www.euromundoglobal.com

Opinión: “Mi Pequeño Mahnhattan…”

La Melatonina puede cambiar tu vida

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

martes 22 de marzo de 2016, 03:04h
La Melatonina puede cambiar tu vida

22MAR-16.- Durante muchos años la humanidad fue diezmada por enfermedades terribles, temibles que no tenían cura, desde la peste bubónica a la tuberculosis tratada magistralmente por Thomas Mann en “La montaña mágica” y por Albert Camus en su obra “la Peste”.

Los pueblos bárbaros del norte hacían llegar hasta el sofisticado e impoluto Imperio Romano enfermedades, plagas desconocidas que diezmaban su población y su mirar victoriosa. La petitte tuche humilde del Berghoff llegaba hasta el romanticismo como una forma hermosa de morir escupiendo sangre. Mucho más adelante los terrestres temíamos ser invadidos por epidemias y pandemias terribles portadas por asteroides o meteoritos chocados contra el planeta o por extraterrestres que llegaba en la mitad de la noche hasta colinas y montículos de la Tierra para ir descendiendo bajo el nombre de siniestras enfermedades. El cáncer hizo su aparición en pueblos desarrollados como Estados Unidos venidos de Dios sabe dónde, el cáncer como “la enfermedad del horror” en cuyo seno familiares, amigos e inmensas multitudes de todos los continentes hacían las maletas para emprender el viaje de no retorno hacia los cementerios.

He visto luchar denodadamente a médicos y enfermeras de alta reputación contra ese mal irremediable que es el cáncer. Pero de pronto el Sida, sin dar un respiro a la ciencia hacia su aparición. Enfermedad vergonzante y oculta al principio iba a tomar la voz cantante de la mano de la Organización Mundial de la Salud, con sede en Ginebra.

He visto a sidosos morir heroicamente sin abrir el pico a nadie. Porque podría ser peor, abrir el pico, comentarlo y hacer el bien desahogándose, o morir en el silencio de la mordaza, ni contar que fueron infectados por una esporádica aventura sexual sin mayor importancia o por una transfusión equivocada por falta de higiene y de información.

Se empieza a vencer el Sida, los pacientes diezmados por neumonías y esperanzados por esas gotas o pastillas suministradas que relata el autor de este artículo.

La enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, el Alzheimer o la Demencia Senil, hacían recordarnos a todos, guionistas brillantes, argumentistas, gentes corrientes, que hacían de las suyas paralizando a los pacientes de forma sorpresiva aunque sin ningún dolor.

La terapia genética, la manipulación de la carga de los genes daba esperanzas de vencer las nuevas dolencias. Pero eso tardaba en llegar, quizá demasiado lentos, incluso hasta la Iglesia se llegaba a oponer con miopía medieval en determinados casos. Y un buen día la Fundación Ronald Reagan daba pasos de gigante pero por aquel entonces muchos pacientes cambiaban la noche por día para trabajar y o para descasar.

Hasta que consiguieron sintetizar o utilizar en humanos la “serotonina”, la hormona del sueño que ayuda mejorar el ciclo sueño – vigilia, a regular el ciclo circadiano y a reducir los efectos de jet lag, contribuyendo a mejorar la calidad del sueño, su longitud. Comienzas a levantarte de nuevo cuando a salido el sol, estás más relajado durante el día, más descansado, más tranquilo sin usar tranquilizantes, ni ansiolíticos, ni antidepresivos, ni somníferos, ni hipnóticos.

Y la “melatonina” comienza a dispensarse en pequeños suministradores como antes la sacarina u otras substancias. El enfermo comienza a sentirse rejuvenecer, como si fuera la droga mágica, la droga tan esperada.

Cambiar tu vida para bien. ¿Y qué podría ser ello? En un paisaje como es la temporalidad humana sujeta a un tiempo limitado, en un ambiente si nos sujetamos a áreas concretas del hemisferio norte o sur donde las temperaturas son agradables, donde puede reinar la libertad en los sistemas sociales menos imperfectos como son las democracias, donde conviene hacer un cierto ejercicio físico, comer una dieta saludable sin grasa y con poca sal como pudiera ser la llamada dieta mediterránea, con una luz solar sobradamente intensa como para no perturbar el silencio de la noche e iluminar el día para que las baterías de los llamados biorritmos se carguen debidamente, donde la acción de cada persona sea gratificante al sentirte útil para los demás, donde exista un área privada de amigos y conocidos que permitan el intercambio de ideas, lo que se llama “interlocutores válidos”, esto es que te entiendas y que tú les entiendas a ellos, que te respeten, que te presten la atención debida como tú a ellos, que no te olviden ante la enfermedad o la soledad como tú tampoco te olvidas de ellos, donde la finalidad de cada uno indica que estás intelectual y humanamente vivo, pues un hombre sin proyectos está muerto aunque tenga los años que tenga y un hombre con ellos está vivo aunque tenga setenta, ochenta, noventa o cien años.

Donde puedas sentir la plenitud y la dicha de lo que se llama “la paz de espíritu” y que podría ser la “paz de Cristo” o “ el nirvana budista”, sin ser sin embargo ninguno de ellos y que quizá sea llegado un momento no anhelar nada, no necesitar nada de nadie porque te sientes bien flotando en eso tan magnífico que llamamos la vida, estar vivos, y no pensar en ese final como si fuéramos eternos, o como dice John a Evelinne Hesse en un momento de una obra de reciente representación, “la muerte no existe, solo existe la vida”.

Aliviados por la “melatonina”, con un sueño equilibrado y tranquilo fruto del esfuerzo científico de unos pocos hombres y mujeres de ciencia empeñados en hacer de la vida algo amable y risueño, en un mundo donde el trabajo sea un juego como aventuraba un escritor muy sabio del siglo XX apellidado también Hesse en su obra magna “El juego de los Abalorios”; lleguemos al “estado del bienestar político y social, individual y orgánico”, en el que en el inmenso universo mundo, mucho más allá de nuestra Galaxia Láctea se pueda considerar a los hombres y mujeres de este pequeño planeta azul como los seres elegidos por Dios o por el azar más dichosos que pueda imaginarse, donde aquella frase terrible de Camus “los hombres mueren y no son felices” sea desterrada al olvido y sustituida por otra diferente: “Podemos ser felices y lo somos en algunos momentos de plenitud gracias a la ciencia y a las almas buenas que tanto abundan a nuestros alrededor”.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (19)    No(0)

+
0 comentarios
Portada | Hemeroteca | Índice temático | Sitemap News | Búsquedas | [ RSS - XML ] | Política de privacidad y cookies | Aviso Legal
EURO MUNDO GLOBAL
C/ Piedras Vivas, 1 Bajo, 28692.Villafranca del Castillo, Madrid - España :: Tlf. 91 815 46 69 Contacto
EMGCibeles.net, Soluciones Web, Gestor de Contenidos, Especializados en medios de comunicación.EditMaker 7.8