El avión de Gadafi se queda en Perpiñán

El grupo kuwaití Al Kharafi había firmado en el 2006 un contrato con el régimen de Gadafi para construir unresortturístico en la costa libia, el cual explotaría durante 90 años. Pero en el 2010 los libios se echaron atrás. En febrero del 2011 comenzó la rebelión libia, que derivó en guerra, y no fue hasta el 2013 que los kuwaitíes ganaron un pleito en un tribunal arbitral de El Cairo (aspecto que quedaba contemplado en el contrato, en caso de problemas) por el que podían obtener compensaciones. Así, Al Kharafi pretendía quedarse con el avión y revenderlo por 60 millones de euros.

El tribunal francés ha reconocido la “inmunidad de ejecución” en el caso del avión presidencial, pero el grupo kuwaití apelará el fallo. El problema ahora es que el Estado libio parece incapaz de pagar los 3 millones de euros de adeuda a EAS por el mantenimiento del avión, a fin de que no pierda su autorización para volar.

En noviembre del 2012, Javier Ortega Figueiral escribía enLa Vanguardia, tras descubrir el avión en el aeropuerto de Perpiñán-Ribesaltes, que “la orden de trabajo para el A340 es larga y costosa: tiene que ser despojado de maderas nobles y otros detalles para ser reconvertido de palacio volante en avión de pasajeros e incorporarse a las rutas de largo alcance de Afriqiyah, aunque por el momento sólo se está realizando el mantenimiento rutinario a motores e instalaciones eléctricas”. El equipamiento de lujo del avión incluía “baños con ducha jacuzzi, inmensos butacones de cuero plateado de dudoso gusto, mullidas alfombras, carísimos equipos audiovisuales de última generación o una amplia habitación con una cama, preparada con lencería de Versace…”