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La incómoda verdad que enfrenta Alemania tras ataques en Colonia

La incómoda verdad que enfrenta Alemania tras ataques en Colonia
domingo 17 de enero de 2016, 22:11h

18ENE-16.- ¿Sigue siendo Alemania un país seguro? ¿Los atacantes sexuales de Colonia son refugiados? ¿Tiene el país el control de quienes traspasan sus fronteras? Los alemanes buscan respuestas.

Ataques sexuales y robos masivos, fronteras poco controladas y una creciente preocupación ante la posibilidad del aumento de la violencia contra los extranjeros son algunos de las piezas de un complejo puzzle que por estos días Alemania intenta sobrellevar.

Tras la ola de delincuencia que enfrentó Colonia la noche del Año Nuevo, llueven cuestionamientos hacia las autoridades locales, respecto de la política de puertas abiertas y el actuar de la policía para enfrentar lo que ocurrió ese día, cuando cerca de mil hombres -denunciados como extranjeros del norte de Africa- salieron a provocar disturbios y a atacar mujeres frente la estación de trenes de esta ciudad.

A poco más de dos semanas del suceso, la cifra de ataques denunciados asciende a 650 -de los cuales aproximadamente 330 corresponde a ataques sexuales- mientras más casos se suman en distintas ciudades del país, como Hamburgo, donde se han reportado otras 153 denuncias.

Y es que las multitudinarias celebraciones, con fuegos artificiales y fiesta en las calles, en la estación principal de trenes de Colonia, fue el escenario “ideal” para este tipo de agresiones, que según se ha señalado, fueron planificadas previamente a través de redes sociales.

Treinta y dos sospechosos han sido identificados por la policía, de los cuales 22 son parte del millón de solicitantes de asilo que llegaron a Alemania en 2015, según ha señalado la policía. En cuanto a sus nacionalidades, la mayoría proviene de países de Medio Oriente y del norte de Africa. Los operativos para detenernos ha sido tal, que la recompensa por información respecto a los atacantes alcanza los 10.000 euros.

Brazos abiertos

Las consecuencias políticas de esta ola de ataques no se han hecho esperar. El lunes pasado, la canciller Angela Merkel asumió que su país no tiene el control de lo que están enfrentando. “De repente, estamos enfrentando el desafío de los refugiados que están viniendo a Europa y somos vulnerables, como vemos, porque no tenemos el orden. El control que nos gustaría tener”, señaló.

El martes, el ministro del Interior Thomas de Maizière (CDU) y el ministro de Justicia, Heiko Maas (SPD) señalaron que los extranjeros culpables de cometer ataques físicos y sexuales, resistencia a la policía o daños a la propiedad podrían ser deportados, endureciendo así las posibles sanciones a los infractores. Además se anunció la creación de una tarjeta de identificación electrónica para quienes crucen la frontera en búsqueda de asilo mantener el control de quienes ingresan a Alemania.

“Lo que ocurrió en la noche de Año Nuevo son actos criminales terribles, que requieren una dura respuesta”, insistió Merkel, agregando que la nueva política entrará en vigor cuanto antes. No obstante, también pidió no confundir ni generalizar el repudio hacia los delincuentes respecto del resto de la población inmigrante.

Pero las críticas van y vienen a través de los medios. El viernes, el ex canciller Gerhard Schroeder advirtió en declaraciones al diario Handelsblatt que “la capacidad de recepción, la oferta y la integración de los refugiados en Alemania son limitadas. Todo lo demás es una ilusión”, dijo, calificando esta situación como peligrosa. Por otro lado, Jasper von Altenbockum, editor del conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) aseguró en una columna que los incidentes de Colonia eran un punto “sin retorno” y que lo sucedido, a pesar de que las autoridades finalmente reconocieran su responsabilidad por lo sucedido, representa una cultura de bienvenida o recepción mal entendida que aún no es aceptada por los mismos.

Policía cuestionada

Según una encuesta publicada el jueves por ARD, tras lo ocurrido en Colonia, el apoyo a la coalición de Merkel bajó dos puntos porcentuales, llegando a 37%, mientras que la Alternativa para Alemania, reconocida por su oposición a las políticas de la canciller subió cerca de un punto, alcanzando un 10% de aprobación.

La verdad asumida por Merkel no es la única que ha generado controversia. La policía también está en el ojo del huracán por su pasividad ante los hechos: habría recibido información respecto a los asaltos y ataques sexuales y no habría actuado con celeridad, principalmente al verse sobrepasada por la cantidad de denuncias. Esto provocó la salida del jefe de la policía de Colonia, Wolfgang Albers. El ministro de Interior de Renania del Norte-Westfalia, Ralf Jäger, acusó a la policía de Colonia de “un error grave” en su gestión, calificando su actuar como “inaceptable” y criticando la falta de transparencia en la información entregada a la opinión publica: la verdad se dio a conocer recién cuatro días después de ocurridos los hechos.

Como si fuera poco, el puzzle se hace aún más complejo ante la preocupación por el aumento en la violencia contra los inmigrantes. El domingo pasado en Colonia, un grupo de personas atacó e hirió a seis paquistaníes y a un ciudadano de origen sirio cerca de la estación de trenes.

Al mismo tiempo delincuentes atacaron a un ciudadano sirio. El lunes en Leipzig, el grupo anti musulmana Pegida realizó una manifestación que culminó con más de 200 detenidos. En medio de este ambiente, decenas de refugiados salieron a repartir flores ayer en Colonia, mientras que en Stuttgart miles protestaron contra el racismo y la violencia que sufren las personas que buscan asilo. Estas mismas escenas se repitieron durante la semana en Berlín.

Reacciones de los refugiados

Hasta mediados de diciembre 2015 se habían registrado 850 casos de violencia contra centros de refugiados en Alemania, más de cuatro veces que en 2014.

Pero la otra cara de la moneda muestra una Alemania dispuesta a aceptar las nuevas condiciones demográficas a quienes buscan integrarse y desmarcarse de lo ocurrido en Colonia.

Una encuesta del instituto Forsa dada a conocer el domingo pasado, señaló que un 60% de los alemanes no cambió su opinión respecto a los inmigrantes tras los hechos de Colonia, contra un 37% que sí está más preocupado por la situación.

Los mismos refugiados han salido a defenderse llamando a no generalizar posturas. A través de redes sociales han subido fotos con el mensaje #SyrerGegenSexismus (Sirios contra el sexismo). Bajo el mismo lema se creó un grupo en Facebook para el acto realizado ayer en Colonia.

“Nosotros los sirios, especialmente los que estamos en Alemania, sentimos lástima por los acosos sexuales y los robos que sucedieron durante el Año Nuevo en Colonia, Hamburgo y otras ciudades de Alemania. Y le pedimos a las autoridades alemanes que se castigue a estos atacantes con las penas más duras, y además les pedimos a las autoridades que los expulsen de Alemania, y confirmamos que este comportamiento criminal no expresa nuestra mentalidad y cultura. Estos criminales solo se representan a ellos mismos”, señaló el grupo.

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