www.euromundoglobal.com

Opinión: “Es Mi Sentir...”

Si señor, tiene usted razón

Por Geral Aci

sábado 03 de octubre de 2020, 03:10h

03OCT20 – MADRID.- Al final de la calle donde yo vivo, hay varios comercios, entre ellos un locutorio y una peluquería para hombres. Desde hace algunos años, voy a ese local para que me corte los pocos pelos que me quedan, esto ha hecho que entre el peluquero y yo exista una especie de amistad, y cuando con otros amigos hablo de él, les digo; es un tipo solidario, con conciencia, conoce mediante la lectura, algunos escritores conocidos, de épocas lejanas y también contemporáneos.

Digamos que mi amigo está muy bien informado. Al lado de su negocio, funciona un locutorio, atendido por un señor de Venezuela, con quién también conversamos bastante y tengo de él, el mismo concepto. Siempre estamos de acuerdo.

Un día que pasaba frente a la peluquería salía un señor de mediana edad, fuerte, de grandes bigotes y sonriendo, y desde la puerta se despidió:

-¡Gracias chaval! ¡Eres cojonudo! ¡Ya volveré!

Yo lógicamente no le di importancia, ya que lo conozco y es una buena persona. Pero otro día coincidió la misma escena, salía un muchacho, seguramente de raíces africanas, lo digo por el color de su piel y también como el anterior, se despidió:

-¡Gracias colega! ¡Que se te de bien! ¡Ahí te quedas tío! Y se alejó.

Pensé, este hombre es muy querido, los clientes se despiden con sonrisas y satisfechos y en ese momento nació en mi, la idea de este escrito.

A mi me gusta escribir, y me pareció interesante conocer la razón de lo que había sido testigo, más sabiendo que vivimos en una sociedad violenta, envidiosa, corrupta y sucia, era un caso interesante. Al día siguiente me fui muy temprano y en el momento que abría su negocio le saludé y le dije: -Hola, quiero pedirte un favor.

-Si, contestó lo que tu digas.

-Quiero estar todo el día aquí sentado, como si estuviera esperando que me atiendas. Voy a almorzar y vuelvo, ya por la noche antes que cierres me voy a mi casa.

Sonrió y movió la cabeza diciendo; Amigo, siempre tienes alguna idea rara. -Pero no te preguntaré nada, puedes quedarte.- Y me quedé.

Ese día atendió a 14 personas, ocho por la mañana y seis por la tarde. Ahora les cuento lo vivido: el primer cliente era un señor mayor, que solicitó un “arreglito” que no le cortara mucho. A los pocos minutos inició un diálogo con mi amigo:

-¿Ha escuchado las noticias?

-Si, claro, le respondió.

-¿Y que le parece?

-Bueno, dijo titubeando, la verdad es que me tiene que refrescar la memoria, algunas cosas se me olvidan.-

-Si, yo las escucho y no las olvido, dijo el hombre. Han dicho que llegan más inmigrantes, con todos los que tenemos, hay que joderse, yo no sé, los políticos están locos, esta gente que viene de afuera no quitan los puestos de trabajo, usan los ambulatorios, cobran ayudas del estado, se emborrachan, pelean, son sucios, algunos trafican con drogas.

Y el hombre continuó con su protesta, mi amigo cuando le dejaba opinar decía­

-Tiene usted razón, pero qué le vamos a hacer.

-Qué, ¿qué le vamos a hacer? Pues no dejarlos entrar, expulsarlos, negar toda atención médica, no escolarizar los hijos. Que se marchen a su país.-

Cuando llegó el momento de ponerse de pie y pagar, le miró sonriendo y le dijo; hacen falta personas como usted, seguiré viniendo, ya soy su cliente.-

Mi amigo le sonrió y se despidieron. Yo permanecí en silencio leyendo un periódico y a los pocos minutos, entró un hombre joven, con coleta y una barbilla, con los pantalones desteñidos y caídos, le saludó y se acomodó en el asiento, y lo mismo que lo anterior, entablaron conversación;

-Sabes le dijo, he pasado un mal rato, he visto una señora dejando la basura en la acera y le dije; señora por qué no la mete en el contenedor, casi me pega, me gritó, ¡pareces marica con ese pelo! Seguro que no trabajas, no vas a la iglesia, ateo, comunista, Dios te castigará- bueno y otros insultos, ¿sabes? Esto es consecuencia de la derecha son todos ignorantes, explotan a los trabajadores, algún día los colgaremos a todos. Las religiones los envenenan junto con la tele

Y terminó de hablar, mi amigo movía la cabeza en sentido afirmativo, y hacía muecas con la boca, solidarizándose con las palabras del cliente, al despedirse le dijo levantando la voz;

-¡Gracias compi, tenemos que cambiar esta mierda de sociedad!- y se fue. Llegó un tercero y antes de entrar ató a un árbol un perro negro de tamaño mediano. Se sentó, mi amigo le puso una tela blanca hasta el cuello y le preguntó, ¿que te hago? No mucho, le respondió, ya sabes como siempre.

Y su diálogo con mi amigo versó sobre perros, qué comida le daba, quién era el veterinario que lo atendía, la inteligencia que demostraba, donde lo cuidaban cuando salía de vacaciones, las dos veces que lo sacaba a pasear y la estupidez de algunos vecinos que decían que algunas noches ladraba y molestaba.

Al igual que los anteriores, pagó y le invitó a que acariciara el perro, el peluquero salió del local, el perro hizo un pequeño gruñido y mi amigo se alejó unos pasos, ¡No te preocupes, no hace nada, le gusta jugar, es que no te conoce! Dijo el dueño mientras se alejaba sonriendo.

Y podría contar muchos otros diálogos, pero uno me hizo conocer más a mi amigo, fue por la tarde, entró un hombre gordo y canoso, se veía como alterado, saludó y cuando mi amigo dijo; buenas tardes José.- Buenas serán para ti, vengo cabreado, le respondió. Mi amigo tuvo que preguntarle, ¿que pasa? Este movió la cabeza de arriba a abajo y le dijo:

-Tu sabes donde vivo, pues te cuento que entre los baches y la mierda de los chuchos no se puede caminar, cómo es posible que en pisos estrechos vivan seis personas y un perro grande, son estúpidos y la autoridad debía prohibir los perros en la ciudad, estos animales tienen que vivir en casas con patio, como animales, no en la ciudad, que asco de gente, me dan deseos de comprar veneno y tirarlo en las aceras.

Mi amigo movía la cabeza en sentido negativo y ante la pregunta de qué opinaba, respondió; tienes razón los perros no pueden vivir con las personas, y el hombre aprovechó para pasar su última protesta; ¡ahora ya hasta en el metro están los perros! ¿que van a hacer cuando se caguen, quién limpiará su mugre? Les cuento que mi amigo tiene un perro del cual siempre me habla, lo quiere como como a uno más de la familia.

Resumiendo el peluquero está de acuerdo siempre con lo que dicen los clientes, algunas veces es ateo, en otras creyente, políticamente es de izquierda y derecha, es de un club de fútbol es de otro, le gustan los perros y no le gustan, es partidario de eliminar a todos los inmigrantes y a su vez dice que son seres humanos que huyen de sus países porque los europeos les venden armas, y les roban los recursos naturales. Sin olvidar que con un cliente muy delicado y fino, de acuerdo a lo que él decía, mi amigo fue totalmente creyente, es más cuando el cliente se despedía le dejó muchas bendiciones, que mi amigo correspondió.

Yo eché cuentas; un cliente 14 euros, 10 clientes 140 euros y así hasta terminar el mes, con esto paga el alquiler, el agua, la abusiva factura de la electricidad, va al súper y llega justo a fin de mes, no le sobra nada, pero lo importante, no debe nada. Y me pregunté ¿vivimos en una sociedad tan capitalista, que un ciudadano no se preocupa de perder su forma de pensar, sus ideales, su forma de enjuiciar los abusos y la corrupción, solo le preocupa que algunos no vuelvan por su peluquería, aunque se quedaría con su dignidad y honestidad, que desgraciadamente no quitan el hambre? ¿Será este comportamiento parecido al de algunas mujeres que ante el temor que el hombre las abandone y queden con dos niños sin poder pagar el alquiler y menos poder comer y siguen soportando violencia y violaciones sin poder denunciar? Tal vez algunos ciudadanos no aceptan que otros ciudadanos piensen en forma distinta, es como un fanatismo político, religioso, deportivo y de forma de vivir. Creo que encontrarse con una persona de diferente pensar, y compartir todo tipo de experiencia nos ayuda, cada vez que hablamos con alguien aprendemos algo nuevo. Yo le he comentado a algunas amigas y conocidas que no soy creyente por razones muy personales y varias veces la respuesta es: Dios te castigará. Es decir creer es obligatorio para los creyentes. Si digo que soy políticamente de derecha, me pueden decir fascista, banquero, terrateniente, corrupto, pero nadie me dice por qué es mejor ser de izquierda, y si me lo dicen y me convencen, alguien me insultará. La conclusión es que no sé si mi amigo peluquero comparte mis ideas, lo mismo que el del locutorio, porque pensamos igual o es por los 14 euros que él cree, dejaría de recibir.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (19)    No(0)

+
0 comentarios
Portada | Hemeroteca | Índice temático | Sitemap News | Búsquedas | [ RSS - XML ] | Política de privacidad y cookies | Aviso Legal
EURO MUNDO GLOBAL
C/ Piedras Vivas, 1 Bajo, 28692.Villafranca del Castillo, Madrid - España :: Tlf. 91 815 46 69 Contacto
EMGCibeles.net, Soluciones Web, Gestor de Contenidos, Especializados en medios de comunicación.EditMaker 7.8