“Peliculeros” de Hollywood a la caza de inmigrantes ilegales

Del seudo-actor Lou Ferrigno no me sorprende casi, si tomamos en cuenta que el único personaje conocido que ha representado a lo largo de su vida como aspirante a actor ha sido aquel troglodita hombre verde que respondía al nombre de Hulk en aquella serie televisiva de segunda B, que tanta popularidad alcanzara hace unos cuantos años.

De Steven Seagal, otro eterno aspirante a actor, sí debo confesar que me sorprende un poco ya que su imagen de policía o agente secreto siempre al servicio de causas perdidas o de protección de los más débiles, incorruptible y versado en las disciplinas orientales del conocimiento y la fuerza física, esperaba otra cosa..

Es cierto que los personajes de ficción nada tienen que ver con la personalidad verdadera de quienes los interpretan pero es imposible no asociar un poco, el papel que un determinado actor ha desempeñado de manera continua en la pantalla, con su vida real. Seagal, un aspirante a actor de nulo registro dramático, paquetón, acartonado e inexpresivo, consiguió ganar sin embargo, cierta popularidad como protagonista de películas de bajo presupuesto y pocas exigencias en cuanto a argumentación y guión  y cuyo único atractivo era el despliegue de espectaculares peleas con artes marciales incluidas a cargo –por supuesto-, del protagonista Seagal, que se encasilló de este modo,  en la imagen de un agente secreto o policía, educado en los valores de las disciplinas orientales con un gran respeto por la justicia y la protección a los más débiles.

Incluso una de sus infumables cintas de acción trata justamente, de la protección que él como policía antinarcóticos, brinda a unos inmigrantes centroamericanos que han ingresado ilegalmente a EEUU pero que sin embargo, pueden ayudarle a descubrir a los cerebros de la banda que trafica tanto con seres humanos como con drogas.

Hoy mismo, este aspirante a actor que nunca llegó a serlo de verdad, ha cambiado su rol de justiciero de película, por el más real y efectivo de “cazador de inmigrantes ilegales” al amparo de la farragosa legislación que sobre el particular, aplica el estado de Arizona con el pintoresco sheriff Joe Arpaio a la cabeza. De pena.

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