Probablemente uno de los ejemplos más acabados al respecto sea el de la shisha o cachimba y, más en concreto, el de fumar en esta clase de elementos. Por supuesto, primero que nada tenemos que considerar que la cachimba es conocida de diversas maneras a lo largo y ancho del planeta.
A lo largo del tiempo, hemos sido testigos de la constante aparición y reconocimiento de firmas de una larga trayectoria en el sector, como por caso Oblako, la marca rusa de cazoletas de cachimba por excelencia, cuyos productos pueden adquirirse en España a día de hoy.
Si vamos al pasado, mientras tanto, es importante recordar que la cachimba en sus primeros usos no era más que una especie de narikela con un par de caños atravesados, el primero de los cuales se aprovechaba para aspirar, y el segundo para contener, en él, una cazoleta donde se depositaba el elemento fumable. De esa palabra "Narikela" deriva luego la acepción "Narguile" o "Nargile".
Rápidamente, la adopción de utensilios como éste o similares se esparció por todo el continente europeo, gracias a la popularidad que le otorgaba su incorporación a distintos tratamientos médicos.
Ahora mismo, mientras tanto, es imposible determinar con certeza un único origen para este tipo de objeto, más allá de que está certificada su poderosa influencia en más de un imperio histórico. Incluso, la denominación de "Shisha" viene de los egipcios, que la llamaron de ese modo por el material de su base, el cristal, que se traduce así al árabe.
Quienes en la actualidad disfrutan de la shisha tienen, al contrario de lo que ocurría hace un par de décadas, la posibilidad de hacerse con cada uno de los artículos que hacen falta para llevar adelante este atractivo ritual, que conlleva encender el carbón, preparar la cazoleta con todo el cuidado, etc.
De más está decir que esta práctica nada tiene que ver con el fumar tabaco comercial, ya que la shisha tiene un trasfondo social, completamente único, en el que todos los que participan de la reunión pueden percibir la magia del momento, relajándose por un rato y dejando fuera las preocupaciones y las complicaciones del día a día.
Una cazoleta de calidad, como las fabricadas por Oblako, resulta fundamental por sus características exclusivas, típicas de la arcilla blanca rusa, que luego es esmalta en diferentes colores, adaptándose a los gustos de quien la compra.
Se las reconoce fácilmente porque poseen un agujero del phunnel, con su habitual aspecto de cráter para evitar que la melaza caiga en el agujero, intensificando el sabor final que se obtiene. Esa fabricación a mano, que los especialistas pueden establecer con sólo echarle un vistazo o probarlas, ejemplifica a la perfección lo artesanal de esta ceremonia recuperada.
Si (
No(
