Parlamento Europeo aprueba el acuerdo comercial CETA con Canadá

Con la aprobación entrarán en vigor previsiblemente a partir de abril todas aquellas partes del tratado que quedan bajo la competencia exclusiva de la UE, pero para su total puesta en marcha tiene que ser ratificado aún por los Parlamentos nacionales de los países miembros, citó DPA.

Antes de la votación hubo protestas frente al edificio de la Eurocámara en Estrasburgo de opositores al CETA, que temen que tenga efectos negativos sobre la protección a los consumidores y los estándares de protección social y del medio ambiente.

Por la mañana los manifestantes cortaron la entrada tendiéndose en el suelo. La ONG Greenpeace colocó en un canal cercano una figura que evoca a la Justicia con un cartel en el que se leía: "Hundan el CETA, no la Justicia".

"El Parlamento Europeo aprobó un acuerdo que dañará de forma duradera a la democracia europea", afirmó tras la votación el fundador de la organización de consumidores Foodwatch. "El CETA retrige el margen de maniobra para legislar de la UE y sus países miembro", añadió.

El eurodiputado Artis Pabriks, miembro de la comisión parlamentaria de Comercio Internacional, habló sin embargo a favor del acuerdo. "¿Qué dirección tomaremos? ¿Iremos por el camino del proteccionismo? ¿O lucharemos por los valores liberales y democráticos, por el crecimiento y por buenos estándares en el comercio internacional?", preguntó el europarlamentario conservador.

También la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, intentó alejar los temores respecto al tratado. "El CETA no cambiará los estándares de seguridad de los alimentos. No contiene nada que obligue a una privatización del agua o de la sanidad", dijo.

El presidente del grupo parlamentario del Partido Popular Europeo, Manfred Weber, considera que en la cuestión del CETA no hay que olvidar la política del nuevo presidente estadounidense. "La realidad es que tenemos a Donald Trump", afirmó. "Trump anuló el TTIP", advirtió en referencia al tratado de libre comercio que negociaban la UE y Estados Unidos antes de su llegada al poder.

La firma oficial del acuerdo del CETA se vio retrasada el pasado octubre por la oposición de la región belga de Valonia. Tras haber sufrido especialmente los efectos de la crisis económica, Valonia temía que el CETA debilitase los estándares sociales y ambientales, amenazase el modo de vida de los agricultores y diese un poder desmedido a las empresas multinacionales.

La región de Bélgica consiguió algunas concesiones a cambio de desbloquear la situación. Por un lado, una cláusula adicional establece que Bélgica podrá impedir una competencia que suponga una amenaza existencial para sus agricultores.

Además, se pedirá al Tribunal de Justicia de la UE que revise si la corte de arbitraje para los litigios entre compañías y Gobiernos está en línea con las normas del bloque.

Según las autoridades comunitarias, con la eliminación del 99% de aranceles los exportadores europeos de productos agrícolas e industriales ahorrarán cada año más de 500 millones de euros (550 millones de dólares).