Por qué Francia es blanco del yihadismo?

Francia vivió la noche del jueves su tercer gran ataque terrorista en sólo 19 meses y una vez más los edificios más importantes del país y de otras ciudades del mundo se iluminaron con los colores de la bandera francesa, en homenaje a los 84 muertos y los 202 heridos. ¿Por qué Francia vuelve a ser blanco de ataques terroristas?

Comunidad musulmana

La yihad -o guerra santa- golpea más duramente a Francia que a otros países. De hecho, se estima que 1.200 franceses se unieron al “Estado Islámico” en Siria e Irak, según un artículo del diario The Telegraph. Los analistas explican que Francia ha estado más comprometida con el mundo musulmán que cualquier otro país occidental, especialmente desde 1830, cuando conquistó Argelia. Después de la Primera Guerra Mundial (1914- 1918) tomó control de Siria y de Líbano y muchos franceses se establecieron en el norte de Africa. Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) muchos norafricanos se fueron a trabajar a fábricas y se instalaron en las áreas más pobres de París y Lyon. La revista Time explica que si bien Francia dejó Argelia en 1962, nunca abandonó sus ex colonias y continuó interviniendo económica y militarmente, para defender sus intereses en Africa y Medio Oriente.

Por otro lado, el país tiene una historia de secularismo que data desde la Revolución Francesa en 1789, lo que para algunos expertos ha contribuido a las tensiones con la comunidad musulmana. Por ejemplo, en 2010 el Parlamento promulgó una ley que prohibía a las mujeres musulmanas que usaran los tradicionales velos conocidos como burqas o hijabs, que cubren la cara. La medida fue muy criticada por los musulmanes -incluso los moderados- porque consideraban que era una violación a la libertad de expresión.

Se estima que en el país viven unos 4,7 millones de musulmanes, una de las mayores poblaciones en Europa. Según un estudio del think tank, L’Institute Montaigne, los inmigrantes musulmanes están rechazando cada vez más los valores franceses y se encuentran sumergidos en el islam. En muchos suburbios del país la sharia estaría reemplazando a los valores franceses, como lo ocurrido en el barrio belga de Molenbeek. El informe advirtió que más de un 40% de los jóvenes musulmanes de los suburbios de París está desempleado, lo que causa muchos “comportamientos desviados”.

Blanco de yihadistas

El primer gran ataque en Francia en los últimos años ocurrió en 2012 y el blanco fueron soldados y la comunidad judía. Luego, en enero de 2015, fue el turno de la revista satírica Charlie Hebdo, que había publicado polémicas caricaturas del profeta Mahoma, lo que es considerado un insulto para los musulmanes. Y en noviembre pasado, los ataques en la sala Bataclan, bares y un estadio dejaron 129 muertos. El último episodio ocurrió el jueves en Niza, justo cuando el país celebraba su día nacional.

El gobierno francés contribuyó con cuatro mil tropas en los 13 años de misión de la OTAN en Afganistán. En septiembre de 2014, según señala el diario The Guardian, poco después del comienzo de los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos -en la que participaba Francia- el portavoz del “Estado Islámico”, Mohammad al Adani, apuntó hacia los franceses entre la lista de sus enemigos en un discurso en el que llamaba a realizar ataques en contra de Occidente. Francia no sólo ha tenido una participación en Siria, sino que también en Irak , ha enviado caza bombarderos a Jordania y Emiratos Arabes y desplegó un millar de militares. Actualmente 17 cazas y una fragata luchan contra el “Estado Islámico” en Irak.

Fallas de seguridad

¿Se puede prevenir un ataque de un camión como lo ocurrido en Niza? Esa era la pregunta que muchos expertos en seguridad trataban de responder. El corresponsal de esa área de la cadena BBC, Dominic Casciani, señaló que si se quiere vivir en una “sociedad libre y abierta, no existe una infraestructura que pueda remover todos los riesgos”. Sin embargo, advirtió que existe un método que no ha sido instalado en Niza y que podría haber detenido al camión y que, actualmente, es usado en Estados Unidos, Israel y Reino Unido. Estos países se encuentran entre los líderes en la protección de los espacios públicos con el desarrollo de medidas que van desde inmensas barreras de concreto a cambios sutiles en las calles que no pueden ser detectados por los ciudadanos. Para ello, trabajan en conjunto policías, arquitectos, agentes de contraterrorismo, entre otros. Por ejemplo, eso es lo que ocurre en Whitehall, que alberga muchos de los ministerios del gobierno británico. Allí, una reja que es parte del edificio en realidad es una barrera para impedir que los camiones se estrellen.

Expertos en seguridad han criticado la burocracia francesa, que no ha facilitado que las agencias de inteligencia compartan información sobre sospechosos de terrorismo o alguna actividad en ese sentido.

Niza bastión derechista

A diferencia de París y Bruselas, que son ciudades políticamente diversas, Niza es uno de los bastiones de la derecha francesa, un ciudad clave para Nicolas Sarkozy y el Frente Nacional de Le Pen. Una gran parte de su población blanca proviene de los “pied noir” (pies negros, que se refiere a los ciudadanos europeos que residían en Argelia y que se vieron obligados a salir tras la independencia) y también tiene población musulmana.

La ciudad posee uno de los mayores problemas de radicalización islámica fuera de la región de París. Según la revista The Economist, a comienzos de este año al menos 55 residentes de Niza y otros pueblos cercanos han ido a pelear a Siria o Irak. El gobierno local cerró recientemente cinco casas de oración clandestinas sospechosas de predicar islamismo violento. En total existen unas 40 mezquitas en la ciudad. El año pasado, por ejemplo, dos jóvenes fueron sacados del aeropuerto local luego que las autoridades recibieran una alerta de que se iban a unir al yihadismo.

El departamento de los Alpes Marítimos, al que pertenece Niza, ha sido un frente de los esfuerzos para combatir el radicalismo. Estableció una célula especial en la que se realizan reuniones semanales para analizar las alertas que se reciben de profesores, trabajadores sociales, policías y gendarmes. Todos ellos, incluso, han sido entrenados con sicólogos para detectar las señales de radicalización.