El libro fue presentado por Gracia Iglesias en el paraninfo de la antigua Universidad de San Bernardo en Madrid, e intervino en el acto Juan José Martín Ramos. La convocatoria partió de la Plataforma de Mujeres Artistas contra la Violencia de Género y el Instituto de Estudios Euro Mediterráneos de la Universidad Complutense de Madrid. También estuvo presente el poeta saharaui Limam Boisha.
El poemario de Ana Rossetti (San Fernando. Cádiz, 1950) es de tal poder evocador, de tal capacidad de sugerencia por su cuidado y elegido lenguaje, por su capacidad de metáfora, de contradicción aparente, por su belleza... Prosa poética breve, sintetizada, que en algún momento trae a la memoria otros libros poéticos como “Platero y yo de Juan Ramón Jiménez o “El pequeño Príncipe” del escritor francés Saint Exupery, aunque más sintetizado y de factura muy distinta.
La lectura de este libro es un goce estético, un hallazgo que se disfruta en su narratividad mínima y en su expresión poética máxima. “La mar en los mapas son orlas que van desde el celeste al oscuro. Pero el que yo me imagino es como un cielo fruncido lleno de charcas de plata”.
Los dibujos de Elena González (Bilbao) van dando réplica -más que ilustración en sentido estricto- a las palabras poéticas de Rossetti: desde la jaima de la portada, a los mares, olas, peces, árboles, raíces, dunas, juguetes, lámpara, niños, gaviotas, globos terrestres... Pocas veces en un libro comparten tanto protagonismo la autora e ilustradora. La dibujante y pintora tiene una gran formación clásica y es una habitual de las salas del Museo del Prado.
“Dentro del mar hay ejércitos de peces como hojas planas de cuchillos, venas de coral, fortificaciones de rocas”, dice Rossetti en una página del libro que González ilustra con un gracioso caballito de mar.
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