Inteligente, culta y trabajadora, una gran belleza, preside la Fundación Arauco con sede en Chinchón, que cuenta con cuatro edificios, uno de ellos donde pinta Guillermo Muñoz Vera, director de la Fundación, otro la academia de los cursos de arte, otro para residencia, y finalmente un gran secadero de ajos, desde el que se ve la preciosa plaza Mayor del pueblo, que será el futuro del artista. Su residencia habitual en es Madrid y pasa los veranos en su casa de Sol de Mallorca.
Estudió Derecho y ya se sabe que esta carrera sirve para todo, desde ministro a conserje de ministerio. Ella, Carmen Spínola y González-Cocho (Madrid, 1956), Mamen para familia y amigos, ha llegado a pintora, buena discípula del chileno Guillermo Muñoz Vera, con quien fundó sociedad al cincuenta por ciento, que mas adelante se convirtió en la Fundación Arauco que preside.
Durante catorce años, la Fundación Arauco ha impartidos doce becas principalmente para América Latina, también de Japón o California, que durante dos años han aprendido el magisterio pictórico de Muñoz Vera, llamada la Escuela de Chinchón, con una espectacular galería permanente de exposiciones visitable. Los becarios estaban alojados en una residencia de la propia Fundación en Chinchón. Muchos de estos alumnos son pintores consagrados que han establecido sus escuelas de pintura en España y en sus respectivos países. Carmen Spínola ha seguido así la saga de mecenazgo de la familia Spínola.
Se casó, en el Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, con Luis Javier de Oriol y Díaz Bustamante, hijo del que fuera presidente del Consejo de Estado, Antonio María de Oriol y Urquijo (1913 -1996), que fue secuestrado por el GRAPO en 1976 y liberado el once de febrero día de la Virgen de Lourdes. Quienes lo conocieron aseguran que era una persona extraordinaria, empezando su nuera Carmen Spínola. Tiene cuatro hijas y un hijo: Rocío y Carmen, las gemelas, ambas casadas; María, la tercera, también casada y Alejandra la pequeña. Todas ellas alumnas de la Fundación Arauco pintan bien, aunque se dedique profesionalmente a otros campos. Borja es su único varón. Y ya va por la tercera nieta.
Ella es la más campera de todas las hermanas, le gusta mucho el campo y se refugia a veces en la finca familiar de La Centenera (Marmolejo, Jaén) a pintar y escribir poesía. Asistió junto a su madre Julia María de Spínola, notable escultora, a la ceremonia de entrega del premio Nobel a Vicente Aleixandre en 1977, por la amistad de ambas con el gran poeta. El escritor Jorge Julio Padrón recogió el premio en nombre de galardonado. En la comida oficial sirvieron como plato típico del país el “ave de las nieves” y, ante su sorpresa, la carne era sorprendentemente oscura.
Sus casas, tanto en Chinchón como en Madrid, tienen siempre un oratorio y recibe a diario en su móvil, el evangelio del día que le envían unas monjas de clausura amigas. Esto colma su lado sacro; del lado profano nada tengo que decir.
Carmen Spínola pinta paisajes, bodegones y toros, muchos toros. Es muy taurina, no olvidemos que su cuñado es el célebre matador Miguel Báez el Litri y su sobrino, Miguel Báez Litri hijo. Ella no se somete a la tiranía de los que cercenan el arte de Cúchares. A través de su Fundación, el Grupo pro Arte y Cultura, PAC, ha llegado a diversos países, en los que ella misma participa en las exposiciones de arte.
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