La Santísima Trinidad, ¿en qué consiste?

La Santísima Trinidad, es la integración del Padre, hijo y el Espíritu Santo, es decir, en una relación tripartita cuyo poder radica en el Padre y desciende en un orden jerárquico.

De acuerdo a la perspectiva teológica que se adopte, tendrá una u otra apreciación, no obstante, en esencia, la Santísima Trinidad representa la integridad de la deidad.

“Nadie ha visto a Dios jamás, pero Dios-Hijo único nos lo dio a conocer; él está en el seno del Padre y nos lo dio a conocer.” (Juan 1:18).

Cuando un participante del credo católico reza la oración a la santísima trinidad, reconoce la unidad de Dios Padre e implora para su pronto auxilio y protección por medio de las dos personas de Dios mismo.

Veamos en qué consiste la Santísima Trinidad y sus diversas formas de manifestación y expresión. Bienvenidos (as)

Las tres personas de las Santísima Trinidad

A detallar:

• Padre

Está representado por Dios mismo; el creador del cielo y de la tierra; por el cual todo lo creado e increado subsiste.

En Isaías 43:10 vemos como la Palabra de Dios señala lo siguiente: “Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado dios, ni lo será después de mí”.

De manera que sólo lo designado por Él, tendría la consideración de ser valorado con sumo poder espiritual.

Luego en Juan 14:6 el Señor Jesucristo (su Hijo) señala lo siguiente: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”; desde este momento la concepción de Dios como unidad no está concebida sino, desde la unanimidad y corporeidad.

• Hijo

Como lo hemos mencionado, el Hijo representa la obra hecha carne del Padre. Cuando su hijo Jesucristo llegó a la tierra, vivió y padeció como cualquier viviente, de manera que experimentó el sufrimiento como cualquier gentil.

Juan 14:7 Manifiesta lo siguiente: “Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto”.

La diferencia radica, en que era tres veces santo, sin pecado ni mancha alguna. Su sacrificio en la cruz del calvario, respondió a un acto de obediencia de su Padre (Dios), habiendo cumplido con su voluntad y no, la de Él.

De allí que, gracias a su padecimiento en carne o humano, hoy podemos tener contacto con Él a través del espíritu.

Si el Padre contiene al hijo, y éste último, hace la voluntad del padre; sírvase esa relación para graficar lo que nosotros, los gentiles en la tierra debemos acatar (la obediencia al hijo).

De manera que, es un mismo espíritu vivificante que se complace en operar en esta red divina tripartita.

• Espíritu Santo

Ahora bien, el Espíritu Santo, fue dejado por Dios para ser nuestro consolador y amigo, de manera que cuando el Hijo (Jesucristo) partiera de esta tierra, dejaría a su Santo Espíritu, el cual morará en nosotros y por medio del cual, contactaremos con Él y el Padre.

Es decir, una extensión para la comunicación permanente con el Señor Jesucristo, en Juan 14:18-20 relata lo siguiente: “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros. Todavía un poco, y el mundo no me verá más; pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”.

De manera que la Santísima Trinidad representa el poder en sí mismo que el Padre en su estructura jerárquica y cobertura divina, logra descender a todos sus hijos.

(CN-01)