El genio y el cantamañanas

Pues ni Mahler, ni Beethoven, ni Mozart, ni Brahms, ni Goya, ni Velázquez, ni Rembrandt, ni Dalí, ni Sade, ni Kafka, ni Nietzsche, ni Debussy ni Sartre hubieran sido nada, de no tener al lado a un hombre o una mujer encargados de dar a conocer su obra. Esto es más real y verídico cuanto más genial es la persona del creador, suelen ser más inútiles para “mover” ese producto efímero que es su pintura, su música o su filosofía, pues cuanto más geniales son y más profundos, más incapaces son de clavar un clavo o de pelar una cebolla.

Esa otra persona llámese como se llame, suele ser una persona muy práctica, puntillosa, con una resistencia física y moral a prueba de bomba si se compara con la del creador que suele ser frágil, enfermiza, obsesiva y aislada del mundo circundante, al menos durante los largos periodos que dura la creación de esa sinfonía o conjunto de sinfonías, de esa pintura o conjunto de lienzos que ocupan veinte o treinta años de su quehacer en esta vida, o más aun lo que sale de sus mentes en un chispazo de lucidez que parece iluminar con fuerza desconocida el área de los conocimientos de sus congéneres.

Esa persona, que le acompaña siempre, puede llamarse hermano, amigo, marchante, criada, abad de monasterio, príncipe en el Renacimiento o banquero acaudalado de voz grave y ademanes lentos y bamboleantes que le va acompañando con una especie de indefinible amor, respeto, admiración o servilismo inexplicable a veces y que yo le llamaría con el apodo genérico del “cantamañanas”.

Cantamañanas claro si lo comparamos con la grandeza del creador, del genio por otro lado tan necesitado de que le hagan todo o casi todo para que pueda concentrarse en aquello para lo que ha nacido, como un rayo láser llamado a permanecer por toda la eternidad desde el big-bang u origen hasta el fin del Universo.

Sí, no se llamen a engaño, ese que llaman Beethoven o Dostoyevski o Tchaikovsky no serían nada, no existirían, no hubiesen llegado hasta nuestras conciencias de no haber tenido como una garrapata, como un piojo, como un liquen aquella otra persona que a la sombra del genio parece no ser nada y que sin embargo lo es todo, todo lo que le falta al genio que es casi todo. Todo eso vulgar, cotidiano, pedestre, anodino, falto de interés.

Más aún, a lo largo de mi corta o larga vida, según se mire, he conocido genios pequeños y grandes, “nasciturus” de genios, embriones de talentos que han desaparecido tragados por la nada sin haber dado a luz lo que llevaban dentro, o de darlo haber servido para muy poco pues ni se enteraron personas más lejanas a su aldea o pequeño terruño.

Puede parecer un poco absurdo todo lo que les cuento, pero puede ser tan extraño como que durante la primera parte de la vida puedes escuchar música, ver museos o leer como los locos para llegados los cuarenta o incluso antes dejar de leer o no leer apenas, pues constatas el hecho de que ya no encuentras nada que te pueda interesar, todo tan mediocre, tan manido, tan usado, tan cutre. Has leído lo mejor de lo mejor y sabes que lo que continúa es bazofia o es repetición de lo ya conocido pero en malo, mediocre, copia vergonzante de aquello que leíste.

Si en mis años juveniles leía biografías con pasión para después compararlas y especialmente en un género o tema determinado. Al final comprendes y compruebas que has llegado al límite de la cultura porque lo que tienes por delante ya no es cultura, sino degradación de la misma.

No se engañen, como esos animales admirables que se han paseado por el mundo, por la historia portando hongos o bacterias que les permitían ser ellos, así los genios de la historia han debido su fama y aureola a esos hombrecillos o mujeres invisibles a nuestros ojos y que sin embargo les han permitido ascender hasta donde lo han hecho.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)