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Diego Martel (1872-1912), un barítono grancanario

Diego Martel (1872-1912), un barítono grancanario

Por José Manuel G. Torga

miércoles 30 de diciembre de 2015, 02:32h

30DIC-15.- Un libro ha rescatado de un prolongado olvido al barítono grancanario Diego Martel Alemán (1872-1912). La obra, que lleva el cuño de Beginbook Ediciones, surgió como fruto de la cooperación entre el autor, Pedro Schlueter, con quien colabora mediante materiales biográficos -cartas, fotos y otros documentos, incluido un diario de viaje a Filipinas – alguien que podía hacerlo y lo hizo: Armando Cabrera Martel, nieto del personaje sobre el que se ha puesto el foco

El canto y el recuerdo, sin duda emocionado de su vivencia en Filipinas, se habían conjugado en Diego Martel, ya de vuelta a Las Palmas cuando, a finales de octubre de 1899, se homenajeaba a uno de “los últimos de Filipinas”, Eustaquio Gopar Hernández, que quedaba entre los escasos héroes supervivientes de la resistencia en Baler, la gesta inmortalizada para varias generaciones españolas por una película y una emotiva canción. También los filipinos habían mostrado su respeto hacia aquellos soldados, valerosos al límite.

El “Diario de Las Palmas” publicó en su crónica de la velada musical, en el Teatro Tirso de Molina, el siguiente párrafo: “Diego Martel, con voz hermosa de barítono y con el buen gusto musical que le caracteriza, fue escuchado con entusiasmo por el público, cantando La mía bandiera, esta hermosa melodía de Rotoli…”

Diego Martel, natural de la Vega de San Mateo, fue seminarista en la capital grancanaria. En aquel centro obtiene buenas calificaciones; pero no consta hasta que nivel llega en la escala canónica. La época, por otro lado, permitía alternar los estudios eclesiásticos con la incorporación al Ejército como mozo, luego soldado de Infantería, cabo, sargento…opción que él aprovecha.

El ingreso en la Sociedad Filarmónica y la participación en su Junta Directiva no solo le abre las puertas de los conciertos sino también el “camino, con su buena voz, en las veladas musicales que se producían entonces”. También era incluido en los programas de otra entidad: la Unión Musical.

A la edad de 24 años marcha a Filipinas, con la graduación de sargento. El viaje le da ocasión para redactar un diario personal. Efectúa la travesía de Canarias a Cádiz; por tierra continúa hasta Barcelona y allí embarca, en el vapor “Montevideo”, rumbo a Port Said y, por el Canal de Suez y el Mar Rojo, a Adén. Aporta, más allá, referencias a Singapur, a Sumatra y a la llegada a Manila. Entre Barcelona y Manila, 7.300 millas, en 45 días. En el largo periplo, el joven canario reitera las comparaciones con su patria chica. Ya desde la Península Ibérica alude a teatros existentes en el itinerario.

El teniente Martel Alemán ocupa en Filipinas destinos burocráticos. Conoce, eso sí, al líder independentista Emilio Aguinaldo, a quien considera “simpático, respetuoso, muy amable y muy serio”. Entonces, según testimonia, todavía gritaba “¡Viva España! el rey, Filipinas española!”. No mucho tiempo después, el 12 de junio de 1898, fue proclamada la independencia de Filipinas. El general y luego presidente Aguinaldo, que había luchado militarmente contra España, sería condecorado con la más alta distinción de la Cruz Roja por el Gobierno español, a causa, precisamente, del correcto trato dado a los “héroes de Baler” y a otros prisioneros españoles. Al cabo de bastantes años, Emilio Aguinaldo declaraba que bajo España, los filipinos fueron ciudadanos españoles, mientras que, luego, bajo Estados Unidos, sólo fueron un mercado de consumidores y nunca ciudadanos americanos.

De vuelta a Las Palmas, Diego Martel reanuda sus actuaciones en espectáculos teatrales, elogiados en órganos de la Prensa canaria, como “El Telegrama”.

A comienzos del siglo XX, el maestro Santiago Tejera estrena en Las Palmas de Gran Canaria cuatro zarzuelas. En el reparto de las tres primeras, “Folías tristes”, “La Hija del Mestre” y “Navidades” tiene papeles el barítono Diego Martel, y revalida éxitos que contribuyen a su popularidad. Al margen, también destacó en calidad cantante de muestras del “folklore canario”, como las isas.

“La hija del Mestre”, inspirada al maestro Tejera por habitantes del barrio de San Cristóbal y su habla peculiar, en ese enclave extremo de la capital grancanaria, tuvo su estreno en el Teatro Pérez Galdós (1902). En 1924 conoció su reposición teatral y, en 1928, se hizo una versión cinematográfica producida por Gran Canaria Films.

Diego Martel, después de haber pasado algún tiempo en Fernando Poo, falleció en Las Palmas, poco antes de cumplir los 40 años. Con un siglo largo por medio, su nombre revive con los honores del libro, que potencia la memoria.

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