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"El cuerpo si lo cuidas, te puede durar toda la vida..." (VII)

El desayuno debería ser la comida más importante del día...
El desayuno debería ser la comida más importante del día...

Por Freddy Hammer

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Prácticamente a estas alturas, ya está todo dicho en lo que a plan de ejercicios se refiere. La rutina final establecida en nuestro número anterior mantenida de manera regular, le proporcionará dentro de pocos meses, un buen estado físico y conseguirá que sea su propio cuerpo, acostumbrado al ejercicio, el que en el futuro, le demande una actividad física constante.

 

Los pinchos y las tapas  son la antesala de los kilos demás...
Los pinchos y las tapas son la antesala de los kilos demás...
Las comidas copiosas no son sinónimo de buena alimentación...
Las comidas copiosas no son sinónimo de buena alimentación...

Hasta ahora, sólo hemos dado importancia al ejercicio físico, que además de fortalecer sus músculos, le habrá causado una discreta perdida de peso y de volumen, reemplazado parte de sus tejidos grasos por músculo.

Sin embargo, un programa de ejercicios, tiene que ir acompañado de otras consideraciones, para conseguir todos los beneficios para su organismo y estado físico. Por un lado, el programa de mantenimiento y por otro, el mejoramiento de algunos hábitos en nuestra vida diaria.

 

Exceso de peso

Con seguridad, al comenzar Ud. tenía exceso de peso. El ejercicio físico, es sólo una parte en el propósito de perder kilos de manera significativa.

La principal causa del exceso de peso, es sin duda, el comer más de la cuenta, o dicho de otra manera, ingerir más calorías de las que Ud. consume al día. El ejercicio es una parte muy importante en su accionar para perder kilos, pero no lo es todo. Con un peso más acorde a su altura o estructura física, su corazón, estómago y pulmones, trabajarán mejor y más aliviados, que si está Ud. con notable exceso de peso.

Hábitos de alimentación

La mayoría de las personas se alimenta en exceso y mal. Mucha gente piensa que alimentarse bien es comer grandes cantidades y varias veces al día, ya que existe la creencia generalizada que afirma qué, el organismo se daña, si hay muchas horas de intervalo, entre una comida y otra.

Esta afirmación, como tantas otras, no es del todo verdadera, y es producto de la creencia popular que dice que, ingiriendo alimentos varias veces al día, no se engorda y que el estómago en definitiva, trabaja menos ya que la constante actividad del mismo, le pondría en mejor situación que uno que debe procesar alimentos sólo una o dos veces al día.

 

La mayoría de los expertos en nutrición afirman que el comer varias veces al día no debe causar mayores trastornos al aparato digestivo, ya que estos (los trastornos) están más en relación a lo que se ingiere, que al número de veces que se haga al día.

Es por tanto mucho más probable que el aumento de peso, la gordura u obesidad de una persona, esté más relacionada con la naturaleza y cantidad de los alimentos que ingiere, que con la cantidad de veces que lo hace en un día.

Lo que entendemos por normal a la hora de comer

Cualquier ciudadano medio, comienza el día, sin probar apenas bocado. Es muy frecuente oír decir: "es que por la mañana, a primera hora, soy incapaz de comer nada". Por lo tanto, esta persona que a esa hora no puede tragar nada, se conformará con beber un café, para luego a media mañana, desayunar en el trabajo, comiendo bollos o tostadas chorreando mantequilla, bebiendo café con leche, o comiendo un pincho de tortilla.

 

Hacia el mediodía tomará la cerveza o caña de rigor, acompañada de las tapas que corresponda. Más tarde, por lo general, una copiosa comida, le dejará a medio camino de no poder moverse, hasta la hora del aperitivo, previo a la cena y así un día tras otro.

Cualquier persona pensaría que esta dieta, es completamente normal.

Sin embargo los expertos en nutrición afirman que la comida más importante del día debería ser el desayuno, puesto que el organismo viene de pasar siete u ocho horas de reposo durante las cuales ha aprovechado para reparar todas las células y reponer energías.

 

En tal situación, lo normal sería que a primera hora de la mañana, tuviésemos apetito para ingerir alimentos que nos permitan llevar la jornada con facilidad.

Un buen desayuno, con cereales, algún zumo de frutas, pan, té o café con leche, o cualquier otra cosa que quisiéramos agregar, como una fruta por ejemplo, nos proporcionaría suficientes energías para iniciar el día.

El desayuno a base de tostadas o croissants con mantequilla y/o mermelada, no nos proporciona lo necesario y por contra, nos hace ingerir un exceso de hidratos que van directamente a la cintura. De ahí a la tripa, sólo hay unos cuantos centímetros.

 

La comida del mediodía

Está claro que por razones de trabajo, la gran mayoría de nosotros no puede comer en casa y debe conformarse con los menús del restaurante más cercano; de ahí que nos veamos obligados a comer durante la semana, platos preparados con exceso de grasa animal, copiosamente regados con un vino de la peor calidad, o cerveza.

Esta dieta ingerida día tras día no es sana, y crea a la larga, una sobre ingestión de grasas que no pueden ser eliminadas por la actividad física diaria y normal.

Si a todo esto unimos las tres o cuatro cervezas que como mínimo bebe diariamente cualquier ciudadano normal, tenemos el caldo de cultivo ideal para un estado físico bastante a mal traer. A la vista de este panorama, sería muy conveniente ir pensando en introducir algún cambio que nos ayude a mantener la buena salud y a raya el sobrepeso.

 

Pruebe a cambiar, aunque sea sólo un poco

Todos sabemos que los hábitos que nos acompañan desde mucho tiempo, son muy difíciles de cambiar y en el plano de los hábitos de comida, todavía más ya que éstos (los hábitos de comida) crean además de la necesidad física de ingerir el alimento, una suerte de dependencia psicológica. Todos hemos oído alguna vez a alguien que se "pone malo" si llegada la hora de la comida, no puede comer. Esta situación manifiesta de manera clara ambas dependencias: la física (comer) y la psicológica (las ganas de comer). A estas personas les resultaría muy difícil pasarse por alto la comida de ese día y si se vieran forzadas a ello, con seguridad su malhumor sería la señal más evidente de su disgusto.

 

Para comenzar, puede intentar comer un poco menos en cada oportunidad que deba hacerlo. La mayoría de los expertos en nutrición dice que lo ideal sería levantarse de la mesa con la vaga sensación de haberse quedado con hambre, en lugar de hacerlo con la impresión de que va a reventar. También es conveniente caer en la cuenta que el estómago, al igual que otras vísceras u órganos internos, es un músculo, y como tal si se le ejercita en exceso, tenderá a crecer, con lo cual, si Ud. come más de la cuenta, su estómago, responderá de manera natural, adaptándose a esa mayor exigencia de capacidad y al cabo del tiempo, su estómago habrá crecido, en la misma proporción que Ud. necesita ingerir alimentos para satisfacer ese estómago en creciente tamaño. Por lo tanto es un circulo vicioso: Ud. come más, su estómago reacciona y aumenta un poco, y por lógica, Ud. debe comer más para satisfacer ese estómago y así, al cabo de unos años, Ud. se encuentra con que es dueño de una inmensa tripa, insaciable de manera normal.

 

Es duro verlo de esta manera pero la verdad es así. Haga un intento de rebajar sólo un poco la cantidad de comida que ingiere al día y de paso, disminuya en una o dos cañas, su cuota diaria de cerveza. Verá que bien se siente al cabo de un tiempo.

 

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