Para las compañías aéreas internacionales los aeropuertos brasileños son un “desastre”

Giovanni Bisignani, director general de la entidad, calificó la infraestructura aérea de “inadecuada” y como un “creciente desastre”, a pesar de que el país tiene el crecimiento económico más alto y más rápido de América latina. Como ejemplo, señaló que 13 de los 20 principales aeropuertos no pueden acomodar la demanda en las terminales existentes. Consideró “crítica”la situación en San Pablo, el más importante “hub” (punto de distribución de vuelos) internacional en la región. Para Bisignani, el espacio aéreo está “congestionado y es ineficiente” en San Pablo, en Bogotá y en México.

En un encuentro de compañías aéreas en Panamá, la semana pasada, el ejecutivo contó que a inicios del año la Empresa Brasileña de Infraestructura Portuaria (Infraero) propuso cerrar una pista del Aeropuerto de Guarulhos por buena parte de 2011 para realizar trabajos de reparación. “La medida hubiera cortado la capacidad a la mitad. Nosotros gritamos y el gobierno está ahora buscando otra solución‘, dijo. Advirtió que, para evitar una "vergüenza nacional", Brasil precisa comenzar a actuar y mejorar las instalaciones aéreas para el Mundial de Fútbol 2014 y las Olimpíadas de 2016.

"Pero no veo progresos y el tiempo está pasando. El tiempo para debatir terminó. Tenemos que juntar a todo el mundo alrededor de una mesa para finalizar un plan y trabajar", señaló. Se quejó de los costos de infraestructura en el país. Según Bisignani, Infraero quiso aumentar en 200% las tasas para el “sub-standard facilities” (estructura de segunda categoría). “Gritamos y el regulador tomó nota”, dijo. Se jactó de haber conseguido reducir en u$s 313 millones las tasas de estacionamiento de aeronaves en San Pablo en 2009.

Para mirar más de cerca a Brasil, Iata nombró días atrás a Carlos Ebner como director en el país a partir de diciembre. Además de los problemas de infraestructura en Brasil, Iata pidió a los gobiernos de América latina resolver serios desafíos de seguridad en el sector y bajar las tasas cobradas a compañías de turismo.

Para Bisignani, el sector aéreo en América latina diez años atrás era “una un lío”, pero progresó mucho desde entonces. El índice de accidentes era siete veces el promedio global, la infraestructura era aún peor y hubo grandes quiebras, como la de Varig y de Mexicana recientemente.

Pero el “trabajo duro” hizo de América Latina la única región en la que las compañías aéreas tuvieron lucro en 2009, de u$s 500 millones, y en 2010, de u$s 1.000 millones. Y puede verificarse un tercer año consecutivo de resultados positivos, con u$s 600 millones en 2011. Destacó el valor de capitalización de mercado para ilustrar “ese éxito”.

Desde 2000, la capitalización de mercado de las compañías estadounidenses y europeas cayó 70% y 50%, respectivamente. Las empresas de Asia subieron 20%. Pero Lan Chile registró una suba de valor de 19 veces y Gol duplicó de valor. Bisignani impulsó la liberalización del sector en América Latina. Lo ejemplificó con la capitalización de mercado combinada de Lan y TAM, de u$s 14.000 millones, creando uno de los grupos más fuertes del mundo. Su valor es más alto que el de British Airways/Iberia (u$s 5.500 millones), Grupo Lufthansa (u$s 10.400 millones), Air France/KLM (u$s 5.700 millones), Delta (u$s 11.200 millones) o Continental/United Airlines (u$s 8.800 millones).

Según el director general de Iata, todo eso confirma la importancia de consolidar al sector. Advirtió que la aviación “es un negocio pesado y dinámico” y se necesitan más cambios.

Globalmente, Iata prevé para este año una facturación de u$s 560.000 millones y ganancia de u$s 8.900 millones, representando un margen de 1,6%. Con pérdidas de u$s 50.000 millones desde 2000, el resultado no es para festejar, porque la proyección para 2011 es de un margen declinando para 0,9% y ganancias de apenas u$s 5.300 millones, debido al aumento del precio del petróleo y la caída en la demanda de las cargas. Iata está en una cruzada contra las tasaciones. En América latina, se queja de que países del Caribe quieren facturar u$s 287 millones con impuestos sobre turismo.

“Los gobiernos tienen que entender que el sector aéreo no es una vaca lechera”, advirtió Bisignani.