Angela Merkel versus Donald Trump

No trata de hacer un frente contra nadie, pero sí de tomar una postura clara frente a un hombre que busca el proteccionismo y el aislacionismo económico de su país, así como el abandono de la lucha contra el cambio climático, claramente probado y que amenaza la vida en la tierra.

No solo se da cuenta de los graves y casi constantes errores del actual presidente americano, sino de su prepotencia, altanería y con frecuencia mala educación.

El hecho del inmenso poder que ha recaído sobre Donald Trump no la amilana, sino todo lo contrario, le hace ver con claridad de gran estadista el enorme peligro que ello conlleva y la necesidad de sacar energía y voz para poner límites a semejantes tropelías. Eso sí siguiendo los debidos cauces diplomáticos y verbales.

Una de las cosas que más han molestado del actual presidente USA es su lenguaje, un lenguaje a veces violento, montaraz y descalificador al que nadie estaba acostumbrado ni se acostumbrará, y menos en la persona del mandatario que tiene que sentarse en el Despacho Oval.

Esto que va a hacer la canciller alemana es lo que todos estábamos esperando y necesitando en lo más profundo de nuestras almas, todos los que nos sentimos europeos, amigos de la diplomacia, de la educación, de libre comercio y en última instancia de nuestra casa común, el planeta tierra.

Este planeta sepan que tiene vida, es un ser vivo enorme y si no lo tratamos como se merece, esto es bien, él se encargará de eliminarnos, como bichos, como virus nocivos.

La Voz del Viejo Continente, tan diferente a la del señor Trump, se va a oir de forma clara y terminante en Hamburgo. Donald Trump va a escuchar cosas que quizá no le agraden, que quizá le molesten, sabe que es muy poderoso, siempre lo fue, pero también va a tomar conciencia de sus dimensiones y sobre todo de que no es el dueño del mundo.

(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.