Has nacido Hugo en el seno de una familia inmejorable, lo sé muy bien, porqué pertenezco a ella. Una familia, donde vas a ser muy querido por todos, tus papis, Rodrigo y Elsa; tus abuelos Fernando y Charo (los que conozco, que son mis tíos) y tus dos tíos, David y Jaime.
Todavía me acuerdo yo de las trastadas que nos hacían a mi hermana y tu tía Marisa, tu tío David, cuando íbamos a Segovia: ponernos el despertador a las 08:00H, para fastidiarnos. O la tranquilidad con que tu tío Jaime se tomaba las cosas o dirimía las disputas entre hermanos. O los largos silencios de tu papá, mi primo Rodri.
Y estaban tus bisabuelos, Antonio y Goya. O tus tíos abuelos, Antonio y Santi (Vicen). O tus tíos Marisa y Rafa… que ya no están entre nosotros, que eran mis padres y mi hermana y mi cuñado. O tus tío abuelos Gloria Pablo. Y Jaime.
Éramos una alegre panda sí. Cómo cuando íbamos a Valsaín, al pueblo de tu abuelita Charo, para ver a tu tía abuela Teresa o tus bisabuelos maternos. Y de paso cojer manzanilla o poleo menta los más jóvenes de la familia: o sea se tu papi, tus tíos y yo. Bueno, yo hacía que cogía las hierbas aromáticas de las praderas de la campiña segoviana. Todavía oigo a mi madre instar a tu papá y tus tíos a coger las hierbas medicinales: “¡Chicos al que coja más manzanilla y poleo menta, le doy cien pesetas!”. Que en los años ochenta de siglo pasado era el equivalente a un euro o menos. ¡Qué tiempos…! Y ahí que se mataban todos por su propina. Tu tía abuela Santi era una polvorilla. Y tu tío abuelo, un buenazo.
Cuando seas más mayor tu papá, tus abuelos y tus tíos te hablaran de ellos, como yo hablo a mis sobrinos, tus primos Toni y Silvia de ellos. O de tus otras tías, Gloria y Alicia. O de Toñín, Elena y Laura. Si un día de más mayor vienes aquí, jugarás con Balú y Chiki, el perrito de tu primo Toni y mi gatito.
Que sepás Hugo, que aquí tienes otra familia que te quiere y mucho.
Tu prima, que te adora,