En centros como la clínica Ortoclinik de Madrid logran ese ambiente infantil a través de peluches, ipads y juegos para que la experiencia de ir al dentista no sea traumática para los niños sino una experiencia agradable y divertida. Todos sabemos lo que cuesta que los niños vayan al dentista sin montar una escena.
Cuándo hay que empezar las visitas
La Asociación Española de Odontopediatría recomienda que desde el primer año de edad se lleve ya al niño de forma regular al odontopediatra, porque coincide con el desarrollo de la primera dentición y de ahí su importancia de detectar a tiempo si existe alguna patología o los dientes están creciendo de forma correcta y las encías están sanas. En general un par de visitas al año son suficientes para mantener un buen control de que la boca y las encías están sanas.
A veces se detectan anomalías en el número, forma o tamaño de los dientes, o se retrasan en salir los dientes definitivos. Algunos trastornos como una desviación de la mandíbula o mostrar demasiado las encías tienen una rectificación más sencilla si el tratamiento se comienza cuando se es niño que si se hace a una edad adulta. Por eso se hace tan necesaria la figura del odontopediatra para evaluar los posibles problemas a tiempo.
¿Es realmente necesario llevar a los niños a un dentista infantil?
Sí. Porque los dientes de leche van creando el hueco de los dientes definitivos, por lo que es necesario que estén en su posición debida hasta que sean sustituidos.
Se suele olvidar que no sólo es importante mantener una buena higiene y control, sino que también los hábitos de comida del niño pueden influir en su salud bucodental. Es importante que los padres sean bien aconsejados por profesionales en niños para evitar determinados alimentos o costumbres como dormirse con un biberón o un vaso de zumo.
Preparar a los niños para la visita al ortopediatra
Los padres tienen que colaborar desde casa a generar esa actitud positiva en la visita a una clínica dental. El ortopediatra está preparado para enfrentarse a los niños pero será más efectivo si llegan relajados al centro. Además si están acostumbrados a acudir para revisión desde muy pequeños, se familiarizarán con ese entorno y normalizarán las visitas, de modo que no se asusten cuando el profesional les ilumine la boca para examinar bien su interior.
Ya desde casa hay que educar en la importancia de mantener una buena higiene dental, ser los padres un buen ejemplo, crear hábito diario y hacer del cepillado de dientes una actividad familiar y divertida. Y por supuesto, nunca realizar comentarios que expresen temor hacia el dentista delante de los niños.
Ese buen trabajo que se realiza en casa continúa en la consulta, donde los profesionales conciencian al niño de la importancia de mantener una buena higiene, además de compartir consejos con los padres.
Educar a niños y padres
Es muy importante, por tanto, que los padres estén concienciados de la importancia de llevar al niño a revisiones desde pequeño a un buen profesional, que además sabrá transmitir al niño la tranquilidad y confianza necesarias para que la visita nunca suponga pasar un mal rato.
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