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Opinión: “Mi Pequeño Manhattan”

El crepúsculo de las ideologías

Por Germán Ubillos Orsolich (*)

jueves 03 de marzo de 2016, 01:52h
El crepúsculo de las ideologías

03MAR-16.- Este era el título de uno de los pequeños libritos que circuló de mano en mano entre los bienpensantes burgueses del tardío franquismo, su autor Gonzalo Fernández de la Mora que pronto pasaría a ser si bien que efímeramente ministro del Régimen.

Algunos con los sesos debilitados llegaron a pensar que aquello podía ser verdad y que aquel pensador light y efímero llegaría a ser ideólogo del régimen y moderno sucesor de los Girón de Velasco y compañía. Yo formaba el séquito de los jóvenes adolescentes, hijo de empresario que había estado en el bando nacional de la guerra civil y que se paseaba con su madre por las tiendas de Serrano a la salida de Ager, aquel otorrino educadísimo y sofisticado al que fuimos coyunturalmente mi hermano y yo a que nos viera los tímpanos y los minúsculos tapones de cera antes de tomar frambuesas con nata o un batido de vainilla en “California 47”, los años sesenta, ya no recuerdo, desde luego antes de que me diera por pensar y llegar a escribir “La Tienda” aquella pieza teatral tan aplaudida en una época en la que el Caudillo aún vivía y la frase “militar que no mata jardín sin flores” hiciera tiritar los cimientos del régimen y a un Mario Antolín Paz ir a rescatarme a un despacho del Casino Militar donde me tenían medio secuestrado, semejante joven de pensamiento blasfemo.

Pero la verdad es que el Régimen tampoco me creó grandes problemas ya que mi pensamiento ICADE no fue jamás revolucionario y los cientos de libros rumiados en el silencio del salón de nuestra espaciosa casa de Alberto Aguilera mientras escuchaba a Mahler o a Chaikovski o interpretaba en la vieja pianola música de baile para el regocijo de mis escasos amigos o de mi madre que se afanaba con las chicas del servicio, aquella mujer maravillosa que de alguna manera pudiera simbolizar la madre de Gastón mi personaje de “Evelinne y John” cuando se le aparece a lo largo de la obra y por la que éste siente tanta nostalgia y melancolía.

Pues bien habría que decir que todos los integrantes de todos los curiosos partidos políticos de ahora han mamado, se han vestido, han viajado, estudiado y formado en aquella España tildada de horrible pero que era muy digna, digna de respeto y hasta diría muy justa. De aquel vetusto régimen que aquel militar encerrado en el palacio de El Pardo custodiaba y regía con mano de hierro y guante de terciopelo.

Los niños pijos, los herederos, los nietos malcriados de aquel abuelo que cenaba la tortillita en aquel palacio relativamente austero y cuyo único peligro de gasto fastuoso eran los collares de perlas y alguna sortija de su esposa don Carmen Polo, con sus abrigos de astracán como los que llevaban mi madre y mi abuela y que tanto miedo parecían tener los joyeros de Madrid y quizá, no sé con certeza de La Coruña, Santander o San Sebastián donde pasaba los veranos.

Si lo comparamos con los tiempos actuales donde huestes enteras, ejércitos de políticos, asesores, gobiernos autonómicos proliferan como hongos, donde buena parte de ellos se ha dedicado sino a robar al pueblo directamente si a estafarle, a saquearle , a burlarse en sus barbas y a llenar sus arcas mientras iban debilitando el tejido moral de aquel país donde Gerald Brenan, Hemingway, Oson Welles o Agustín Lara venían a paladear la cierta austeridad, el señorío, las virtudes perdidas de aquel pueblo español.

Puedo decir todo esto sin sonrojo, ahora que a este sufrido pueblo se le pide que vuelva a votar unas elecciones donde ha votado antes con dignidad y en libertad, sencillamente porque esos hijos o nietos o biznietos de aquel franquismo son incapaces de ponerse de acuerdo para gobernar sin robar y servir sin lucrarse, habiendo olvidado el espíritu de la transición y la austeridad de aquel hombre de El Pardo cuyo único gasto era el de sus esposa y sus afición por los collares de perlas y joyas de baratija si lo comparamos con los desmanes actuales y las ridículas ambiciones separatistas de unos llamados nuevos estadistas que serían la vergüenza de aquellos pocos estadistas de verdad que acompañaban al Jefe del Estado y que solían ser números uno de sus promociones o como mínimo abogados del Estado, notarios, registradores de la propiedad, Inspectores de Hacienda y Agentes de cambio y bolsa.

O será que estos microbios, estas larvas autollamados políticos son incapaces de ponerse de acuerdo para servir a España en lugar de servirse a ellos mismos y someterla así a unas vergonzosas segundas elecciones generales en lugar de irse todos ellos a sus respectivas casas ya que no hay aquí y ahora un solo hombre capaz de enviarles de donde nunca debieron haber salido.

Ver como intentan pactar una y otra vez los unos con los otros y los otros con los unos produce risa y pena, comprendo que la odiosa dictadura tuviera para muchos ese matiz de lúgubre, de falta de libertad, de un sistema siniestro, pero esto otro da la sensación de que a ningún partido le importa un pimiento su ideología, su programa político, es capaz de pactar con el mismo diablo, ver reducido su programa electoral a un cincuenta por ciento o menos con tal de escalar una poltrona o muchas poltronas, las que sean para sus colegas y correligionarios o lo que es lo mismo, carecer de ideología, ser pequeñas masas amorfas como el chicle o la gelatina para hacerse con una dentellada del poder. ¿Imagínense lo que será cuando lleguen si es que llegan a este?… puede pensarse lo peor, francamente.

¿Es que se va a torturar de nuevo a este viejo pueblo martirizado obligándole a volver a decir lo mismo que ya ha dicho en la esperanza de que diga algo distinto y nuevo?. ¿Es que hay algo peor que la fuga de capitales?. Sí, la plaga que ahora invade y pulula el solar patrio, esta plaga de mediocres, pesadilla donde las haya incapaces de ponerse de acuerdo para servir a sus sufridos ciudadanos?. Solamente eso, para servirles como hicieron antes otros hermanos verdaderos políticos sin decirlo. Pues por no escuchar los devaneos, el coro de los grillos y dejar al pueblo llano trabajar en lugar de aburrir, detestar y llegar a pensar que tuviera razón, que quizá la tuviera aquel pequeño librito que circulaba de mano en mano entre la burguesía de los años sesenta. Aquel libro engañoso y sin embargo a lo mejor profético titulado “El crepúsculo de las ideologías”.

(*) Germán Ubillos Orsolich

Nació en Madrid y es Premio Nacional de Teatro. Premio Guipúzcoa de Teatro, Premio Provincia de Valladolid de Teatro, Premio Julio Camba de Periodismo, Premio “Correo Español – Pueblo Vasco” de Periodismo, Premio Ciudad de Zamora de Periodismo, Finalista Premio Nadal de Novela, Guionista de Televisión Española Espacios Dramáticos. Es autor de varias novelas entre ellas: “Largo Retorno” (Con filme de Pedro Lazaga y música de Antón García Abril) “Proyecto Amenazante”, “Cambio Climático”. “Cambio Climático – Los Supervivientes”, “Cambio Climático – El Retorno” (Trilogía),(Ed. Entrelíneas Editores), El viajero de sí mismo”, “Malín”, “La Peste Negra – Vida más allá de las estrellas”, “La calle de los Amores” (biografía), “El hielo de la Luna”, “Los desiertos de Marte”, “La calle de los amores “(Memorias).- Ed. Belgeuse, “ Más allá del Purgatorio (Novela), Ed Belgeuse , “La Infancia Mágica “ (Biografía).- Ed. Belgeuse Es autor teatral y algunas de sus obras son: “La Tienda” (Ed. Escélicer)- Premio Nacional de Teatro, “El llanto de Ulises” (Ed. Escélicer)- Premio Guipúzcoa, “El Cometa Azul”, “Gente de Quirófano” (Ed. La Avispa) Premio Provincia de Valladolid, “Los globos de Abril” (Ed. Escélicer)

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