Recuerdo verle por la televisión francesa y por la suiza con un enorme parecido en su sonrisa al del actor vasco – español, Luis Mariano.
Era un papa entrañable, diferente, dicen los entendidos que pretendía hacer una revolución eclesial tremenda y sobre todo de la temida Curia…., pero no le dio tiempo. En octubre de ese mismo año, esto es de 1978, en un imprevisible amanecer apareció muerto en su alcoba de un ataque cardÍaco.
El impacto mundial fue tremendo.
Como sucesor del papa bueno, el de la sonrisa permanente de simpatía contagiosa, la fumata blanca vaticana de la chimenea adjunta a San Pedro de Roma, dio al mundo a conocer lo que algunos deseaban pero no acababan de dar crédito, pues el Espíritu Santo sopla y actúa donde quería.
Y así fue, que el ya conocido cardenal alemán Joseph Ratzinger fue elegido papa tras pocas votaciones en la Capilla Sixtina.
Hoy, Benedicto XVI cumple en una sencilla residencia de monjas cercana a Roma, noventa y cinco años. Dicen que está físicamente débil, pero muy bien de cabeza.
Este papa, mi papa, el de todos los creyentes pero sobre todo de los intelectuales, escritores y filósofos, dijo nada más ser elegido en olor de multitudes: “Vais a saber y a conocer cosas de este y del otro mundo que jamás imaginasteis”.
Y en efecto, Joseph Ratzinger era un sabio, un profesor de filosofía y teología en Tubinga y de Múnich y de otras universidades, autor del concepto del “relativismo reinante”. Los jefes del Estado que se acercaban a la ciudad eterna para charlar con él lo hacían casi temblando. El Presidente de los Estados Unidos de América murmuraba a su esposa lleno de inquietud antes de salir de la Casa Blanca en busca del “Air Force One”: “Dicen que es un sabio, ojalá me ayude a resolver los graves problemas que tenemos en el hemisferio norte y en Sudamérica”; a lo que ella – primera dama - asentía con una sonrisa entre preocupada y sincera mientras apretaba su bolso inseparable de piel de gamuza alpina.
…..Pero una buena mañana de febrero del año 2013 anunció de forma sorprendente, en plena Basílica de San Pedro atestada de fieles, que se marchaba; sí, que lo dejaba todo para dedicarse al estudio, a la oración y la meditación de los textos sagrados.
Aquella fue una noticia que nunca olvidaré. Mi papa se largaba del Vaticano. ¿A dónde iría, a sus Alpes queridos, a Tubinga, a Múnich, a Berlín?
Desde el año 1294 ningún papa elegido en los cónclaves lo había hecho jamás.
Sí; desde Celestino V.
Y así, tras despedirse de todos, de sus colaboradores, ayudantes, autoridades civiles y militares de Roma, de los cardenales de la Curia y demás personal de cámara; como Jefe del Estado que era y sigue siendo, subió en su helicóptero papal y describiendo una amplia curva entre elíptica y parabólica sobre la columnata de Bernini y aledaños, de la formidable Plaza de San Pedro que tantas veces le ovacionara atestada de público; despareció en lontananza de un horizonte sin límites.
Hoy Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, el papa emérito residente en una sencilla residencia de monjas – como digo - cercana a los majestuosos palacios que dejó, dicen que reza, toca el piano y el órgano, a Händel, a Vivaldi y a Juan Sebastián Bach, sus preferidos; también a Beethoven y a Mahler.
Se asoma a las ventanas de sus habitaciones, aspira la fragancia del aire que respiró Tiberio y Julio César; degusta la pasta genuina italiana que le cocinan las monjas. Y hoy, día de su cumpleaños, es posible le obsequien con roast- beef alsaciano con mostaza dorada y patatas hervidas; y de postre, la “tarta Selva Negra” de chocolate y nata…, a la espera de que el Señor le llame lo más tarde posible y, en su misericordia, lo haga ascendiendo en el mismo helicóptero que le sacó de los palacios vaticanos más allá de las nubes.
Que le lleve donde le aguardan en cordial recibimiento sus colegas, San Pedro, San Juan Pablo II, y dicen que también su antecesor en Roma, el papa de la sonrisa contagiosa y perpetua, que apenas tuvo tiempo de presidir con sus hábitos blancos el culmen de ese Estado pequeño pero influyente y famoso en todos los estados del universo mundo.
(Madrid 16 de abril de 2022)
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