La Semana Santa en España

Una vez más ha transcurrido esta famosa."Semana" en medio de fervorosos actos. Entre los muchos y destacados alicientes turísticos que tiene España, sus tradiciones ocupan un lugar relevante. Y, entre éstas, las solemnes y fascinantes procesiones, por las calles y plazas de muchas ciudades y pueblos de su geografía, que, viva, dolorosamente, nos recuerdan los grandes misterios de la Redención.

En efecto, la Semana Santa es una espectacular manifestación de honda religiosidad, por un lado, y de acusado sentido artístico por otro, aparte de un renovado "entusiasmo, que nunca falta, y de unas estupendas condiciones de organización que hacen, prodigios, incluso con pocos medios. Sin duda, la Semana Santa española es un espontáneo alarde de sincera fe, arte a raudales y de insuperable técnica promovido todo ello por el pueblo piadoso, que no escatima sacrificios, trabajos, abnegación y hasta heroísmo en estos días de oración y penitencia, evocando con bastante realismo, a veces, estremecedor, el terrible drama de Jesús por salvarnos.

Como cosa curiosa tengo que decir que la complejidad hispana adopta, hasta en la Semana Santa, diferentes maneras y estilos en sus formas externas y de celebración, según las diversas regiones españolas, que llaman poderosamente la atención. Pero, hay que resaltar que todas ellas, aunque sean distintas entre sí, tienen un común denominador de coherencia en lo fundamental, como es lógico, en cuanto a la doctrina y profundo contenido espiritual que encierran y a la seductora belleza de la representación casi real, más que teatral, de los acontecimientos que se recuerdan de la Pasión y muerte de Nuestro Señor por medio de sublimes y excelsas imágenes y "pasos" (conjunto de éstas en maravillosas expresiones).

Es decir que, en ciertos momentos, tenemos la impresión -con toda su carga de emoción-de hallarnos en las calles de Jerusalén, siendo testigos de esta singular tragedia en aquella Palestina dominada por los romanos en los principios de nuestra era. El misterio de .la Redención impacta en nosotros de forma sobrecogedora, por medio del magistral arte de los eminentes maestros escultores e imagineros españoles. Y, casi sin darnos cuenta, nos lleva a la meditación y oración. No podemos evitar que en lo más hondo de nuestra alma surja, aunque sea muy breve, una devota oración.

Más que los r4elatos del Evangelio, nos impresionan éstas imágenes que desfilan estos días, que parecen hechas más por ángeles que por hombres por el sello divino que tienen.

Las solemnidades de la Semana Santa tienen lugar en todas las provincias españolas, con sus características y peculiaridades como mencionaba antes, desde hace bastantes siglos. Generación tras generación, en un sin fin, han celebrado con esplendor litúrgico y espíritu penitente esta gran conmemoración, anual del mundo cristiano.

Desde el punto de vista turístico, las procesiones de Semana Santa, especialmente las más renombradas, como las de Sevilla, Zamora, Toro, Valladolid, Cuenca, Málaga, Murcia, Granada, tienen un intenso atractivo, porque son un insólito espectáculo de gran sugestión, único en el mundo, que produce atónita admiración y asombro, dejando perenne recuerdo en la mente. Un halo de hechizante misterio religioso flota en el ambiente de las magnas celebraciones, en las ciudades españolas, de esta Semana litúrgicamente tan singular y extraordinaria. Un suave mensaje, lleno de enigma, cala hondo en las almas.