- Ramón del Valle-Inclán o Ramón María del Vallé-Inclán (Ramón Valle y Peña), Villanueva de Arosa, 1866, + 1936, Santiago de Compostela.
Sintetizar algunos rasgos de una vida tan azarosa, y por otro lado, de una literatura, siempre en el limite de la vanguardia de su tiempo-época, es difícil, pero al menos, nos fijaremos en algunos puntos o notas, que quizás, no sean los más esenciales, pero que quizás, nos puedan servir para entender algo a este autor-persona-personaje, y de reflejo, también a nosotros mismos, porque la literatura, solo tiene como fin esencial, descubrir-redescubrir el misterio-enigma del ser humano, de usted o de Valle.
- Aunque dicen que los lapiceros y otros utensilios de la escritura, son instrumentos pacíficos, empecemos, con la famosa riña-discusión, que parece ser que le regalaron-otorgaron-donaron un bastonazo, y que se le clavó un lapicero y le produjo la gangrena del brazo y la pérdida del mismo.
Pero no nos vamos a fijar, especialmente en el detalle, pero si, diríamos que no era un ser humano pacífico, que quizás la literatura, le transportaba a otros estados de conciencia, o quizás, en este caso, el problema de discusión sobre un duelo. Pero si me interesa el fondo, el eterno problema, entre la belleza o estética, y la verdad y el conocimiento, y la bondad o moralidad o ética. Tres lados de una figura geométrica. Siempre hemos anhelado grandes figuras-genios, que en su especialidad, nos lleven un poco más lejos, pero también que su nivel ético-moral sea elevado, no solo en público, sino en privado. Con el tiempo, te llevas muchos desaires y desengaños. No pondré nombres con apellidos, pero busquen ustedes.
- Un autor, sea de la especialidad que sea, tiene que fijarse en la realidad externa, y en lo profundo de si mismo, y cuándo se llega a un cierto nivel, hay que olvidar, en cierto modo todas las tradiciones, o asumirlas de tal modo, que se debe alzar un paso más hacia delante…
Recuerdo al gran Leonardo, que parece ser decía o pensaba, que no había que fijarse tanto en libros de letras muertas, y más en la naturaleza.
Si se entiende bien la frase e idea, supuestamente de Leonardo, creo que es correcta, aunque todos percibimos-vemos-sentimos-pensamos-deseamos-hablamos por la tradición-tradiciones de siglos y milenios.
Necesitamos más libertad en las artes, bajo la ley y la moralidad, pero cuánta libertad nos falta, y quién tiene un poco más, se les paga, por lo general, con el silencio. Cosa, que le sucedió en muchos modos y sentidos a Valle Inclán. En muchos contenidos-continentes, se adelantó, su teatro se adelantó y en casi todos los demás géneros literarios. Vivió entre varios mundos, el simbolista, el noventa y ocho, el modernista, las primeras vanguardias. Y existió-durmió en una Hispania, como siempre retrasada, en casi todo, o al menos, uno o cinco pasos por detrás de Europa.
- La literatura, en los últimos siglos de ciencia y ciencias, la literatura y las artes siguen existiendo porque todavía es el saber, que nos explica, con personajes o con ensayos, que pueden existir la persona buena-mala, bondadosa-cruel. La literatura nos enseña, mucho de lo que somos, no solo lo que decimos ser. Esos contrastes-paradojas-falacias-contradicciones. La literatura de Valle, incluso su personaje, nos muestra, muchas aristas de lo que somos y de dónde estamos.
- Bueno, es fijarse y recordar, que en el suelo de la Piel de Toro, raramente, triunfa el autor-obras, que sea modesto, y que no toca los palillos, sea de la extravagancia, sea de un constante estar llamando la atención y llenando las tertulias de anécdotas, o combine su actividad cultural con la vida política.
Quizás, se echa en falta en Celtiberia, esos intelectuales-creadores-autores-pensadores-filósofos-artistas, que no anteponen su personaje a su obra, su persona a su obra, sino que como los matemáticos, en general, construyen, edifican sus teoremas y sus aportaciones, las publican, y se marchan a sus estudios, a encontrar nuevos. Aquí, quizás, en el suelo patrio, deberíamos reflexionar, por qué, no pondré nombres, hay que estar en el candelero, y se mezcla, tanto la vida y la obra y la obra con la vida, que quizás, después, después es imposible dilucidar, una y otra…
- Para terminar quizás, deberíamos resumir esta persona-personaje, como alguien que escribía con sus barbas, y que quizás, al ser tan adelantado a su tiempo, ni se valoró en su época, en vida, ni diríamos, se le ha valorado lo suficiente después. Aquí, mi pequeño homenaje escrito con algún pelo de su barba.
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