Museo al aire libre de Miguel Hernández

Como lo recuerda un cartel allí existente, fue en mayo de 1.976 cuando de forma espontánea surgió el “Homenaje de los Pueblos de España” con gentes llegados de los más diversos lugares para reivindicar la figura y la obra de Miguel Hernández con una auténtica “primavera cultural”, que se desarrolló por diversos puntos de la ciudad, pero, especialmente, en el barrio San Isidro. Pintores, escritores y músicos reclamaban libertad en aquellos tiempos inciertos.

Aprovechando la celebración de los 70 años de la muerte del poeta, el Ayuntamiento tomó el timón para recuperar los murales existentes en el barrio. Una muestra pictórica que se fue aumentando después y que hoy es muy visitada.

En mayo de 1976 tuvo lugar aquella cita histórica que hizo que se encontrasen allí pintores como Arcadio Blasco, Azorín, Castejón, Genovés o Ibarrola; escritores como Blas de Otero, José Agustín Goytisolo, Caballero Bonal o Cerdán Tato; actrices como Lola Gaos y voces como las de Enrique Morente, Raimon o Araceli Bañuls.

A Orihuela volvieron artistas como Pepe Azorín, para retocar su magnífico dibujo en blanco y negro en el que se puede ver una gran paloma, símbolo de libertad; Alfonso Ortuño, quien también retocó su goyesca maja desnuda; y Joan Castejón, que ya en 1976 pintó el famoso Ícaro.

En 2012 artistas locales recuperaron algunos de aquellos murales y desde entonces, cada mes de marzo, se están creando otros nuevos.
Como resultado de este empeño, en el recorrido por las calles se puede contemplar ahora un verdadero museo pictórico al aire libre, decorado con murales en los que se mezclan los colores de los paños pintados con los verdes y ocres de la Sierra de Orihuela.

Es un museo al aire libre que aparece en la oferta cultural de la ciudad y que ha llenado el barrio de vida. Así lo ha asegurado la pedánea, Ana Lizón, quien ha señalado que todos los vecinos quieren que le pinten la fachada y que desde que se inició hace cinco años esta actividad las visitas turísticas a San isidro han aumentado de forma considerable. Se busca el convertir al barrio en un “hervidero cultural" algo que se ha conseguido al situar los murales como un referente más dentro de la ruta hernandiana por la ciudad, que recorre la vida y obra del poeta.

Y en esta ruta es visita obligada la humilde casa del poeta ubicada en el número 73 de la calle "de Arriba" (hoy calle Miguel Hernández), convertida en museo de su obra y su memoria en el que no faltan los recuerdos de su infancia. Aquí vino a vivir cuando tenía 4 años y estuvo hasta los 24. Es una simple casa de pueblo de principios del siglo XX con establo, un patio y un pequeño huerto, junto al colegio de Santo Domingo, donde se educó. Enseres cotidianos, su cuarto, su cama, muebles de la época, poemas y fotografías. La huerta conserva higueras de cuyos frutos se alimentaba la familia. Dicen que aquí está atrapada el alma de Miguel Hernández.

Su figura gana un mejor reconocimiento al haber ganado cuerpo este "museo" con la anexa Sala de Exposiciones de la Fundación que lleva su nombre.

El museo abre de martes a sábados 10:00 a 14:00 horas y de 16:00 a 20:00 horas (en verano desde las 17:00horas) y los domingos y festivos de 10:00 a 14:00 horas. La entrada es gratuita y se programan visitas guiada previa reserva.

Otros lugares a visitar son la casa natal del poeta, donde vino al mundo el 30 de octubre de 1.910, el Colegio de Santo Domingo en el que estudió y la Tahona de Carlos Fenoll, un panadero gran amigo del poeta donde se reunía el llamado “Grupo de Orihuela”. En el casino Orcelitano Miguel Hernández recitó la “Elegía media del toro”, en abril de 1.933. La Casa de Ramón Sijé, el compañero del alma de Miguel Hernández, acogió una tienda de tejidos, en la que, parece ser, trabajo el poeta. Éste tiene su monumento en el Palmeral de San Andrés, que levanto el Ayuntamiento en 1.991.

La ruta ofrece otros puntos de interés como la Casa del Paso, actual sede de la universidad Miguel Hernández, que fue durante años Cuartel de la Guardia Civil a donde acudía el poeta a recoger a su novia Josefina Manresa, dado que su padre estuvo destinado allí. Y le ciprés Máximo, en cuyo lugar el 26 de abril de 1.942, un mes después de morir, los amigos del poeta rindieron un íntimo y sencillo homenaje al poeta.