“Los escritores y escribientes”

César González Ruano, publicó en el Heraldo de Madrid, del 30 de abril de 1931, un artículo titulado: Cuartillas del otro Jueves. Nuestro amigo don Ernesto como casi siempre en Ruano habla de este persona-je, no sé si real o imaginario, simbólico o biográfico, material-espiritual o arquetípico, para dialogar de la humanidad, para hablar de mil asuntos, pero en una de las frases indica: “Cuando escribía y no me publicaba ni Dios procuraba mantener el equívoco delante de los camareros diciendo que enviaba mis cosas a América”.

Es real y realista, que si en un Mercado de Abastos, que es mi omphalos, existen cien puestos de tomates, es obvio y evidente, que no todos podrán vivir-existir de esa mercancía. Tendrán que cambiar de oficio o profesión o labor. Por tanto, en los terrenos de la cultura y Cultura, existen, al menos, casi siempre, generación tras generación, “más los llamados que los escogidos”. Cientos de miles de escritores o de pensadores o de filósofos o de pintores o de músicos o de dancistas o de poetas o de… -Hemos exagerado, no existen cientos de miles de filósofos, pero en todo, siempre hay más de los que el mercado consume, hay más tomateros que consumidores de tomates-.

Ante esto, en esta Piel de Toro, durante varias generaciones, acudían, todos, supongo por influencia europea, bien admitida en nosotros, que tenemos una tradición, casi eterna, de vivir-existir en la calle, las tertulias de los cafés, desde, quién sabe, los griegos y sus foros, quizás, pasando por los medievales cafés norteafricanos, quizás esa mezcla cultural, de separación enorme entre lo privado familiar y lo privado público y lo público social…

No voy a quejarme de la vida-existencia que arrastren todos los creadores-criadores-inventores-descubridores de mundos simbólicos-conceptuales culturales, y, que utilicen un medio u otro, desde ser actores o teatreros o directores teatrales o críticos dramáticos o coreógrafos o autores y autoras de diálogos. De todo, siempre habrá más que menos. De todo, se consume menos que lo que se produce, al menos en el terreno de la cultura. Pero tampoco podemos negar, que la realidad es para nosotros perpleja, existen en los medios audiovisuales, varios documentales y reportajes, por lo cuales, zapatillas de diseño o no, con firma o no, con limitación de tirada, que se venden a treinta dólares, pueden llegar a un coste de mil, que personas coleccionan estos utensilios por/para los pies, mejor o peor adornados, con un precio en base de cincuenta euros, terminan con un valor de ochocientos…

Y, que existen personas, que coleccionan, cientos, hasta casi mil pares, que disponen como cuadros y pinturas y esculturas y manuscritos de Leonardo Da Vinci, en sus vitrinas particulares. Pero al mismo, tiempo se produce la realidad, que miles, docenas de miles, cientos de miles de autores-autoras creadores-creadoras de cultura, aunque sean/seamos la mayoría mediocres, nos hemos pasado diez o cincuenta años, intentando ocupar un pequeño lugar en el Parnaso de la cultura o de la creación, y, lo único que hemos recibido es el silencio. Solo tenemos una certidumbre, nuestra producción cultural, está condenada a la desaparición, ni siquiera seguirá estando en las bibliotecas, esas pequeñas ediciones, esos manuscritos, esas pinturas…

Y Ruano, el gran Ruano, que indican que todo el articulismo por estos lares-sembrados tiene sus raíces en esta/e persona/je, aunque con episodios, dicen que obscuros en su vida-psicología-biografía-historia, acaba hablando de la República. No es mi caso, ni hablaré, de los momentos negros de este autor, aunque debo indicar, que los Derechos Humanos de 1948, ya existía en el orbe europeo, los derechos naturales, por tanto, no nos escondamos, en que no existían derechos humanos en los años treinta del siglo pasado, porque existían los derechos y la moral natural. Cosa que ahora está/n olvidando/se.

Ni tampoco hablaré de la República, la del pasado, ni la del futuro. Porque pienso, que en cuestiones sociopolíticas, nosotros los humanes que andamos por tascas y por la calle, que conocemos todavía el valor económico de un billete de autobús, de todos esos negocios, solo sabemos el uno por ciento, y quizás, ni siquiera, sabemos-entendemos interpretarlos de forma correcta. Por tanto, ni hablaré de Ruano, ni hablaré de sociopolítica… Solo dialogaré, de los cientos de miles de creadores de interpretaciones simbólicas, que la inmensa mayoría, no son/somos Dante, ni Shakespeare, ni Miguel Ángel, ni Leonardo, pero que merecemos, tener el respeto, como criadores y vendedores de tomates.

Que al menos, esa producción no se pierda, que se creen Archivos en Bibliotecas, para guardar manuscritos, de autores y autoras, de todas las ramas, aunque sean de quinta. Supongo que esto será mucho pedir y exigir a una sociedad, que se gasta, no estoy en contra, pero no sé si chirría, que alguien se gaste mil euros en unas zapatillas o trescientos, y, que después, existen cientos de miles de autores, que “dicen que envían sus cosas a América, cuándo nadie les hace caso…”.

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