La Unión Europea tiene como objetivos para 2030 reducir en al menos un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero (con respecto a 1990), alcanzar como mínimo un 32% de cuota de energías renovables y mejorar al menos un 32,5% la eficiencia energética. A largo plazo, la meta es aún más ambiciosa: conseguir una Unión Europea climáticamente neutra en 2050.
Para lograrlo no sobra ninguna aportación, y es obvio que las actitudes individuales acaban también teniendo su peso. Cuanto más reduzcamos el consumo de energía procedente de combustibles fósiles como el petróleo o el carbón, mucho mejor. En este sentido, el autoconsumo se presenta como una importante baza. Además, el autoconsumo tiene importantes ventajas individuales para quien apuesta por él: es barato, cuenta con subvenciones y su funcionamiento es muy sencillo y limpio.
¿Qué es el autoconsumo solar?
El autoconsumo permite producir nuestra propia energía eléctrica para consumo personal en la vivienda. En el caso del autoconsumo solar fotovoltaico, la energía se genera mediante placas solares que captan los rayos del sol. Esto, que es una ventaja en cualquier lugar del mundo, es especialmente fácil en nuestro país, que en gran parte de su territorio alcanza los 300 días de sol al año.
El funcionamiento es sencillo: las placas solares transforman la energía del sol en energía eléctrica, y un inversor solar permite producir la corriente alterna a partir de la corriente continua generada.
El autoconsumo residencial puede estar conectado o no a la red. Cuando está conectado, vierte los excedentes que se generan a la red de distribución, obteniéndose a cambio una compensación. Estos excedentes pueden llegar a cubrir el coste de toda la instalación. Según empresas como Otovo, el autoconsumo residencial puede alcanzar una rentabilidad del 15% al año. Si la instalación está completamente aislada, la energía puede almacenarse en baterías.
Ventajas del autoconsumo
La principal ventaja del autoconsumo fotovoltaico, aparte de la de consumir una energía limpia, es la económica. Instalar paneles solares permite un abastecimiento de energía gratuito durante muchas horas, y da la posibilidad de generar unos ingresos que pueden llegar a compensar por completo los costes de la instalación. Para los horarios nocturnos, es posible acogerse a la tarifa de discriminación horaria. Por eso, la factura de la luz una vez que nos apuntamos al autoconsumo suele ser de la mitad de la que veníamos pagando habitualmente.
A ello se suma el hecho de que la instalación de equipos de autoconsumo está muy favorecida por el Estado. Hay subvenciones municipales proporcionales al precio de la instalación, así como bonificaciones al Impuesto de Construcción y Obras (del 95%) y el Impuesto por Bienes Inmuebles (variable según el municipio). También podemos deducir un porcentaje del coste de la instalación en el IRPF, siempre que seamos los dueños de la vivienda y la instalación la haya realizado un instalador autorizado.
Por último, comunidades autónomas como Andalucía, Madrid o Comunidad Valenciana, entre otras, ofrecen subvenciones directas a la instalación de placas solares, que se convierten así en una opción no solo limpia, sino también muy barata, de acceder a la energía.
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