¿Dónde cresta está el piloto?

Cuando me doy cuenta de lo que me cuesta comprarme un kilo de pan o de paltas, me pregunto: ¿Y los pobres? ¿Qué cresta hacen para adquirir el pan de cada día? Nosotros, supuestamente de clase media por tener nuestras respectivas propiedades, dos teles, dos equipos de música y dos patas, debemos decidir cada semana si acaso compramos pan, paltas o frutas. ¿Qué harán los más pobrecitos?

Por otro lado, si a nosotros, con una cultura mediana no más, nos cuesta mantener un equilibrio en nuestra alimentación para estar cerca de la nutrición… ¿Qué cresta hacen los absolutamente ignorantes de lo que el mismo término significa?

Cada día, la gente forma familias nuevas sin siquiera haber recibido una receta de pan de su abuela. ¿Quién se supone que entregue el conocimiento de la vida doméstica de generación en generación? ¿Acaso el Diario Oficial?

Antiguamente, en los colegios nos enseñaban, por lo menos, a preparar arroz graneado y a hacer una camisita para guagua. También enseñaban a coser, a tejer, a preparar una mamadera y a doblar un pañal. A los varoncitos, con ciertos privilegio de género, les enseñaban a hacer una lámpara de velador, una mesa y algo más que no recuerdo…. ¡Ah! Un lustrín.

Ahora, inspirada en la dictadura de ciertos sectores que pretenden gobernar en el cuerpo y alma de las mujeres de escasos recursos (el caso de la famosa pildorita prohibida) también se me ha ocurrido implementar una, pero de índole más doméstica y a favor del desarrollo social de cualquier grupo de convivencia:

Así como hoy, en que para postular a un crédito, un empleo o un seguro de vida, la gente debe presentar muchos documentos crediticios de buena fama y salud entre otros, que para casarse o convivir con la idea de formar familia, se deba postular a una especie de pase o permiso público.

Que dicho pase permita acreditar que realmente serían aptos y capaces de manejar el barco más importante de la sociedad.

Que aseguren saber nutrir corporal y espiritualmente a una familia.

Que hayan adquiridos ciertos valores plausibles y fundamentales para entregar a su descendencia.

Que tengan donde caerse muertos.

Que tengan un empleo inicial.

Que el famoso dicho “en el camino se arregla la carga” se erradique totalmente (entre otras cosas) de nuestra mentalidad nacional

Por otro lado, el Estado debería garantizar por lo menos:

La postulación automática a vivienda para las nuevas familias.

Para los futuros padres, mínimo hacerles cursos de alfabetización primaria o tardía si se da el caso.

Entregar y entrenar con conocimientos prácticos de nutrición (insisto)

Otorgar instrucciones de rescate y primeros auxilios para variadas catástrofes y accidentes.

Educar respecto a la reparación de objetos domésticos, tales como cañerías rotas, fitting, techumbres e instalaciones eléctricas.

Enseñar a hacer fuego y conducir automóviles.

Enseñar a sembrar y cosechar sin daños.

Enseñar a hacer y reparar ropa.

Enseñar a esterilizar objetos y alimentos.

Entregar nociones de organización primaria.

Entrenar respecto al reciclaje general.

Es tan lógico, que se hace cuesta arriba entender por qué aquello no se da naturalmente. ¡Pero, por la grande! ¡Qué clase de sociedad es ésta, en que no se transmite nada bueno de unas a otras generaciones; en que los que saben más son relegados como estorbos; en que la palabra respeto carece de significado en teoría y práctica; donde la salud pasa a ser solamente una expresión que acompaña el gesto de encumbrar una copa.

¿Dónde está el piloto? ¿Estamos preparados para no sucumbir ante una embarradita internacional?

PD: Me da mucho susto que de no ponernos las pilas como sociedad, es decir, si seguimos sin recibir ni transmitir una cultura saludable… inevitablemente nos convertiremos en una atractiva fábrica de esclavos para todos los ítems habidos y por haber. Esto, en manos de los grandes e inescrupulosos explotadores mundiales, que ya nos tienen un poco de las bolas sociales. Está en nuestras manos evitarlo y aunque parezca majadero, necesitamos:

¡EDUCACIÓN, EDUCACIÓN, EDUCACIÓN!

GLOSARIO:

Cresta: equivale a “mierda” pero es más suave. Algo así como caquita.

Lustrín: cajón de madera, taburete donde se afirma el pie (con zapato puesto) para dar lustre al calzado.

Palta: aguacate (5 dólares y medio el kilo)

Encumbrar: elevar como a volantín o cometa

Embarradita: diminutivo de embarrada, que es lo mismo que cagada, pero con barro en lugar de mierda. La gran diferencia es el olor.

Famosa pildorita: la píldora para el día después de ser violada una mujer, para que evite embarazarse de su ultrajador.

Guagua: nombre onomatopéyico al recién nacido

Onomatopéyico: nombre dado respecto al sonido del sustantivo.

Sustantivo: Nombre de personas o cosas

Nombre: Primavera Silva Monge