Malikian acaba de regresar de este país, que hoy tiene el mayor número de refugiados per cápita, donde ha visitado los proyectos de Acción contra el Hambre en el valle de la Bekaa. El violinista donará un euro por cada entrada vendida para apoyo alimentario y nutricional a los refugiados. Este acto ha sido posible gracias a la colaboración de Adif, en el marco de su Programa Estación Abierta.
Me ha impresionado no haber visto a los niños llorar pese a las duras condiciones de vida en los asentamientos en Bekaa. Pero al mismo tiempo sus miradas eran profundas, cargadas de experiencia, dignas… mi violín ha supuesto un alivio a la hora de relacionarme con ellos. Llegas y no hay palabras, no puedes preguntarles cómo están o cuánto tiempo llevan allí porque todo es superficial… pero empezaba a tocar y las barreras caían. Se acercaban, se alegraban, compartíamos”, así ha resumido Malikian su experiencia de cinco días con Acción contra el Hambre en Líbano.
“Yo también fui un refugiado. Cuando tenía solo 14 años. Pero había una gran diferencia: yo fui legal, en Alemania, me ayudaron y pude realizar mis estudios y trabajar. Esto cambia todo”, añade. Malikian reconoce el valor de la ayuda: “los refugiados, sirios o de cualquier otra guerra, necesitan alimentos y agua en los lugares donde se instalan. Lo que hace Acción contra el Hambre allí es salvar vidas y esto es importantísimo. Pero también merecen un futuro que tras cinco años de guerra, no parece cercano”.