La instalación que gestiona la Asociación Cultural “Valle de Toranzo” abre de martes a domingo, previa concertación de visita. La entrada tiene un precio de 2 euros.
El museo muestra los usos y costumbres que el hombre pasiego ha desarrollado a lo largo de la historia para hacer un aprovechamiento más productivo de la naturaleza. Recoge útiles de la vida diaria como un homenaje al hombre, a la tierra y a su capacidad de esfuerzo e ingenio en el día a día, con el objetivo de es recuperar las tradiciones y dejar constancia de su historia etnográfica a las generaciones venideras.
Tiene una extensión de 700 metros cuadrados repartidos en dos plantas, cada una de las cuales está dividida en 16 áreas temáticas. En cada área se muestran tanto utensilios, aperos y herramientas, como maquetas, fotografías o dibujos, para reflejar con fidelidad los rasgos del trabajo y las costumbres agrarias y populares.
Las áreas que conforman el museo son las siguientes: carros, yugos, arados y aperos de labranza, segadoras y cortadoras, transformación de la madera, herrería y fragua, lana, lino y cáñamo, pesos y medidas, apicultura, carpintería y bolos, instrumentos musicales, juegos infantiles, helados y barquillos, quesos y mantequilla, cocina pasiega, mitología y cabañas pasiegas o trajes regionales.
Fue distinguido en el año 2008 con el Premio del Club de los Museos, reconociendo el éxito de conseguir mantener vivo, especialmente entre los niños y los jóvenes, el recuerdo del vínculo entre el hombre y el campo.
Dispone de una espectacular colección de 19 carros, no sólo de Cantabria, sino también de otras regiones de España. Entre ellos están las dos últimas incorporaciones que se conservaban en el pueblo de Carmona. Relacionado con las bestias de tiro hay también expuestas piezas que servían de cabezales de cama, colleras, campanos y campanillas para los animales.
Además, cuenta con la mayor colección de yugos que existe en el mundo, más de 200 unidades, con la cual espera entrar en el Libro Guiness de los Records. Proceden de varias regiones españolas y también de países como Francia, Cuba, Holanda, Suiza o Portugal.
Uno de los principales orgullos del museo es la cocina pasiega, construida en 1.805, que fue transportada tal y como era, desde una cabaña, manteniendo su camastro, chimenea, muebles y útiles.
Se muestran en total más de un millar de piezas, algunas muy curiosas como unos campanos de madera, de una sola pieza, hechos en la India.
En nuestra última visita al museo hecha recientemente con los miembros de la Cofradía Gastronómica de los Cocidos, tuvimos la oportunidad de saludar a su propietario, Carlos López D´Hers, que ha dedicado su tiempo libre durante más de tres décadas a la recopilación de útiles y piezas de diversa procedencia con el nexo de unión de usos agrícolas y ganaderos. Y pudimos comprobar que sigue con el mismo entusiasmo y dedicación para seguir mejorando y ampliando la dotación etnográfica del museo.
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