Los nietos malos

Veo un pueblo trabajador, culto, amante de sus costumbres y sobre todo “discutidor” que no significa tener o no la razón en cualquier conversación, pero si deja en claro que no se rinde con facilidad. Es como si la abuela España tuviera cuatro nietos, de los cuales parece que prefiere o es cómplice de dos de ellos.

Las razones creo yo; el actual presidente en funciones es entrevistado al galope, es curioso pero le hacen preguntas mientras mantiene el estado físico a grandes pasos, o trotecitos, lógicamente con sus “roperos o armarios de tres cuerpos” muy cerca, por si acaso, esto sucede en un camino rural, en una terraza o sobre una cómoda silla de mimbre, y dice; “Tal nieto no me quiere dar su voto, sabe que yo quiero ser presidente, que tendría un puestecito bien pagado para sus cuatro mil amigos, pero es un cabezón, pero ¡a cabezón yo! Iremos a nuevas elecciones, ¡joder!

El otro nieto privilegiado concede entrevistas con un cubatita en la mano, (roncito y bebida) una risita corta como diciendo “ya me lo cargaré”, la camisa, de marca, desabrochada, gafas caras, es decir oscuras, tostadito y con pantaloncito corto, menos mal que los hombres no hemos adoptado la moda de las mujeres, ellas usan unas prendas muy cortitas, se imaginan que la gente dijera; Yo conozco los testículos de Pedro- alguien podría preguntar; ¿pero tiene? Incluso alguno más cotilla agregaría; ¿pero los tiene bien puestos?

La cuestión es que los dos caballeros o nietos mayores se lo pasan bien. Viven los muchachitos con el estomaguito lleno, tal vez el bolsillo también y algo habrá guardadito en alguna ciudad de América, aunque sea poquito.

Yo sé de cinco familias trabajadoras, una compuesta por el marido, dos hijos y la esposa; la mujer limpia unas oficinas por 350 euros mensuales, el hombre ayudante en una empresa de reformas 650 euros mensuales. Y las otras familias, muy parecidas; quería contarlo porque esa gente que paga alquiler, luz, agua, gas, bono bus, que compra alimentos, ropa, repara los zapatos y ahora afronta con terror la vuelta al colegio de los hijos, esa gente, no hace caminatas en caminos rurales, no puede mantener un buen estado físico, no toma cañitas en una terraza, no los entrevista nadie, y para sumar más digo esas familias trabajadoras no toman cubatitas, no usan pantalones de moda, no tiene gafas de sol, no, esa gente vive en la capital y sus vacaciones son viajecitos a Madrid-río, Móstoles, Fuenlabrada, Casa de campo y El Retiro, son trabajadores honrados.

Esa gente no sonríe ante las cámaras.

Esa gente no tiene dinero para libros o cuadernos.

Son parte de cinco millones de seres humanos al borde de la pobreza en un país europeo. Creo que el señor de los trotecitos en la montaña y la cervecita en una terraza junto al de los pantalones cortitos “cubre testículos” no pasaran a la historia de éste país como nietos buenos.

También se sabe de la existencia de otros dos nietos, estos no se fotografían en tiempo de vacaciones, con atuendos o poses aristocráticas, son más sencillos, tanto que si solo existieran ellos, al buscarlos en tiempo de noticias en la televisión, no olería a podrido.

Según mi abuelita lo que hizo Caín con Abel no fue tan malo, porque la historia lo cuenta con detalles, algunos opinan de una forma y otros distinta, pero la verdad es que las páginas del libro no huelen a excremento. Es decir actualmente existen comportamientos peores, repudiables.

Tal vez todo sea una simple historia de una abuela para asustar a los nietos buenos y ocultar las diabluras de los malos.

(Geral Aci)