dirigirse al pueblo más cercano (unos 40 kilómetros) a una oficina bancaria para hacer sus gestiones financieras porque los bancos no dan abasto para prestar atención al reclamo de los santafecinos por más que naden en plata. Ellos quieren una sucursal bancaria en el pueblo y no consiguen.

En el patio de comidas del Shopping "Mariscal López", acaso el más lujoso de Asunción, no hay lugar para poner un pie a la hora del almuerzo o de la cena durante los siete días de la semana. Lo mismo se puede decir de las hamburgueserías, como la de Mc Donald’s, que en tiempos de vacas flacas tuvo que cerrar algunas de sus sucursales, hoy de nuevo reabiertas.

¿El boom económico volvió a Asunción más cara?, absolutamente no. Por diez euros se puede dar uno un almuerzo de primera en un restaurante de buena calidad. El taxi desde el aeropuerto al micro centro cuesta 17 euros y una noche en el Ibis, alrededor de 50 euros.

Ya vuelven muchos turistas a Paraguay. Por los 200 años de vida independiente de la patria se preparan muchos actos y los hoteles ya están hasta por acá con las reservas. Los mejores están completamente ocupados por todo el año. Quedan los de menos estrella que también son buenos.

El mes pasado fui a un pueblecito paraguayo a unos 280 kilómetros al sureste de Asunción, llamado Buena Vista, donde nació mi madre. Siempre fue un pueblo muy pobre. Hoy es otro pueblo, extrovertido, feliz, limpio, pacífico y de gente trabajadora.

El dueño del hotel donde pernocté no terminaba de sorprenderse del dinero que mueve la producción de caña de azúcar en el pueblo. "Voy a ampliar mi hotel", dijo, feliz de instalarse allí después de hacerse de un capital trabajando en Asunción.

En fin, Paraguay está en un momento estupendo. Aquí se ven caras felices, todo el mundo trabajando, comprando, invirtiendo. Entre tanto, la ministra de Turismo, Liz Cramer, no baja la guardia; en estos días está por Europa promocionando el turismo a esta parte de Suramérica y, desde luego, la inversión. Lleva en la cartera un buen argumento: 14,5 % de crecimiento económico en el 2010.

Por eso le digo, si no visitó Asunción en los últimos años y ahora retorna se va a sorprender. Me dará la razón....