Un libro genial

Fruto el libro de un recientísimo viaje a la isla caribeña por antonomasia y con un extenso prólogo memorable del escritor cubano Ernesto Sierra y solo por el cual convendría sin duda hacerse con el libro, María Antonia García de León ejecuta en este conjunto de poemas la plenitud que un ser humano dotado sin duda para la escritura puede hacer de Cuba y de La Habana.

Sin haber viajado, como un zoom prodigioso, el lector se adentrará así de golpe, sin preámbulos, como quien tiene prisa por vivir, en lo más sensorial, profundo e inefable de ese pueblo cubano. Su alma, sus costumbres, sus paisajes, sus calles, sus palacios vetustos y llenos de gloria y de pasado, sus personajes célebres tan llenos de recuerdos; sus canciones, su música, sus noches perfumadas, los amaneceres desde el famoso Malecón, la lluvia pertinaz que todo lo empapara, la belleza de sus mujeres, la hidalguía y esbeltez de sus hombres, las fiestas escogidas. Pero todo ello contado con tal fuerza desbordante, con tal poder de evocación, que da la sensación como si la autora en un alarde de dominio del lenguaje y en esa plenitud de la propia vida - cuando se siente que estando en lo más alto se es verdaderamente libre y sin fronteras, sin trabas, gozando de un paraíso inefable donde no existe la muerte -, la inspiración la desbordara de tal forma y manera que aniquilándola se trasformara ella misma en aquello que describe, como esos meteoros que al roce con la atmósfera terrestre y a esas velocidades arden y se queman brillando como estrellas tan solo en un instante breve.

Con esto, y muy lejanamente sin apenas contar, quisiera queridos lectores acercar lo que María Antonia García de León, Antonieta para los amigos, ha conseguido en su viaje a Cuba.

A la vez que viaja, al ritmo que recorre desde el aeropuerto hasta hacer las maletas de retorno, va grabando, filmando a la vez que escribiendo - con ese poder terrible que solo tienen raros autores en momentos posiblemente irrepetibles de sus vidas-, lo que está viendo a través de una inteligencia excepcional, de una vasta cultura literaria, académica, experiencial y viajera, haciéndonos llegar en un libro relativamente breve de 50 paginas, descontando las del prólogo, lo mejor de la isla, lo mejor de sus gentes, de sus paisajes, lo mejor de su alma.

Sin duda porque la autora ha puesto lo mejor de sí misma en un libro difícilmente repetible. “Desde mi torre de adobe en la Habana” de Sial Ediciones, un libro que no debiera faltar en biblioteca alguna. Último libro de poemas de María Antonia García de León, esa amiga impagable, que redescubres en toda su belleza cuando escribe y tienes la dicha de leerla.

(*) Germán Ubillos Orsolich es Premio Nacional de Teatro, dramaturgo, ensayista, novelista y escritor.